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Análisis Multifactorial del Precio de la Gasolina (o qué esperar de la Reforma Energética). [19.05.2014]

Análisis Multifactorial del Precio de la Gasolina (o qué esperar de la Reforma Energética).

Vamos a imaginar por un momento que el Congreso de la Unión aprueba una Ley Secundaria de la Reforma Energética que cumpla con todos los estándares que los liberales pedimos: la mayor competencia posible en todos los rubros de la cadena, cero corrupción en PEMEX y los organismos reguladores gubernamentales, estado de derecho que impida abusos de particulares, que no haya diezmos, prestanombres, empresas fantasma, protección a Romero Deschamps; que el gobierno no genere distorsiones de mercado, etc. Algo sacado de un cuento de hadas.

Si se dan todas esas variables positivas, hay algo que muchas personas, aunque no hayan ganado el Óscar a Mejor Director, se preguntan: “ya que tengamos todo eso que dicen, ¿cuándo bajará el precio de la gasolina?”.

El gobierno de EPN y varios legisladores priístas deslizan una idea: en un par de años el precio de la gasolina tendería a disminuir, fruto de esa competencia entre inversionistas privados que cuentan con capital, tecnología y experiencia (y además, incentivos a ser eficientes y rentables) de los que PEMEX carece.

Pero no es una respuesta que haya que tomar a la ligera. Me permití entonces hacer un análisis prospectivo, econométrico, geopolítico, de economía industrial, de comparativos internacionales y de otras variables relevantes.

La conclusión que arroja el modelo es inequívoca y reto a cualquiera del gobierno de EPN a que pruebe que mis conclusiones son erróneas.

La respuesta a la pregunta de “¿cuándo bajará el precio de la gasolina?”, y la de “¿qué precio tendrá la gasolina dentro de dos años?”, es inquietantemente similar: NADIE TIENE LA CERTEZA.

Sí se puede probar que en igualdad de circunstancias, una industria con competencia ofrece mejores precios que un monopolio, y que esa brecha aumenta cuando el monopolio es gubernamental, y que esa brecha se vuelve más grande que la falla de San Andrés (la de California, no de AMLO) cuando el monopolio gubernamental es manejado por la parte empresarial por el priísta EPN y en la parte sindical por el priísta Carlos Romero Deschamps.

Pero de eso a que alguien se anime a decir el precio de la gasolina en 2016 hay una gran distancia.

Veamos, repasando Economía I:

Si sube la producción de petróleo porque se encuentran yacimientos importantes fáciles de explotar o si una empresa descubre una manera de refinar petróleo que sea mucho más barata que la actual, el precio de la gasolina (caeteris paribus) debería bajar.

Si la gente empieza a comprar únicamente automóviles eléctricos o híbridos; si se hace una gran inversión en transporte público que no use combustibles fósiles o si la gente empieza a usar masivamente la bicicleta para ir a trabajar, pues caeteris paribus el precio de la gasolina tendería a bajar.

Si hay una guerra de Estados Unidos, Rusia, Kuwait y Arabia Saudita contra Irán, Venezuela, Iraq y Noruega en donde el principal blanco militar sean pozos petroleros y refinerías; o si se dan varios derrames petroleros alrededor del mundo que lleven a que autoridades ambientales limiten o prohiban o pongan impuestos al petróleo particularmente altos o multas desmesuradas a las empresas petroleras, caeteris paribus el precio de la gasolina tendería a subir.

Y si en México y en el resto del mundo tenemos una buena recuperación económica que permita que centenares de millones de personas compren autos; o si la recuperación económica es más modesta pero quienes compran autos se van por los de ocho cilindros y además el deporte nacional empieza a ser el de Arrancones Rápidos y Furiosos, caeteris paribus el precio de la gasolina tendería a subir.

Pero como sabemos, el mundo no caeteris paribus. Heráclito tenía razón. De aquí a dos años tendremos en México y en el resto del mundo miles de eventos y miles de millones de decisiones individuales que en algunos casos harán que suba la oferta de petróleo y en otros casos harán que baje; que en unos casos harán que suba la demanda de petróleo y en otros casos harán que baje. Y para hacerlo más interesante, esos efectos se verán reflejados en los precios internacionales del petróleo en tiempo real, y a su vez ese nuevo cambio en el precio modificará decisiones de todos nosotros, lo que llevará a un nuevo precio que a su vez hará que… bueno. Espero que hayan entendido la idea.

