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Sin beneficio de la duda

Si estás prestando atención a periodistas, analistas y comentócratas en general, seguro te has encontrado con que muchísimos están hablando de darle el “beneficio de la duda” a Claudia.

Se equivocan completamente, y ahora que tengo un poco de tiempo les voy a comentar por qué.

La base de toda democracia liberal moderna es lo opuesto al beneficio de la duda. Y México, que aspiraba a ser una, iba en ese camino. Iba, del verbo ese barco ya zarpó.

Por eso se puso en la constitución un artículo delimitando las facultades del presidente. No, no se le da el beneficio de la duda. Se le dice expresamente “solo esto puedes hacer”.

Por eso el congreso le dice “solo puedes cobrar estos impuestos”. No se le da el beneficio de la duda pensando que va a cobrar lo justo. Y, del mismo modo, los diputados deben aprobar el presupuesto. No es de “confiemos en que gasta bien”.

Por eso hay una ley de Obra Pública. No es “vamos a darle el beneficio de la duda de que gastará bien”. No. Y posterior a eso hay rendición de cuentas, con órganos de transparencia obligados a informarle a quien lo solicite. ¿Y le damos el beneficio de la duda a esos órganos? Claro que no. Constituimos a lNAI, independiente al poder ejecutivo, para que se asegure que la información se da.

Por eso hay una Auditoría Superior de la Federación, porque no se le puede dar el beneficio de la duda a quien maneja billones de pesos cada año.

¿Tiene el presidente la atribución de llevar la política exterior del país? Sí. ¿Le damos el beneficio de la duda y que nombre como embajador a quien quiera? Desde luego que no.

Hace 40 años la organización de las elecciones dependía del poder ejecutivo. ¿Convenía darle el beneficio de la duda en que se iba a conducir con imparcialidad? Desde luego que no. Por eso el INE.

Y por eso en México se contaba con el maravilloso recurso del amparo. Como la autoridad puede abusar, se le da a los ciudadanos la oportunidad de defenderse. Y el poder judicial debe resolver conforme a derecho, no conforme a dudas benéficas.

Podría seguir y seguir. Va más allá de partidos y de países. Podemos teorizar si el antecedente más lejano está en la Magna Carta de Juan Sin Tierra en aquel 1215 en que la aristocracia británica le dijo “pues sí, eres el rey y sí, tienes derecho a pedirnos impuestos y siervos para usar en tus guerras. Pero ya no te vamos a dar el beneficio de la duda de que lo harás sabiamente, entonces mejor vamos delimitando hasta dónde nos puedes pedir”. Podemos elaborar sobre aquellas decisiones de los Founding Fathers de Estados Unidos pensando no en “beneficio de la duda” sino en “pesos y contrapesos”. Volteen a ver el diseño institucional de cada país exitoso y se van a encontrar con esos diques, frenos, salvaguardas, controles, requisitos, verificaciones cruzadas, reparto de facultades y muchos, muchos otros mecanismos adicionales que tienen como común denominador el no dar el beneficio de la duda.

Para los periodistas y analistas que andan con dudas cartesianas benéficas, dos comentarios que evidentemente olvidaron:

  1. Periodismo es publicar lo que desde el poder no quieren que se publique. Todo lo demás son relaciones públicas.
  2. El papel del periodista no es reportar que el político dice “está lloviendo”. Su papel es salir a la calle y comprobarlo. Porque, probablemente ya lo detectaron mis siete lectores, repetir que “está lloviendo” es darle el beneficio de la duda. No es ese el papel del periodista.

¿Por qué cayó Nixon? ¿Por qué se hizo público el acuerdo Irán – Contras? ¿Por qué Aristegui, Reforma, Animal Político, LatinUs o Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad establecieron unidades de investigación? Porque ese es su papel. Indagar, investigar, preguntar, sacar lupa. No dar beneficios de la duda, porque si lo hacen no tiene sentido formar esas unidades. Se basan en las declaraciones del gobierno y listo.

