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To Starbucks or not to Starbucks?

To Starbucks or not to Starbucks?

Para pocos es novedad que de hace una semana para acá hay un movimiento para que la gente deje de comprar productos gringos. Posiblemente uno de los casos que más se han usado es el de Starbucks, aunque Ford no se ha quedado muy atrás.

Los que están en contra han usado varios argumentos, algunos de los cuales incurren en una serie de falacias, sofismas y mentiras para disuadir a los que pretenden decir “adiós, [inserte nombre de marca gringa]”.

Desde luego que nadie me ha pedido mi opinión, pero ahí va.

EL ARGUMENTO DE LA PÉRDIDA DE EMPLEOS MEXICANOS

Starbucks México emplea casi exclusivamente a mexicanos. Digamos por simplificar que por cada 10,000 cafés vendidos adicionales, Starbucks contrata a un nuevo empleado. Si no se venden esos cafés, ese empleo no se generará. Del otro lado, por cada x porcentaje que le bajen las ventas a Starbucks, tendrá que despedir personal.

Eso es muy cierto.

Pero no se pierden empleos: los 10,000 cafés que no venderá Starbucks los venderá alguien más. Una empresa mexicana, coreana, azerbaiyana, colombiana, angoleña o lo que gusten. Da igual. Esa cafetería contratará al mexicano que Starbucks no. Igual esa cafetería invertirá, pagará renta, impuestos… lo único que habría es una pérdida de empleos mexicanos EN Starbucks que se compensará con empleos mexicanos EN otra cafetería. Nadie ha planteado que quien quiere un café de Starbucks se quede en su casa o cambie a té, simplemente que busque otra marca.

Lo mismo con Ford: la comisión que el vendedor mexicano de la agencia mexicana de Ford no va a cobrar porque alguien decidió comprar Honda, será cobrada por el vendedor mexicano de la agencia mexicana de Honda. El empleo cuando alguien opta por un sustituto no se crea ni se destruye: simplemente se transforma.

EL ARGUMENTO DEL PROTECCIONISMO

El proteccionismo es malo, nos dicen. Funciona mejor el libre mercado, repiten.

Y vaya que tienen razón. Estoy 100% a favor.

En lo que les falla el razonamiento es en pensar que la libérrima decisión de cada persona de comprar lo que decida es proteccionismo, cuando en cambio es lo opuesto. Si yo mañana decido cambiar Kellog’s por Nestlé (Hopp Schweiz!) no hay proteccionismo sino el uso de mi libertad.

Proteccionismo es impedir que Starbucks abra. Ponerle un impuesto confiscatorio. Multar a quien compre ahí. Agredir a quien vaya. Yo no he leído a nadie que lo pida. Que alguien decida comprar un producto – y no otro – no es proteccionismo. No te dejes engañar.

Gente a la que yo respeto mucho ha caído con esa idea. Pero ninguna decisión individual de consumo puede ser proteccionista. Imposible.

Y para cerrar este tema, es importante notar que uso “no gringo”, que no es lo mismo que “mexicano”. Si no estoy de acuerdo con el nacionalismo de Trump, no voy a caer en nacionalismo mexicano.

EL ARGUMENTO DEL ABSOLUTO

“Entonces qué”, dicen, “¿vas a quemar tu visa? ¿No vas a ver la NFL o Star Wars? ¿Vas a dejar de usar Whatsapp, Twitter y Facebook”.

Nuevamente, no he leído a nadie con una postura tan extrema. Yo interpreto la campaña como una reflexión sobre las decisiones de compra que tomamos, y el papel que la nacionalidad del producto tiene. Creo que la idea es que si encontramos productos no gringos que en nuestra opinión son equivalentes a los gringos que consumimos, podemos decidir comprarlos. Que la nacionalidad sea una de las variables. ¿Que la NFL es irresistible para ustedes? Véanla. ¿No pueden vivir sin Starbucks? No pasa nada. Pero si las ventas de productos gringos bajan 10%, la señal para empresas, franquiciatarios maestros y gente que busca empleo será importante: en igualdad, varios prefieren lo no gringo. Eso puede incrementar la presión de empresas estadounidenses a Trump, subiendo el costo de sus decisiones y retórica.

