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Una AVALancha de corrupción (12.2.2015)

Que José Murat esté involucrado en escándalos de corrupción es una gran sorpresa… si vives en Mozambique, eres sordomudo y tienes 4 años. Para los mexicanos era un secreto a voces, que desgraciadamente ha sido documentado por un medio internacional (ojalá en México el nivel general de la prensa, particularmente de la televisión abierta, fuera más combativo).

Dentro de las explicaciones dadas por Alejandro Murat (“la casa no era mía, la compraron entre mi esposa y mi tío”) hay una que me parece muy trascendente pero que no he leído que haya sido suficientemente analizada: Murat Jr. dice que la casa se compró con un crédito hipotecario del que él fue aval.

No se necesita ser un banquero privado con 19 años de experiencia para ver que detrás de esa explicación yace otra fuente de preguntas: un banco mexicano no otorga créditos hipotecarios para propiedades en Estados Unidos. Es decir que el crédito viene de un banco gringo. ¿Y en qué condiciones da un banco gringo un crédito a un mexicano el 99% de las veces? Vía un back-to-back, es decir, prestando contra dinero invertido en dicha institución. En caso de un empresario formal eso está muy bien, pero ¿de dónde salió la inversión que sirvió de garantía para el aval? Para todo efecto práctico, es lo mismo que la familia Murat tenga un millón de dólares en un departamento a que lo tenga en una inversión que sirva de garantía para comprarlo.

Así como la Gaviota nos explicó golpeadito que tenía un contrato para su Casa Blanca (con condiciones completamente fuera de mercado, como todos los mexicanos menos Virgilio Andrade podemos deducir al leerlo), y Videgaray nos explicó que su Crédito Higa fue con una tasa mucho más barata que la que un banco ofrece a sus empleados sindicalizados (lo que todos excepto Virgilio Andrade pueden constatar en cinco minutos preguntando a alguien que trabaje en un banco), del mismo modo tenemos ahora el Caso Murat, donde la palabra “aval”, tan tranquilamente dicha por Alejandrito, más que exculpación parece autocondena.

¿Para cuándo la explicación de la razón por la que los bancos gringos los avalan, familia Murat?

Sochi y los Pretextos (11.02.14)

Sochi y los Pretextos

El tema del matrimonio entre personas del mismo sexo y los derechos de los homosexuales ha estado presente los últimos años. Algunas leyes absurdas en Sochi han puesto nuevamente el tema en las noticias, lo que en México se ha combinado con el rechazo de varios congresos locales a tocar el tema.

¿Por qué negarle a una parte de la población el derecho que otra parte sí tiene? Es absurdo. Varios pretextos se han intentado, repasemos algunos.

a) Es Antinatural. Primero habría que definir el tema. Hay animales que realizan sexo homosexual, y por otra parte la misma idea del matrimonio como contrato que confiere derechos y obligaciones no es que sea “de la naturaleza”. ¿No es “natural” porque no es mayoritario? Pues entonces tampoco es natural ser zurdo, tener los ojos claros, medir más de 1.90… Tampoco es natural usar anteojos, pintarse el pelo, usar pupilentes, extraerse el apéndice. La idea de lo “antinatural” es absurda en este caso.

b) En un matrimonio homosexual no se puede procrear. Cuando mencionan eso, más me queda claro que están poniendo pretextos. ¿O han escuchado a esas mismas personas exigir que no se puedan casar los hombres que ya se hicieron la vasectomía o mujeres con histerectomía? ¿O que una mujer no se pueda casar tras la menopausia? ¿O que las personas estériles no tengan el derecho de casarse? ¿O que nadie pueda decir “me caso, pero no quiero tener sexo con mi pareja”, o “usaremos métodos porque no queremos embarazarnos”? No. Hay 100 maneras de que una pareja no procree, pero nada más se pretende prohibir la unión de dos personas del mismo sexo.

c) “El matrimonio no se define así”. La ciudadanía tampoco se definía como lo hacemos ahora. En Grecia ser ciudadano era ser hombre, blanco, dueño de tierras. Esa definición cambió, afortunadamente. El derecho al voto actual en México no se define como hace 70 años. Se amplió primero para que las mujeres pudieran votar. Y qué bueno. Luego se amplió a los mayores de 18 años. Y qué bueno.