Ahora para terminar, en caso de que alguien me está leyendo todavía, hay un tema que une a esa pésima comentocracia con la situación actual. Claudia hizo campaña expresamente por el Plan C, que se basa en demoler todo ese entramado institucional para regresar a la decisión de quien lleva la presidencia (o de quien puso a esa persona ahí). Y esa comentocracia calló. Y por lo tanto, esa comentocracia cayó. Fracasó en señalar lo obvio. Que el proyecto del que Claudia era la candidata era un proyecto de destrucción.

Y ya estamos en el México en el que como político si le ganas una elección a la 4T te cortan la cabeza.

Y ya estamos en el México en el que si desde los medios incomodas al gobierno pierdes tu trabajo.

Estamos muy adelantados en perder todos los contrapesos existentes. Es desesperante leer a quienes en teoría saben un poco más y tienen el bagaje necesario para dimensionar lo que está pasando poner el foco en que es presidentA, que usó un vestido bonito y que, pues sí, hay que darle el beneficio de la duda.

Una buena y una mala

Tras las elecciones del dos de junio, a los que no votaron por la Calca les tengo una noticia buena y una mala.

La buena es que el segmento más grande de la sociedad NO fue el PRO-AMLO ni el ANTI-AMLO sino el NINGUNO DE LOS ANTERIORES, dado que los que no votaron son más que los que votaron por cualquiera de los dos bloques. Y ese segmento puede ahora contar con nuevas opciones para sentirse representado. Y en normalidad democrática estamos en la época en que por ley se pueden crear nuevos partidos políticos, los partidos existentes pueden evaluar si siguen en alianza o van por separado, las personas con proyectos políticos independientes pueden empezar a darse a conocer y generar estructura territorial, la Marea Rosa puede optar por ser partido político, los pocos sobrevivientes del PRD pueden empezar otro proyecto, MC puede intentar quitarse la etiqueta de esquirol, los que creen que el camino es la “izquierda verdadera” pueden intentar irse por ahí, los que creen que lo que se necesita es “derecha dura” pueden ver qué tanto apoyo reciben, los partidos de la Alianza pueden reflexionar sobre sus errores y presentar algo completamente diferente, y todas las opciones que se les ocurra. Sí, en normalidad democrática estaríamos entrando a un periodo de reconstrucción lleno de alternativas, sin tanta urgencia de inmediatez dado que las siguientes elecciones federales son dentro de tres años. No es imposible en normalidad democrática derrotar a un partido hegemónico a la buena. Son tantas y tantas las opciones que en normalidad democrática existen. Qué buena noticia.

La mala es que la normalidad democrática falleció el 2 de junio. El camino nos lo dijeron desde antes de las elecciones, la mayoría de los electores por acción u omisión no lo impidió, y ahora lo van a aplicar. Podemos seguirle la huella paso a paso: el primer paso fue que LA SEGOB anunciara el número de plurinominales que le iba a tocar a cada coalición. Exacto, como en tiempos de Bartlett. El paso que sigue es que el INE y los institutos locales aprueben esa sobrerrepresentación burda e ilegal. El instituto electoral de CDMX ya empezó, y el en el INE se intentará el mismo camino en agosto. Si cuela, maravilloso. Pero si no sigue el tercer paso: que los tribunales electorales ratifiquen los agandalles, o anulen las rectificaciones de los institutos electorales. Si no funciona, entonces se continúa al cuarto paso: Una vez instalada la nueva legislatura, se compra a los diputados o senadores que falten. Y va a ser muy barato. Y sí, gran parte de la responsabilidad será de esos legisladores vendidos chapulines sin ética ni disciplina partidista. Pero otra parte no menor será responsabilidad de los electores. En los últimos 10 años hubo dos tipos de políticos del PRIANRD: los que chapulinearon hacia la 4T y los que permanecieron en sus partidos siguiendo sus convicciones. ¿Y qué hizo el electorado? Premiar al que se fue a la 4T (como se demuestra con el hecho de que TODOS los candidatos a gobernadores por la 4T en 2024 provienen del PRIANRD. Todos. 100%) y dejar con pocos votos al que permaneció. Si los electores mexicanos no castigan a los chapulines y no premian a los que permanecen, la señal que le enviamos a los políticos es “brinquen. No se hundan en el barco”. Entonces para septiembre ya estará la mayoría calificada en el congreso para hacerle a la Constitución lo que AMLO quiera. Y hay todavía un plan de contingencia posterior. Si por alguna extraña razón la 4T se queda muy lejos de la mayoría calificada, y por alguna mucho más extraña razón no logran comprar suficientes legisladores de oposición con la rapidez que quisieran, entonces viene el quinto y último paso: el cambio en la SCJN hacia fin de año. Ya marcó AMLO el camino, a los electores no les importó, y la Calca lo va a replicar. Va a mandar al Senado una terna de bultos impresentables pero incondicionales. Si se los rechazan repite la receta. Y cuando se acabe la pantomima, elegirá de entre los tres bultos impresentables pero incondicionales que propuso al final a quien quiera para ministro. No hay leyes o instituciones que sobrevivan a quien las quiere mandar al diablo y tiene suficiente poder. El secreto era no darles ese poder, pero ese barco ya zarpó y se hundió.