¿Cuándo bajará la gasolina? ¿A qué precio estará en dos años? Ni pinche idea. Esa respuesta es la correcta. Quien diga lo contrario miente.

En lo personal soy de los que prefiere poder comprar la gasolina de la marca que yo quiera, refinada por quien se me haga conveniente, producto del petróleo extraido por quien se me ocurra. No veo un escenario en el que yo prefiera que PEMEX siga siendo mi único vendedor a que sean PEMEX + EXXON + SHELL + TOTAL + BP + SLIM OIL + PETRÓLEO ALFA + PETROBRAS + OXXOGAS + STATOIL + cualquiera que le quiera entrar al negocio y yo de ahí elija. Por eso estoy a favor de una Reforma Energética de corte liberal, aunque no sepa si la gasolina en dos años estará más barata o más cara que hoy.

HUIQUILIKS de Grupo HIGA (23.12.2014)

HUIQUILIKS de Grupo HIGA

Mucho se ha hablado estas semanas sobre la relación de Grupo Higa y el gobierno de EPN. La polémica ha generado dos bandos: por un lado los que creemos que ahí hay un conflicto de interés tan grande que amerita que EPN pida al menos licencia temporal en lo que se investiga; por el otro lado están los paleros, los que creen explicaciones peregrinas y los que opinan que alguito de corrupción no es para tanto. Pero vamos a analizar la empresa a través de algunos datos básicos.

Misión:

Ganar en licitación sin competencia o adjudicación directa contratos tan disímbolos entre sí que harán preguntar a los expertos por qué si somos tan polifacéticos no somos contratistas de la NASA, Boeing, Rolls Royce y el CERN.

Visión:

Queremos ser la consentida de nuestro Señor Presidente EPN.

Valores:

Complicidad. Compadrazgo. Dando y dando. Impunidad. Ayúdame a ayudarte. No pido que me den, nada más pónganme donde hay.

Principios:

Nuestros principios están ligados al Grupo Atlacomulco. Nuestro éxito igual. Nuestro destino, lo mismo. ¿Casualidad? No lo creemos.

Accionistas:

10% Juan Armando Hinojosa
20% Familiares y prestanombres varios.
70% Grupo Atlacomulco, Sociedad de Irresponsabilidad Ilimitada.

Política de Construcción:

Ganar el contrato con sobreprecio. Subcontratar al que sí le intelija a la construcción*. Quedarse con la diferencia. Salpicar a los bienhechores.
* Aunque sean chinos.

Empresa Socialmente Responsable:

Grupo HIGA apoya a gente que no tiene trabajo a hacerse de una vivienda. ¿Que la actriz que habla golpeadito firmó un contrato que le impide trabajar por cinco años? Crédito. ¿Qué el economista desempleado quiere casa en Malinalco aunque no tiene chamba segura? Crédito. Y somos una empresa TAN filantrópica que hemos ayudado a mucha gente, y la opinión pública ni se ha enterado (ánimas que no se enteren).

Proyecciones Financieras Proforma:

Las que disponga el Señor Presidente de la República.

Garantía de Calidad:

EPN firmó con nosotros varios compromisos ante Notario… y a nosotros sí nos cumplió. Lo menos que podemos hacer es cumplir nuestra parte.

De Transparencia y Desarrollo Humano (8.12.2014)

De Transparencia y Desarrollo Humano

En medio de la vorágine informativa de los últimos meses, surgió un nuevo informe cuyos resultados fueron en mi opinión minimizados por la prensa.

Me refiero al reporte de Transparencia Internacional que pone a México en un muy vergonzoso lugar 103 en la clasificación de países menos corruptos. Una realidad que desde luego no gusta pero que sería muy infantil negar.

Creo que la noticia fue considerada como “una raya más al tigre” de la mezcla de un muy mal gobierno (en todos los niveles, de todos los partidos) con una población que ha hecho lo necesario para merecerlos. Sin embargo, creo que el asunto va mucho más allá. Lo que ese estudio nos presenta no es otro efecto más, sino la causa de los problemas.

Mucha gente sigue sin ver la conexión entre reducción de la pobreza y estado de derecho. Como muestra tuvimos en Chiapas el caso de un muy conocido delincuente que fue liberado porque sus familiares fueron haciendo protestas cada vez más subidas de tono, hasta terminar con uno de ellos incendiándose. No creo que como humanos debamos insensibilizarnos ante esos hechos. Pero sí que “liberemos al pariente para que ya no se queme más gente” no es una respuesta inteligente del gobierno del estado de Chiapas, una respuesta que no nos extraña a los que ahí nos criamos y que en mi opinión explica perfectamente por qué ese pobre estado (ya por favor dejen de decir que es un estado rico) suele ocupar los primeros lugares en marginación. Para mi escándalo, mucha gente justificó el chantaje.