d) Aceptar el matrimonio homosexual implica devaluar el matrimonio heterosexual. En serio, mucha gente piensa (es un decir) eso. Hagan de cuenta que el matrimonio homosexual fuera obligatorio. ¿En qué le afecta a un heterosexual que los homosexuales se casen? Les platico algo: a mí no me afecta en nada. A mi matrimonio tampoco. Como tampoco me afecta que una mujer se case con un hombre por interés, o que un hombre se case con una mujer porque le gusten sus tobillos.

e) Y llegamos al pretexto que está detrás de todo. El religioso. En la Biblia dice que hay que castigar a los homosexuales, cierto. También es cierto que lo dice más o menos en la misma parte que reglamenta las violaciones, dice la manera de tratar a los esclavos o comenta claramente que una mujer no puede ser jefa de un hombre. Para la gente que está en contra del matrimonio homosexual por motivos religiosos, le tengo un consejo: si dios es omnipotente y está en contra del matrimonio homosexual, que cuando haga su juicio final mande al infierno a quien haya usado o apoyado ese derecho. Mientras, en este planeta, dejemos que todos tengan los mismos derechos.

Confío que en 30 o 40 años este tema esté completamente superado por lo menos en las leyes (como el tema de los negros o de las mujeres). Aún quedarán ancianos y ancianas prejuiciosos (como sigue habiendo racistas o personas que no consideran a las mujeres intelectualmente capaces), pero tendremos una sociedad con leyes más justas. Ya algunos países han puesto el ejemplo, en México ya unas entidades federativas (y el poder judicial vía amparos) han enmendado el error. Que siga Veracruz. Que siga Chiapas. Que sigan todos los demás.

Lo Anormal Normalizado

Poco a poco empieza a conocerse el contenido de la llamada entre Trump y EPN, esa a la que nuestro Canciller Padawan Videgaray se refirió como “constructiva”.

No sabremos si Dolia Estévez tuvo fuentes mexicanas (como ella afirmó, yo no le creo) o, como parece más probable, fue beneficiaria de una filtración intencionada, al igual que ABC y CNN.

Así pasamos de una amenaza de invasión militar (versión Dolia) a un comentario como al aire, tal vez como una bromilla (versión CNN). Sin decir que la versión de CNN era 100% fiel, Videgaray comentó que era mucho más acercada a la realidad que la de Dolia.

Entonces las dos facciones de nuestra comentocracia tuvieron su momento: la prensa progre empezó, tras la revelación del dúo Aristegui – Estévez, a decir que EPN era un pusilánime que recibía amenazas y bajaba la cabeza, y vayan ustedes a saber qué concesiones estuvo dispuesto a hacer que acabarían con la soberanía nacional.

Y luego, el sector más cómodo con el oficialismo contraatacó: como siempre, la versión era un invento chairo, y era más creíble la versión CNN que la de Dolia. No hubo una amenaza de invasión sino apenas una oferta de ayuda. Vade retro, AMLO. Perdiste una, Epigmenio. Aquí no pasó nada, sigan todos con sus vidas.

¿En serio? ¿Es normal que un presidente le diga a un homólogo “tu ejército no ha hecho un buen trabajo, mis soldados pueden hacerlo mejor”? No sé si hay muchos otros antecedentes de países “ofreciendo” su ejército para realizar labores de seguridad pública y “noqueo” de ciudadanos del país vecino, operando desde dentro de ese país. Pero no recuerdo ninguno.

Queda claro que Trump no se refería a mandar soldados a su propia frontera, a lo que en todo caso tiene derecho. Queda claro que Trump no se refería a apoyo de inteligencia o acuerdos tipo Iniciativa Mérida, que con la auditoría ordenada en su Acción Ejecutiva más bien parece querer enterrar. No. Él habló de que soldados estadounidenses se hicieran cargo de algo que ni siquiera debería ser responsabilidad del ejército mexicano, que es el combate al crimen organizado.

Esa “oferta”, aunque no haya sido de amenaza, aunque no la haya dicho en tono golpeado, aunque no haya dejado a EPN balbuceando, es completamente anormal. Viola la Constitución Mexicana. Pondría a soldados estadounidenses bajo el mando de oficiales mexicanos, o viceversa. Si un soldado estadounidense rastrea hasta su casa y mata al peor criminal mexicano, ¿no sería lisa y llanamente un homicidio? ¿O el monopolio legal de la fuerza pasará a ser duopolio estado mexicano – ejército estadounidense? ¿Estarán los soldados estadounidenses sujetos a las leyes y códigos castrenses mexicanos? No se necesita rascarle mucho para darse cuenta de que no es normal, lo diga Trump como lo diga, esa propuesta. Si Videgaray llama a eso “diálogo constructivo” y la prensa apaciblemente dice “aquí no hay nada que ver”, creo que no estamos entendiendo que no entendemos.