Ahí llega el último clavo. Aunque el 2 de junio no tuvieron los votos para lograr mayoría calificada, aunque los institutos locales no puedan ayudar al agandalle, aunque los tribunales electorales no logren torcer lo suficiente las leyes, aunque no puedan comprar suficientes legisladores a buen precio, la bala de plata a la normalidad democrática pasa por la SCJN. Con un nuevo ministro a modo llegan a cuatro de once. Con eso pueden aprobar con su mayoría simple cualquier ley con el alcance que quieran, incluso si la ley empieza con un “esta ley secundaria contradice la constitución pero eso está bien porque lo quiere el pueblo bueno”. Claro, nuestro marco legal permite que se inicie una Acción de Inconstitucionalidad para evitar que leyes secundarias vulneren la Constitución. Pero hay un detalle: para que la SCJN declare una ley como inconstitucional necesita una supermayoría de ocho votos de un total de once ministros. Y si la 4T suma un ministro pelele más a los tres que ya tiene, llega al número mágico de cuatro. Entonces no importará lo que digan los otros siete, no importará lo que digan las barras de abogados, no importará lo que la prensa y las redes sociales digan. La ley se aplicará haiga sido como haiga sido.

Y de eso sigue que si se les antoja impedir que haya partidos políticos nuevos lo van a hacer, si quieren encarcelar a líderes emergentes lo van a hacer, como no les gusta que haya transparencia terminarán con el INAI, militarizarán lo que quieran militarizar, seguirán pactando con el crimen organizado, arrasarán con los organismos autónomos, forzarán aún más a los medios para acallar voces críticas, la Nueva Escuela Mexicana de Marx Arriaga llegó para quedarse a adoctrinar, y buena suerte si te enfermas.

La normalidad democrática en México se terminó. Con todos sus bemoles tuvo una breve vida de 1997 a 2024. A muchas personas eso nos parecía mejor escenario que el de un partido hegemónico liderado por un priista setentero, pero la mayoría no comparte nuestra visión, sea porque votaran por el partido hegemónico o porque decidieran no votar.

Total, la buena es que en normalidad democrática habría varios caminos para construir alternativas que llevaran a un cambio en el balance de poder en las siguientes elecciones.

La mala es que la normalidad democrática ya se terminó.

Que tengan bonita semana.

De Egoístas y Burbujas

Tras las elecciones se hizo un coro bastante sincronizado de los propagandistas descarados y de los facilitadores cada vez menos encubiertos que decía que quienes votamos por Xóchitl éramos unos conservadores a quienes no nos importaban los pobres, sus carencias y necesidades. Lo ilustraban con una viñeta en donde una señora rica arriba de una camionetota le dice a una señora pobre de a pie que “no votes por este gobierno porque te va a quitar tus mansiones”.

Y como el deseo de pertenencia es muy alto, no pocos de quienes votaron por Xóchitl dijeron “sí es cierto, fuimos egoístas, no salimos de nuestra burbuja, debimos checar nuestro privilegio”.