EL ARGUMENTO DEL FRACASO DEL BOICOT

Esta película ya la hemos visto antes. Televisa ahí sigue, Bimbo y Soriana también. No sé si Gael ya vuela en KLM pero miles de mexicanos lo hemos hecho desde que, todos lo vimos, no era penal.

¿Qué pasa si este boicot fracasa miserablemente? ¿Si nadie cambia sus hábitos de consumo? En mi opinión no pasa nada. Con que centenares de miles, tal vez millones de mexicanos, le dediquen unos minutos estas semanas a ver qué compran y por qué, creo que ganamos todos. Si al final resulta que por lo que sea (malinchismo, amor por Estados Unidos, buena calidad, fortaleza de marca) todos reafirman sus mismas decisiones de compra, creo que terminan mejor. Nunca estorba plantearnos preguntas sobre el origen, alternativas, ventajas, y cualesquiera otras características que cada uno considere relevantes.

Starbucks, por ejemplo, tiene su sede en una ciudad que votó abrumadoramente contra Trump. Además ha anunciado que contratará migrantes en Estados Unidos. ¿Pesa más eso, o pesa más el origen de la compañía? ¿O ninguno de esos factores es relevante? Que cada quien decida.

¿Yo qué voy a hacer? Sabido es por quienes me conocen que el estilo gringo, en varios aspectos, nunca me ha gustado. No haré mucho cambio: lo que compro de allá suele ser lo que considero claramente mejor que las alternativas, y así seguiré. No, no quemaré mi visa. Sí, me seguirán viendo con mis playeras del Hard Rock Cafe. Y en igualdad de circunstancias, preferiré lo no gringo.

Tasa de reemplazo (28.01.14)

Tasa de reemplazo

No pretendo decir que todo tiempo pasado fue mejor. Pero ante la muerte de José Emilio Pacheco me puse a reflexionar sobre la literatura mexicana.

Lo primero que me vino a la mente es que en mi opinión no se está generando el talento necesario para reemplazar a los que se están yendo.

Escritores como Octavio Paz, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco, Jaime Sabines nos han dejado en los últimos años. Además, México fue imán de varios escritores que hicieron aquí parte de su vida y obra, como Juan Gelman, Alejandro Rossi, Eliseo Alberto o Augusto Monterroso.

¿Quiénes quedan de la vieja guardia? Hay varios nombres de trayectorias muy disímbolas, como José Agustín, Fernando del Paso, Vicente Leñero y Sergio Pitol. Pero es poco realista pensar que lo mejor de sus plumas está por venir.

Roberto Bolaño (lo cuento como mexicano por la misma razón por la que podría poner a Monterroso como tal) falleció prematuramente. Los viejos opinan que es un escritor sobrevaluado, en algunos jóvenes provocó un efecto similar al de Rayuela con su “2666” o sus “Detectives Salvajes”. En cualquier caso, corrió la misma suerte del que para mí era el escritor que podía llegar a equipararse con los arriba mencionados, Daniel Sada. Jorge Volpi no se murió, pero tras una espléndida primera novela se ha ido apagando.

No digo que no haya talento en las letras mexicanas contemporáneas, desde luego no he leído a todos ni quiero erigirme en juez crítico. Hay escritores interesantes como Guillermo Fadanelli, Julián Herbert, Juan Villoro y tal vez el más famoso de ellos, Xavier Velasco. Sin embargo, no creo que ninguno de los tres tenga el talento suficiente para llenar el lugar de los anteriores. Desde luego cada quién tendrá su estilo, pero así como Octavio Paz puede equipararse a Alfonso Reyes, no veo a esta generación tomando el relevo de la anterior. Xavier Velasco me cae bien, su modo de escribir es muy agradable, pero por ejemplo para mí “Diablo Guardián” es la fusión entre “Las Travesuras de la Niña Mala” de Vargas Llosa por un lado y “De Perfil” de José Agustín por el otro (salpimentado con “Un Hilito de Sangre” de Eusebio Ruvalcaba, que a su vez es hijo directo de “De Perfil”).