Si el problema del tráfico de personas, armas, drogas y contrabando es binacional, desde luego que hay que buscar opciones bilaterales. La cooperación entre vecinos y socios comerciales debería ser muy alta, en beneficio de ambos. Obviamente hay muchas cosas que podrían hacerse mejor, y está en el mayor interés de México tener la mejor relación posible con Estados Unidos.

Pero no, no es normal una amenaza de mandar a un ejército a hacer funciones de policía a otro país. No es normal calificar una llamada en donde se hace ese comentario como “constructiva”. Y no es normal que buena parte de la prensa diga “sí dijo lo de las tropas pero fue tan suavecito que casi ni se notó”. No.

A mí me preocupa mucho que Trump, una persona con profundos sentimientos antimexicanos, sea presidente de Estados Unidos. Y me preocupa más que sea EPN quien tenga que negociar con él, desde el lado mexicano. Si su principal referencia diplomática es el Canciller Padawan Videgaray, quien se muestra más afectuoso con Trump que Melania, pues ya entonces la preocupación se torna angustia.

No, EPN. No, Canciller Padawan. No, prensa alineada. No es normal.

De TOP GEAR y la entelequia de lo mexicano (7.2.2011)

Hagamos un resumen rápido de la sabiduría común: Los “ingleses” dijeron cosas muy feas de los “mexicanos”. A partir de ese supuesto, algunos connacionales pasaron desde la abierta petición de censura y disculpa pública hasta quienes dijeron que en última instancia, varios de los adjetivos sí reflejaban parte de la realidad. Mucha gente se quejó de los estereotipos para acto seguido regresarle a los ingleses comentarios muy similares. Pocas personas repararon en el hecho de que la enorme mayoría de los mexicanos terminaron enterándose de la existencia de un carro diseñado y hecho en nuestro país gracias a un programa de televisión pública inglesa (de los miles de millones de pesos que se gastaron en los festejos del Bicentenario, algo de promoción al respecto no hubiera estorbado).
 
Y desgraciadamente el ataque de chauvinismo que desató el programa se encaminó más en revanchas de adolescente (“la tuya en vinagre”) o en autocrítica generalizante (“algo de razón tienen”) que en seriamente evaluar la conveniencia de comprar un carro mexicano, que personalmente creo que es la mejor manera de enfocar la situación.
 
Pero vamos un paso más atrás: Creo que la mayor parte de la gente está partiendo de dos premisas falsas, ambas referidas a conceptos que intuitivamente tenemos pero que no encuentran sustento en la realidad:
 
1. “Los ingleses dijeron”: Los ingleses no dijeron nada. Dos conductores de televisión que ocurre que son ingleses, junto con otro que ocurre que es escocés, con la venia de un productor australiano, hicieron chistes que estereotipaban a los mexicanos. Los comentarios no vinieron de todos los ingleses, ni de la mayor parte de ellos. No fueron hechos por el Primer Ministro ni por la Reina. La cadena BBC no suscribió los comentarios. Al final, tres conductores utilizaron su humor con respecto a un tema, en uso de su libertad de expresión.
 
2. Más importante aún: El término “los mexicanos” como tal es una entelequia. ¿Hay mexicanos flojos? Desde luego que sí. También hay otros muy activos. ¿Hay húngaros obesos? Desde luego que sí, y también los hay flacos. ¿Hay filipinos que despierten y que no les agrade saberse filipinos? Seguro. También habrá en Filipinas quien cada mañana agradezca a su dios o al destino el haber nacido con esa nacionalidad.
 