Vamos a repasar el tema. Podría extenderme bastante pero como nadie me va a leer, me concentraré en cuatro puntos.

EDUCACIÓN

Muchos de los votantes de Xóchitl se fueron a las cifras. Cada sexenio el número de estudiantes en escuelas públicas ha ido aumentando. Hasta este sexenio. Hay unos 850,000 niños menos. Además, en las evaluaciones internacionales México ha retrocedido. Se está imponiendo en las escuelas públicas el modelo de Marx Arriaga, que favorece “saberes” sobre saber cosas útiles como matemáticas, inglés y computación. El grupo magisterial que más fuerza ha tomado este sexenio es la CNTE, y los estados en donde la CNTE es responsable de la educación pública son al mismo tiempo los más pobres y los de peor educación pública del país.

¿Fue egoísta, mantenedora de privilegios, insensible a la realidad de los pobres, la persona que votó en contra de esa realidad? En absoluto. Al revés.

Ese “fifí aspiracionista” en su burbuja no tiene una afectación tan directa por esta situación. Sus hijos no van a escuelas públicas sino a colegios privados, de mucha más calidad. Claro, eso no garantiza que sus hijos salgan inteligentes, en una de esas crecen para decir estupideces estilo “estas elecciones voy a votar por los desaparecidos”. Pero no pasa tanto. Les pueden heredar, meterlos al negocio familiar, dejarles dinero en un fideicomiso en Panamá (si no saben cómo pueden preguntarle a la Calca) o darles inmuebles para que vivan de las rentas. No es al de clase media alta al que perjudica que la educación pública esté empeorando. Es al de menos recursos, que sin acceso a educación de calidad no va a poder salir adelante. Votar por una mejor educación pública cuando tú le das a tus hijos educación privada no parece una decisión egoísta.

SALUD

Aquí podría escribir un tratado. Hablemos por ejemplo de la vacunación infantil. Se ha desplomado en este sexenio. O del tamiz neonatal ampliado, que se dejó de hacer en las instituciones públicas de salud. O la lentitud al inicio de la vacunación COVID, donde se dio prioridad a los Servidores de la Nación sobre el personal de salud privado. Faltan tratamientos para el cáncer en el IMSS. Una niña murió prensada en un elevador del IMSS. Veinte personas murieron por heparina sódica contaminada en el hospital de PEMEX. México ha bajado cuatro años su expectativa de vida este sexenio, y no ha sido parejo. Se ha cargado más hacia las personas que menos recursos tienen.

¿Fue egoísta, mantenedora de privilegios, insensible a la realidad de los pobres, la persona que votó en contra de esa realidad? En absoluto. Al revés.

Ese “fifí aspiracionista” en su burbuja no tiene una afectación tan directa por esta situación. Los que tienen dinero siguen pagando el tamiz para sus hijos recién nacidos, mismos que reciben cuadro completo de vacunación a medida que crecen. Miles y miles de mexicanos se fueron a vacunar contra el COVID a Estados Unidos en lo que en México se ponían de acuerdo. En el hospital público no hay quimios, pero en el privado y en Houston sí que hay. Este rico en su burbuja tiene seguro privado de gastos médicos mayores y dinero para volar al extranjero cuando en México la COFEPRIS ponga trabas a la distribución de un medicamento. No es al de clase media alta al que perjudica que la salud pública esté empeorando. Es al de menos recursos, que depende de la seguridad social, al que le quieren ver la cara con una megafarmacia que ha surtido menos medicinas desde que se inauguró que la Farmacia Lupita de Teopisca, Chiapas en una mañana tranquila. Votar por una mejor salud pública cuando tú tienes acceso a salud privada no parece una decisión egoísta.