La conexión entre falta de estado de derecho y corrupción por un lado, y pobreza por el otro, es en mi opinión bastente clara. La lista de países menos corruptos y la lista de países con más desarrollo humano se parecen muchísimo. Lo mismo aplica en el otro extremo.

Los países con más alto desarrollo humano han adoptado de manera muy clara, aunque con diferentes matices, reformas que en general podríamos calificar como “liberales”. Les ha quedado muy claro que es la iniciativa privada la que genera riqueza, y que la educación es clave para incrementar la competitividad. Han dejado atrás debates en los que en México seguimos enfrascados, en donde por ignorancia se ve a empresarios en su conjunto como ladrones que le quitan dinero al pueblo bueno y les conviene tenerlo oprimido.

Esa opinión no resiste ningún análisis: ¿qué beneficio le representa a Carlos Slim que haya millones de indígenas pobres? Más bien es al contrario: lo que a él (y a los demás empresarios) les conviene es más gente con más poder adquisitivo. Desgraciadamente en México tenemos una cultura de “capitalismo de compadres”, perfectamente ejemplificada con los vínculos entre Grupo HIGA y EPN, en donde todos los valores liberales (dentro de los que destaca el respeto por el estado de derecho como condición necesaria) quedan sustituidos por ver quién tiene los contactos adecuados.

México no abatirá de manera importante la pobreza sin tener un alto crecimiento económico. No es relevante cuánto dinero siga desperdiciando el gobierno con programas voluntaristas plagados de corrupción, esquemas como el de los ejidos son y serán un desastre aunque nos hayamos empeñado en subsidiar a los bisabuelos, abuelos y padres de los actuales ejidatarios, a los que seguimos subsidiando. Pero 80 años después no nos queda claro. El crecimiento lo dará el sector privado, que para florecer necesita de un estado de derecho y gente mejor educada.

Ya no nos hagamos bolas. Todos los datos están ahí. Dejemos de considerar que “como México no hay dos” y dejemos de ignorar la experiencia internacional. Hay dos tipos de sociedades que han generado progreso sostenible para la mayoría de la población: las liberales y las de los libros de ciencia ficción. Y esas sociedades liberales necesitan de estado de derecho y educación, algo en lo que el gobierno federal mexicano está muy preocupado en decir que está trabajando pero muy poco ocupado en hacerlo realidad (¿recuerdan a los maestros a los que les han rescindido el contrato por faltar tres días consecutivos a clases? Yo tampoco).

Mientras no veamos que la casa blanca de EPN, la impunidad con la que los normalistas saquean (y llevan décadas haciéndolo, aunque muchos se enteraron de la existencia de las Normales hace dos meses) y la facilidad con la que las instituciones de procuración de justicia se dejan chantajear son parte del mismo problema de ausencia de estado de derecho, y que eso no es algo incidental sino un dique al crecimiento económico y por ende a la reducción de la pobreza, seguiremos teniendo pésimas calificaciones en Transparencia, y por ende avances ridículos en Desarrollo Humano. Dejemos de sentirnos una ínsula y veamos qué hace que Suiza, Australia, Japón o Canadá. países de cuatro continentes distintos, estén con muy buenas calificaciones en ambos rubros. Las recetas son sencillas y están a la vista de todos. Desgraciadamente, sin omitir la enorme parte de culpa de la mayoría de la población, el principal responsable de poner en marcha las recetas es el gobierno federal encabezado por EPN. Me temo que esas no son buenas noticias.

Público y privado (4.12.2013)

Público y Privado

Soy liberal. Pienso que el mejor escenario económico (que no es utópico, perfecto, impoluto, simplemente el mejor) es el de la competencia entre entes privados, con el gobierno como árbitro que pone reglas razonables y hace que se cumplan.

La visión de López Obrador es la opuesta. Él piensa que lo público es mejor… O por lo menos eso decía.

Él se opone a cualquier tipo de Reforma Energética que implique un ápice de competencia a PEMEX. Está a gusto con un monopolio público, a pesar de todas las evidencias nacionales y extranjeras en contrario.

Cuando él era presidente del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas gobernaba el DF. Siguió Rosario, luego el propio AMLO, luego Encinas, Ebrard, Mancera. Llevan 16 años construyendo, en teoría, la red de hospitales que han tenido en mente.