Porque la única característica que verdaderamente tenemos en común los mexicanos es que aplicamos alguno de los supuestos del Artículo 30 de la Constitución. Nacimos en territorio nacional, o nuestros padres lo hicieron, o seguimos un trámite de naturalización. Cualquier otro “sospechoso común” de ser la verdadera esencia de “lo mexicano” es falso.
Dentro del pequeño microcosmos de mis amigos en FACEBOOK, encuentro que en los últimos tres meses han participado en mi MURO (con ME GUSTA o comentarios) personas de religión católica, cristiana, testigos de Jehová, judíos y ateos. Dentro de varias de las clasificaciones anteriores ni siquiera hay homogeneidad: algunos católicos son más devotos y van a misa cada domingo, mientras que otros no podrían decir cuándo fue la última vez que se confesaron. Dentro de los cristianos, algunos nacieron con esa fe y otros eran católicos y terminaron convirtiéndose o están en proceso de. Algunos ateos se autodenominan agnósticos, otros ateos pensantes, otros ateos escépticos y por ahí tenemos un ignóstico. No es la religión (y mucho menos la Virgen de Guadalupe) un factor en común de “lo mexicano”.
 
Algunos de mis amigos nacieron en México y hoy viven fuera de nuestro territorio. Otros nacieron en otros países y por decisión propia o por trámites paternos terminaron siendo mexicanos. Ni vivir ni haber nacido en México es un factor en común.
 
Dentro de los estereotipos que en México generalmente usamos pero que ahora parece que nos dieron urticaria, a mí me ha tocado que me digan que no soy “un buen mexicano” porque no me gusta el tequila. A mi esposa sí le gusta. Pero a ella no le gusta la música de mariachi y a mí sí. La comida mexicana tiene buen prestigio internacional. Pero realmente tendríamos que estar hablando de comidas regionales, pues poco tiene que ver la cocina oaxaqueña con la duranguense. Un coctel de camarones en Veracruz es muy diferente al que podemos pedir en Sinaloa. A varios mexicanos no nos gusta la comida muy picante. Millones de personas siguen las tradiciones populares (posadas, día de muertos, día de la candelaria) pero otros millones no. Varios indígenas no hablan español, no tienen acta de nacimiento ni se saben el Himno Nacional. En lo personal, me gusta nuestra bandera pero el himno se me hace que requiere una renovadita. La letra completa se me hace de una época superada, el hecho de que haga referencia a Su Alteza Serenísima (buena jugada del autor de la letra: un presidente-dictador convoca a un concurso para el himno nacional y el señor Bocanegra le incluye una línea donde lo nombra “el guerrero inmortal de Zempoala”. No sorprendentemente, ganó el concurso) no parece reflejar adecuadamente nuestro panteón de héroes nacionales. Ser mexicano entonces no es tener una afición a cierta música, ni bebida, ni comida, ni hablar español, ni tener acta de nacimiento, ni querer a los símbolos patrios, ni saber cómo se llama el presidente. NADA. Si cumplimos los supuestos del Artículo 30 de la Constitución somos mexicanos, nos guste o no. Los que no los cumplen no lo son, aunque quieran serlo. No existen “los mexicanos”, existimos individuos de nacionalidad mexicana.
 
Entonces, comentarios como los realizados por Top Gear (no por “los ingleses”) tienen algo de razón y algo de no razón. Esos mismos adjetivos referidos a cualquier otra nacionalidad también serían atinados para unos individuos y falsos para otros. Las nombres colectivos ayudan para entender en términos generales algunos procesos históricos (es más fácil decir “la guerra entre Alemania y Francia” que detallar qué intereses, grupos y personas particulares formaron parte de una guerra en la cual un alto porcentaje de la gente de esos países ni participó ni se enteró) pero dejan de lado algo que desde el punto de vista de la ideología liberal es fundamental: existimos los INDIVIDUOS, no grupos homogéneos nacionales, étnicos o religiosos. Dentro de esa individualidad podemos ponernos el saco de lo que a cada quien nos quede, desechar lo que no y reaccionar a favor, en contra o con indiferencia a los comentarios hechos por conductores de un programa de tele.
 
Al final, el humor termina siendo una cuestión de estereotipos y de reírse de algo o de alguien. Cada uno de nosotros ponemos la línea que separa lo “chistoso” de lo “grosero”. Afortunadamente en Inglaterra y en México la libertad de expresión existe en los hechos, y las redes sociales permiten que millones de personas, como su servidor, escribamos nuestra opinión.