METRO EN CDMX

Nunca ha muerto tanta gente en el Metro como en el periodo de la Calca. Por supuesto que tenemos en mente como caso más emblemático el de la caída de la Línea 12. Pero tendemos a olvidar a Yaretzi, estudiante de la UNAM de 18 años, que murió prensada por un choque en la Línea 3 (tan combativos nuestros estudiantes de la UNAM pero en el caso de la muerte de una de las suyas como que no combatieron tanto. Qué raro). O a la vigilante que murió en el incendio del Centro de Control. O a la persona que murió adentro de una estación y simplemente lo fueron a tirar a la calle afuera. El servicio se deteriora a pasos agigantados. Incendios, inundaciones, retrasos, inseguridad, escaleras mecánicas inservibles en la interminable Línea 7… todo eso es el día a día de quien usa el Metro en CDMX.

¿Fue egoísta, mantenedora de privilegios, insensible a la realidad de los pobres, la persona que votó en contra de esa realidad? En absoluto. Al revés.

Ese “fifí aspiracionista” en su burbuja no tiene una afectación tan directa por esta situación. Ninguno de ellos habría muerto en el Metro rumbo a Tláhuac porque tienen autos y no suelen ir hacia Tláhuac al menos que pierdan una apuesta. Lo que pase en el transporte público podría importarles muy poco. Es una realidad ajena a ellos. No es al de clase media alta al que perjudica que el transporte público sea tan deficiente que tengan que desalojar frecuentemente estaciones con conatos de incendio y transportar a la gente en camiones que son todavía más sardina que los vagones del Metro. Es al de menos recursos, que no tiene otra alternativa que utilizar lo que hay. Votar por un mejor transporte público cuando tú tienes acceso a transporte privado no parece una decisión egoísta.

FINANZAS PERSONALES

En el sexenio de AMLO hubo un endeudamiento que se fue acelerando. La inversión extranjera directa nueva va en picada. La inflación subió, el déficit público se ha vuelto estructural, el pago de intereses por la deuda es mayor que el gasto en salud pública, PEMEX es una bomba de tiempo y en la última semana además el tipo de cambio subió alrededor de 10%. La gente que menos recursos tiene no cuenta con herramientas en donde pueda invertir sus pocos ahorros con la garantía de tener una tasa real positiva, no puede abrir cuentas en bancos en el extranjero ni cuentan con el apoyo de esos tipos raros que se llaman asesores financieros para que les puedan ayudar a manejarse dentro de este escenario. Su único ahorro para el retiro está dentro de una AFORE a la que el gobierno está cada vez más interesado en hincarle el diente y utilizarla para financiar los proyectos insignia, de los cuales el AIFA ha perdido carretadas de dinero, MEXICANA ha perdido carretadas de dinero, Dos Bocas ha perdido carretadas de dinero y el Tren Maya ha perdido carretadas de dinero.

¿Fue egoísta, mantenedora de privilegios, insensible a la realidad de los pobres, la persona que votó en contra de esa realidad? En absoluto.

Ese “fifí aspiracionista” en su burbuja no tiene una afectación tan directa por esta situación. Ninguno de ellos depende de su AFORE para poder retirarse. A diferencia de quienes todo lo que tienen a su nombre es una AFORE sobre la que no tienen ningún poder de decisión, estos ricos pueden simplemente darle instrucciones a sus bancos para que no inviertan sus recursos en esos elefantes blancos. Tienen además acceso a inversiones en México que garanticen tasas reales positivas (como los UDIBONOS), y docenas de bancos en San Diego, Houston o Miami están a pocas horas por tierra o avión listos para recibir fondos de mexicanos que quieran invertir en países desarrollados. No es el de clase media alta quien no tiene opciones para sortear una crisis macroeconómica. Es el de menos recursos, que no tiene otra alternativa que acatar lo que el gobierno decida. Votar por un mejor manejo de las finanzas públicas cuando tú tienes acceso a alternativas privadas para mitigar ese riesgo no parece una decisión egoísta.

En resumen, resulta que un buen número de quienes votaron en contra del deterioro de la educación pública, la salud pública, el transporte público y las finanzas públicas es a quienes menos le afecta, quienes no las usan, quienes tienen alternativas. Y ahora resulta que además se tienen que fletar a esos opinadores profesionales que andan pontificando en redes en contra de quien quiso lo mejor para todos, aunque no le beneficiara tanto directamente.