Pero ¿a dónde va a atenderse el infarto? Y para los que digan que él no decidió, o que por ser urgencia no había tiempo de elegir, ¿dónde nació su último hijo? Quiso una buena broma del destino que fuera a un hospital que cotiza en Bolsa. Una de esas empresas propiedad de los “unos cuántos”, que no pagan impuestos por estar en los mercados bursátiles. No a uno de los hospitales que él inauguró. Llevan 16 años. ¿Cuánto se tardarían en componer PEMEX, como proponen?

Lo de menos es que debería mostrar sus declaraciones de impuestos para decirnos cómo le hace para pagar una cuenta de esa magnitud. Lo más importante, en mi opinión, es el pararelismo con el tema energético.

Es importante el petróleo. Sin duda. Pero es más importante la salud y la educación de los mexicanos. Y el gobierno es el principal proveedor de ambos servicios, pero permitimos que el sector privado nacional e internacional tenga escuelas y hospitales, siempre bajo la supervisión gubernamental. Y eso no parece quitarnos soberanía. ¿Y qué creen? Que habiendo opción pública y opción privada, AMLO se fue a la privada. Está en su derecho.

Entonces, ¿por qué le quiere quitar el derecho a los mexicanos a decidir a quién le compramos gasolina? ¿Por qué a fuerzas quiere que le compremos a PEMEX, a PEMEX y a nadie más que a PEMEX? Pongan opciones privadas, nacionales y extranjeras. Un marco regulatorio fuerte. Que siga existiendo PEMEX si quieren. Y ya los mexicanos decidiremos a quién le compramos y por qué. Hablo nada más de gasolina, desde luego que los industriales me dirían “mejor empecemos con el gas, pues el que nos da PEMEX es carísimo y escaso”.

En las campañas políticas, en general PRD-MC-PT se pronunciaron en contra de una Reforma Energética que modificara la constitución. El resto de los partidos, en cambio, la ofrecieron. El resultado fue de 16 millones de votos para los antirreforma y de 34 millones para los prorreforma. Por más que el notario de AMLO haya certificado que existen tortilleros, mandiles y hasta una gallina que anda por ahí, a pesar de lo que digan de Soriana (sin fundamento) o Monex (con fundamento), la diferencia en votos es abrumadora. No se borra ni con las cuentas que hacía AMLO en sus conferencias en el HILTON (hablando de congruencia). ¿Por qué no permiten que la mayoría en el congreso vote? Yo estoy en contra de la Reforma Fiscal, pero me queda claro que PRI-PRD-PVEM-PANAL tienen mayoría, y no veo por qué impedir que esa mayoría decida.

En fin. AMLO tuvo derecho a decidir sobre algo tan importante como su salud, y prefirió lo privado a lo público.

Dejen que los demás decidamos algo muchísimo menos importante como a quién comprarle la gasolina de nuestros autos. Los hipernacionalistas, si quieren, que sigan comprando en PEMEX. Yo evaluaré la que crea que sea la mejor opción y ahí acudiré.

Four More Years (1.12.2014)

FOUR MORE YEARS!

“Four More Years” es el grito entusiasta de campaña que usan en Estados Unidos los republicanos o demócratas cuando buscan que el presidente en funciones se reelija. Es un grito jubiloso, de esperanza. En México aparentemente tendremos “cuatro años más” de EPN. Me temo que la mayoría no está tan eufórica con la perspectiva. Yo ciertamente no lo estoy.

México necesita de un líder fuerte que ayude a resolver los múltiples temas nacionales, tal vez el más grave de ellos el de la falta de estado de derecho. ¿Por qué no creo que EPN pueda ser quien resuelva ese problema? Porque es parte del problema. Elemental.