Creo que el lugar de Monsi o Dehesa en la crónica sí tiene dignos herederos. También editorialistas como Granados Chapa están bien representados, en mi opinión. Pero creo que en novelistas, cuentistas y poetas nos estamos quedando cortos en la tasa de reemplazo. No creo que en las últimas décadas se haya escrito una novela de largo aliento de la calidad de “La Región Más transparente”. No veo a un mexicano ganando en 20 años un Premio Nobel de Literatura, como Octavio Paz. Además, ¿qué escritor mexicano podría tener su poder de convocatoria hoy para hacer algo estilo “La Experiencia de la Libertad”? Uno de los directores más famosos del cine mexicano de hace un par de décadas, Jaime Humberto Hermosillo, usó en su película “Amor Libre” fragmentos de Jaime Sabines. ¿Hoy qué poeta usarían los directores? Yo, que tuve la oportunidad de irlo a ver a sus recitales en Bellas Artes o la UNAM, aparte de recordarlo con mucha emoción, me pregunto qué poeta actual abarrotaría esos recintos, donde literalmente miles de personas escuchaban con admiración varios de sus poemas menos conocidos, y declamaban como si fuera canción pop algunos de los más famosos.

Antes de recibir sus reclamos, aclaro: hablo de mi opinión personal. En estas líneas hay muchísimas omisiones y deseo equivocarme. He disfrutado mucho la literatura mexicana, y prefiero pensar que lo mejor está por venir. Pero tengo mis dudas.

Endeudarse está en Griego (28.01.15)

Endeudarse está en griego

Grecia ha sido el país de la Zona del Euro más afectado desde la crisis financiera de 2008. En realidad ningún país salió indemne, pero por diferentes razones hubo algunos más castigados.

El caso de Grecia es extremo: durante muchos años su gobierno despilfarró recursos públicos. Mantenía programas sociales loables en el papel pero insostenibles en la práctica. El nivel de corrupción era elevado, tener al euro como moneda les daba una sensación de invulnerabilidad y se pusieron a gastar en obras públicas que terminaron sin servir.

Para cumplir con los requisitos de pertenencia al euro debían cumplir ciertos requisitos de techos de endeudamiento. Lo que tal vez no imaginaban los alemanes, franceses y holandeses que pusieron las reglas es que los griegos iban a presentar buenas cuentas con la poco digna herramienta de maquillar vilmente cifras.

Cuando fue obvio que los griegos tenían un serio problema de deuda sonaron las alarmas: había que ayudar al socio gastador, pero a cambio se le pedía que dejara de endeudarse paulatinamente.

Llevamos cinco años ya con esa situación: Grecia ha empezado a reducir el ritmo con el que se endeuda cada año. Pero no sólo no paga su deuda anterior: necesita que le presten para seguir gastando de más.

¿Les ha pasado que un amigo o pariente le pida prestado alegando una gran necesidad solo para ver sus fotos con el pomo en el antro el siguiente fin de semana, y el otro, y el otro? (A mí sí. No es agradable).

Imaginen que le dicen al amigo “ya no puedo prestarte más. Tienes deudas conmigo desde hace años y en vez de saldarlas cada vez me pides otro dinerito. Y no pareces hacer cambios en tu estilo de vida para generar ahorros y pagarme”.

Ahora imaginen que el amigo se indigna, dice “no te metas en mi vida, soy adulto autónomo independiente libre y soberano y no tienes por qué decirme en qué gastar mi lana”, y acto seguido… te pide más dinero prestado.

Esa analogía resume muy bien la tragedia griega. Muy dignos para gastar de más, muy ágiles para pedir prestado, unos campeones en justificar su despilfarro y prácticamente invisibles a la hora de pagar.

Traigo el tema a colación porque este domingo hubo elecciones en Grecia. Una coalición de partidos llamada SYRIZA convenció a los electores de un país muy endeudado y que cada vez se endeuda más de que está en crisis por culpa ¿de quién creen?, de quien les presta dinero y les dice “pero ya no te endeudes tanto”. Con la populista propuesta “di no a la austeridad” conquistaron al electorado. Desde luego los griegos pueden votar por quien les venga en gana. Lo chistoso es que crean que los problemas de deuda se resuelven endeudándose, y que quieran no pagar la deuda de años anteriores pero pidan más dinero prestado para seguir gastando de más.

Los griegos pagarán muy cara esa insensatez. Es curioso cómo en Grecia votan contra sus propios intereses en un acto irracional.

En otras noticias de insensatez, votar contra los intereses nacionales y actos irracionales, el PRI encabeza las encuestas para las elecciones federales de junio.

¡Griegos, no están solos! El masoquismo mexicano los acompaña en su lucha.