El deterioro en los cuatro puntos que menciono, y muchos otros como la transparencia, división de poderes, pérdida de federalismo, ataque a organismos autónomos, atención de desastres naturales, seguridad pública o militarización es real. Los números ahí están. Quienes lo detectamos tenemos razón, aunque no seamos mayoría. Quienes concluimos que dado los candidatos que había el mejor antídoto era Xóchitl tuvimos razón, aunque no seamos mayoría.

En los años siguientes, cuando el deterioro continúe, los que más lo van a sufrir no van a ser a los que hoy acusan de vivir en la burbuja. Van a ser los que menos tienen.

No habrá ya normalidad democrática para revertirlo. Ese barco ya zarpó y se hundió el 2 de junio.

Pero quedará la satisfacción de haber votado por la mejor alternativa existente, a pesar de que muchos de esos beneficios no eran directamente para nosotros.

El Fraude del Fraude

Cuando vives en una cámara de eco, donde tus amigos, familiares y a quienes sigues en redes sociales piensan similar a ti, de repente hay sucesos que te sacan de balance y entonces buscas explicaciones estrambóticas a cosas que tienen una explicación más sencilla.

Le voy a poner números a los alegatos de fraude que de repente empezaron a brotar en redes sociales. Para eso, primero vamos a partir de algunos números básicos, algo redondeados pero cercanos a los datos públicos.

La diferencia entre Xóchitl y Claudia es de 17.5 millones de votos. Se instalaron 175,000 casillas. La lista nominal de electores es de 99 millones. Por lo tanto, cada casilla tenía en promedio 566 electores.

Bien.

¿Qué implicaría entonces un fraude? Que en cada una de las 175,000 casillas se pusieron de acuerdo el presidente de la casilla, el secretario, los escrutadores, los representantes de los partidos y los observadores electorales para, fíjense bien, agarrar 50 votos por Xóchitl y convertirlos en votos por Claudia. Restarle a Xóchitl 50 votos para dárselos a Claudia, en cada casilla, llevaría a “encontrar” esos 17.5 millones que se necesitan.

¿Ven ustedes modo de que en las 175,000 casillas, en donde los funcionarios fueron ustedes, sus vecinos, amigos, familiares, en donde en no pocos casos hubo representantes de uno o más partidos del Frente, en donde por estadística y sentido común había docenas de miles de personas que votaron por Xóchitl sirviendo como funcionarios de casilla, todos aceptaran restarle 50 votos a Claudia y sumarlos a Xóchitl?

Yo tampoco. Eso no ocurrió.

“Bueno”, podrán decir. “Claro que no se hizo en todas, pero qué tal que en la sierra de Chiapas o los manglares de Tabasco, ahí donde no hubo representantes de la oposición y había poca probabilidad de que los funcionarios de casilla fueran obradoristas, sí se echaron su fraude”.

Hagamos cuentas. Si en el 10% de las casillas se hizo fraude, entonces el número que se necesita para “cambiar” 17.5 millones de votos ya no es de a 100 por casilla. Ya es de 1000.

Eso trae un problema irresoluble: Para cambiar 500 votos de Xóchitl por 500 votos por Claudia, primero necesitas que en una casilla en la que en promedio, como vimos arriba, podían votar 566 personas en total, de repente aparezcan 500 votos por Xóchitl, es decir que el 88% de esa casilla haya votado por ella. Y pues… ¿recuerdan los supuestos? ¿Chiapas, Tabasco, lugares muy obradoristas, y de repente el 88% de la casilla votó por Xóchitl? En ese escenario pues Chiapas y Tabasco serían los estados más pro-Xóchitl (créanme, no lo fueron), y por estadística entonces en esas casillas tendría que haber algún funcionario de casilla que votó por Xóchitl, y entonces no habría accedido a cambiar 500 votos por la candidata de su elección para dárselos a la de enfrente…

Como los números no dan, repasemos ahora algunos de los argumentos “colaterales” que he leído.

  1. “Nos están mintiendo. Dicen que la participación fue de solo el 60% pero yo vi filas larguísimas”.