Hay gente que dice que en caso de que EPN saliera, no se aprecia a algún sustituto que pueda conducir de manera eficiente el barco. A mí no me convence en absoluto ese argumento: creo que si un cerrajero roba dinero, hay que meterlo a la cárcel y ya después preocuparse por quién abrirá las puertas en la colonia. No tiene sentido dejar al cerrajero impune porque es el más hábil de la comarca. ¿Por qué tendría que ser diferente en este caso? Las leyes están para ser aplicadas y ya, y el asunto de fondo me recuerda mucho al Fraude Patriótico de Chihuahua, cuando Manuel Bartlett era Secretario de Gobernación. “Sí ganó la oposición las elecciones pero lo van a hacer peor que nosotros, entonces mejor nos quedamos”. Esa discrecionalidad, ese “la ley dice esto pero ahora no es el momento/no está el horno para bollos/ni modo que dejemos al Peje/el dólar se va a subir más/Manlio es la mano que mece la cuna” es justamente lo que nos tiene andando a gatas mientas otros países van corriendo. Si para EPN lo de la Casa Blanca es asunto cerrado y el tema de la transparencia se resume en “a partir de ahora los funcionarios públicos ______________”, estamos fritos. Nos rodean montañas de corrupción de las que ciertamente EPN no es el iniciador, pero tampoco podríamos esperar que decida pasar de beneficiario a combatiente si ni siquiera parece haber entendido el punto. Por lo menos a mí no se me olvidará nunca el tema, espero que a la mayoría de los mexicanos tampoco.El jueves EPN tuvo una oportunidad para por lo menos entonar un mea culpa. La desaprovechó. Y ni siquiera pudo su gobierno manejar bien la detención de un estudiante que muy probablemente haya participado en los disturbios de Palacio Nacional y los alrededores del aeropuerto porque se les ocurrió la puntada de levantarlo sin orden de aprehensión, como si estuviéramos en tiempos del Viejo PRI. Eso se lo atribuyo a que estamos en los tiempos del Viejo PRI. Mismas mañas, más copete.

¿Qué podemos hacer para los siguientes four more years? Yo sigo creyendo en la democracia como el menos peor de los métodos para elegir gobernantes. La única salida sensata que hoy veo, dado que EPN seguirá aferrado a la silla a la que llegó legalmente pero de la que éticamente debiera separarse, es el surgimiento de candidaturas independientes. Con los partidos políticos nuevos no nos ha ido bien. Y es muy difícil articular un movimiento nacional. Pero en cada municipio hay gente decente que más allá de su ideología u opiniones sobre grandes temas nacionales, puede administrar honesta y eficientemente las labores propias de la comunidad. No creo que se llegue a la meta pero 100 candidatos independientes que logren postularse en municipios importantes y dar por lo menos una pelea que supere lo meramente testimonial pueden ser la señal de alarma a los gobernantes de que ahora sí contamos los ciudadanos con opciones más allá de los partidos tradicionales más el gran ganador de las elecciones desde hace décadas: la abstención. ¿En dónde están esos valientes que se atrevan a entrar a la política mexicana sin estar arropados por un partido, a expensas de la animadversión de otros políticos, del crimen organizado y de las prensas locales mayoritariamente controladas por los vergonzantes Institutos de Comunicación Social de los gobiernos estatales? No lo sé. Ciertamente yo no soy de esos valientes. Pero con todos los riesgos que implica tener improvisados en asuntos públicos, no veo otro camino de aquí al 2018. Ya EPN dio muestra de que aunque lo cachen, no le da pena. El PRI sigue siendo la misma maquinaria de corrupción que los que nacimos en la primera década de los 70s conocimos de niños. Y la oposición, desgraciadamente, lleva años tratando de mimetizarse con las mañas priístas, demostrando para desgracia de México que son excelentes alumnos.

Las candidaturas independientes parecen diseñadas para hacerlas tan difíciles que terminen siendo una amenaza menor para… los partidos políticos que las aprobaron. Pero no veo otra alternativa. Desde luego que la presión en la calle (sin destrozos) y en redes sociales (sin mentiras) debe continuar, pero eso sólo servirá para moderar los excesos del gobierno, lo que no es poco. Pero ya EPN nos demostró con el tirititito del jueves que no termina de entender la magnitud del problema. Dos maneras adicionales a la movilización tiene la sociedad civil para mejorar este país: la primera y que está más a la mano es observar la ley (sí, aunque el gobierno no lo haga), prepararse más, informarse mejor y ser más productivos. La segunda es mucho más difícil pero no veo alternativas: materializar el descontento en candidaturas independientes, que sean independientes de partidos políticos (no chapulines que se queden sin nominación) y que sean independientes entre sí (para que sean más difíciles de cooptar).

En Estados Unidos el “four more years” va acompañado, cuando el presidente es reelecto, con un hálito de esperanza. Para la mayoría de los mexicanos, que según todas las encuestas desaprobamos al gobierno de EPN, estos four more years no serán tan gozosos. Intentemos ser mejores mexicanos por un lado, y repasemos los requisitos para ser candidato independiente por el otro. No es deseable que nos tengamos que seguir conformando con votar por el menos pésimo.