El Apocalíptico que se Integró (22.1.2013)

EL APOCALÍPTICO QUE SE INTEGRÓ

Pocas personas han escuchado hablar de Mark Lynas. Pero sí de las campañas que encabezó: él lideró el movimiento en contra de los alimentos transgénicos. Sin ninguna base científica exigió que se prohibieran, participó en la destrucción de algunos cultivos y se la pasó sembrando dudas. Que si causaban cáncer. Que si era una conjura de las grandes empresas para acabar con los campesinos. Que iban a provocar alergias. Que usaban pesticidas dañinos. Que se alteraba el suelo.

Hoy, varios años después, no hay un solo caso documentado de una persona que haya consumido alimentos transgénicos y como consecuencia de ello le haya dado cáncer o alguna otra enfermedad seria.

Tras años de revisar evidencias científicas para buscarle los “peros”, Lynas cambió de postura. Ahora está a favor de los transgénicos.

En lo personal creo que los alimentos modificados genéticamente son una gran parte de la solución al problema del hambre. Se puede hacer comida más resistente a plagas, temperaturas extremas o descomposición. Se puede hacer comida con más proteínas, vitaminas y minerales. Verduras más grandes, reses con menos grasa. Incluso se puede introducir genéticamente vacunas a los alimentos.

Claro, habrá quien prefiera cultivos orgánicos “tradicionales”, y esa actividad seguirá mientras haya quien esté dispuesto a consumir. Pero lo que no se vale es prohibir a los transgénicos sin ninguna base.

Ayer se anunció el hallazgo de un manto acuífero que es suficiente para cubrir la demanda de la Ciudad de México por los siguientes 100 años. Cada vez hay más turbinas eólicas. Cada vez es más barato hacer potable el agua de mar. Cada vez se usa más la energía solar. Los que tenemos hijos pequeños sabemos que en sus escuelas les están enseñando a cuidar la ecología de una manera muy activa (yo a su edad no tenía idea de lo que era “reciclar” ni separábamos la basura). La última contingencia ambiental en el DF se dio a fines del año pasado con 110 puntos IMECA, cuando en 1992 (por ahí de abril, si mi memoria no falla) tuvimos 398 puntos.

Claro que la actividad industrial y de consumo del hombre afecta al planeta. Pero ya dejemos de pensar que el mundo está cerca de terminar como nos quieren vender los apólogos del apocalipsis.

P. D. Me gustó la frase “apólogos del apocalipsis”.

P. D. 2. Sí, el título de este texto está inspirado en el libro de Umberto Eco.

Sobremesa moderna (19.01.2016)

SOBREMESA MODERNA

– ¿Qué haces pegado a la pantalla? Mi generación es la de los que crecimos en los sesentas, setentas y ochentas, hijo.

Nosotros no teníamos sillas especiales de bebé en los carros, y bebíamos agua de la manguera. Ningún niño iba al sicólogo y no teníamos celulares. A los papás no les podías levantar la voz y en las comidas familiares nadie estaba pegado a aparatos electrónicos. Jugábamos en la calle futbol con latas y si invitabamos a salir a una amiga, pasábamos por ella a su casa, tocábamos el timbre y usualmente salía el papá o la mamá.

En mi generación no éramos tan remilgosos como los niños de ahora, no daban medallas a todos nada más por participar y al bullying le llamaban simplemente “molestar”.

Grabábamos nuestra música en casetes, directamente de la radio, esperando que el locutor no hablara.

En mi generación, hijo, estábamos más tiempo en los parques o en casa de amigos. Además, nuestra generac…

– Oye, papi, ¿tu generación entonces es la de Peña Nieto, López Obrador y El Chapo? ¿La de Moreira, Montiel, Fidel Herrera y Javier Duarte? ¿La de los dirigentes de los partidos políticos y la mayoría de los diputados y senadores? ¿Puede presumir mucho tu generación en cuanto a premios nobel, o a medallas de oro en Juegos Olímpicos? ¿No es tu generación la que nos puso en un pésimo lugar en materia de corrupción, la que acumula gente en pobreza, la que ha llevado a la violencia en México a niveles intolerables, donde todos los días hay desaparecidos, secuestrados, violadas, asesinados? ¿Esa es la generación que tanto me presumes?

– Cállate y ten el iPad.