Matemáticas Priistas con GeometrHIGA (4.2.2016)

Matemáticas Priistas con GeometrHiga

Como es bien sabido y ha causado derramamientos múltiples de bilis, ayer llegó el nuevo avión de la Presidencia de la República (que no del presidente) a su casa en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Yo, para meter polémica, estoy de acuerdo con la adquisición del avión. Primero empecemos desmitificando el costo, que cuando compramos un automóvil no le agregamos los servicios, tenencias, refacciones, gasolina, aceite, líquido de frenos y cambio de llantas que le haremos los siguientes veinte años, mientras que en el precio que se menciona del avión sí se están considerando todos los gastos de su vida útil de, digamos, cuatro sexenios.

La seguridad de EPN es muy importante. Y no, no es lo que parece. No es una defensa de su persona. Es que mal que bien (mucho más mal que bien) él fue electo para ser presidente. Y si su avión se estampa y él se muere, de entrada Osorio Chong (por quien nadie votó) tomará la presidencia, y luego el congreso dominado por el PRI-Verde-PANAL elegiría a un presidente interino (por el que votarían cuando mucho 628 personas).

¿Recuerdan que la mayoría de los electores se abstuvo de votar? ¿Recuerdan la campaña del voto nulo? Pues con la pena, los ciudadanos no generamos en el congreso los contrapesos suficientes. Porque en lo personal preferiría que quien sustituyera a EPN fuera acordado entre el bloque oficial y al menos uno de los partidos de oposición, a que sea nada más el bloque oficial. No es que el PAN, PRD, Movimiento Ciudadano o MoReNa sean partidos inmaculados. Pero sí por lo menos descartarían a algunas opciones extremas en caso de que fueran necesarios para la votación. Pero no lo son. Si el viejo 757 de EPN tenía un accidente con consecuencias fatales, nos quedaban casi tres años bajo la presidencia de ¿Beltrones? ¿Moreira? ¿Fidel Herrera? ¿La Gaviota? Básicamente de quien quiera el conjunto de diputados y senadores del PRI-Verde-PANAL.

Entonces es mejor contar con un avión que minimice esa probabilidad. No debería ser ese un tema. ¿Y quién sabe? Tal vez al gobierno le encanta que esa sea la polémica. EPN no lo compró, EPN lo usará menos de la mitad de su sexenio, y otros presidentes lo seguirán usando varios sexenios más.

¿En dónde creo que debería estar la polémica? En el estacionamiento del avión. El hangar construido por Grupo HIGA. Aún imaginando que se le haya asignado sin favoritismo (jajajajajaja), que no hubo tráfico de influencias (jajajajajajajajaja) y que no le hayan metido importantes sobrecostos para repartir entre compadres (jajajajajajajajajajaja) pues la verdad es que las cuentas no dan. Nada.

El costo del hangar fue de $1,000,000,000. Mil millones de pesos. Para que el avión no se moje. Para que no le dé el polvo. Para que no lo pique un mosquito con chikungunya. Podemos suponer que el avión anterior estaba bien resguardado, y el nuevo mide apenas 10 metros más. ¿De verdad tenían que rehacer todo y gastarse mil millones, mismos que facturará quien hizo la Casa Blanca? ¿Por diez metros extra?

El aeropuerto actual de la ciudad de México será sustituido por uno que se inaugura el 20 de octubre de 2020. O sea que desde que llegó el avión (ayer) hasta que se mude pasarán 1,720 días.

Entonces el costo si el avión SIEMPRE duerme ahí es de $581,395.35. Más de medio millón de pesos por noche. ¿Está caro el valet parking, no? Más caro que hospedarse en un hotel en Dubái.

Pero la idea del avión es que sea utilizado. A EPN le gusta viajar hasta con el perico. Y viajar lejos. Vamos a pensar que en los casi cinco años que sigue abierto el AICM el avión duerme fuera de su hangar (ojo, recuerden escribir “hangar” con “h” de “HIGA”) durante 120 días. Suena conservador. ¿Pues qué creen? Que el costo por noche utilizada se va a $625,000 diarios. Ya quisieran el St. Regis o el Four Seasons tener esas tarifas. Y no sobre Reforma, sino en plena delegación Venustiano Carranza.

No se preocupen por el costo del avión. Es el de mercado. La seguridad de EPN es importante para los que son priistas e importantísima para los que no lo somos. No. Indígnense por el hangar que en adjudicación directo le dieron a Higa, y por el costo por noche que nuestros impuestos pagarán para que al 787 no se le vea ni una patinada de mosca.