Este argumento es bastante pueril. El PREP cerró con 56 millones de votos. ¿Tú sabes cómo se ven 56 millones de personas en la calle, en 175,000 lugares diferentes, en un rango de 10 horas? Yo tampoco. ¿Eres capaz de diferenciar esos 56 millones de, digamos, 49 millones o 67 millones? Evidentemente no. Viste tu casilla, platicaste con los de tus chats de WhatsApp, leíste tuits de personas que piensan como tú, y tras haber visto fotos donde en conjunto aparecen, por decir algo, 8 mil personas formadas, decidiste que eso no se extrapola a 56 millones sino a 73,456,982 o cualquier número que se te ocurra para que las cuentas te den.

  1. “Es que en mi casilla y en las actas que mis amigos subieron a su Facebook está arriba Xóchitl”

Sí, porque efectivamente Xóchitl ganó en muchas casillas. Pero nuevamente, no viste 175,000 actas. Viste 15, o 20, o si de plano te la vives en Twitter tal vez 80. La cosa es que 80 de 175,000 no son relevantes, y esas 80 casillas están reflejadas en el PREP.

  1. “En el PREP había un algoritmo para que las cuentas den, que le sumaba a una lo que le quitaba a la otra”.

El PREP al final es una suma de las actas. La cantidad de personas que tomaron las 175,000 actas, sumaron los datos y lo contrastaron contra el PREP es de 0. ¿Saben quiénes intentaron eso en el pasado? Los chairos. Y tampoco encontraron mayores diferencias. Nuevamente es tratar de encontrar una explicación marciana a temas bastante terrenales. Para que alguien supiera qué modificar en el PREP para que Xóchitl no ganara, primero necesitaría saber de antemano lo que 99 millones de mexicanos íbamos a hacer “en realidad”, para entonces poder hacer los cálculos exactos. Pero todos conocemos a alguien que no pensaba ir a votar pero de repente sí fue, y a varios más que no fueron a votar por el motivo que fuera. Y de los que sí votaron, docenas de millones lo hicieron en secreto. No había manera de saber por quién lo harían. Entonces para hacer un fraude de esa manera necesitas a Big Brother sabiendo en tiempo real lo que está pasando en 175,000 casillas para entonces moverle al supuesto algoritmo lo necesario para que las cuentas den. Y eso no pasó.

  1. “Ah, entonces cómo explicas que la casilla 17546 contigua en el distrito 13 de la Tercera Circunscripción hay un acta que dice que Xóchitl tiene 39 votos, pero en el PREP aparecen solo 19”.

Eso se explica muy fácil. ¿Qué opinas del nivel de matemáticas del conjunto de los mexicanos? ¿Somos puros Einstein? No. Algunos de tus compañeros mensos en la primaria y secundaria estuvieron contando votos, y había muchas combinaciones diferentes (podías votar por Xóchitl de SIETE maneras distintas, y por Claudia de otras SIETE).

¿Alguna vez has cometdio un error de dedo?  Bueno, ahora imagínate ser capturista en el INE y meter literalmente miles de datos durante la madrugada. Errores hubo. Claro. Pero nuevamente, no se equivocaron EN CADA UNA DE LAS 175,000, no se equivocaron SIEMPRE EN LA MISMA DIRECCIÓN, y no se equivocaron EN 100 VOTOS POR CASILLA.

  1. “¿Qué no viste que le chiflaron y le gritaron al candidato de MORENA cuando fue a su casilla?”.

Nuevamente, imaginemos que hubo 100 ejemplos de ese comportamiento, y que los que chiflaron fueron 200 personas cada vez. Eso da 20,000, y como mucho prueba que en esas 100 casillas hubo 20,000 personas que no votaron por Claudia, lo que no es una sorpresa para nadie. También hay otra explicación: los políticos de MORENA adoran hablar mal de los fifí y en favor del pueblo bueno, pero viviendo lo más lejos del pueblo bueno en una buena zona fifí. Entonces es natural que no traten lindo a un morenista en la Alcaldía Benito Juárez de CDMX.

Al final el tema es muy similar al de 2006.

En aquel momento no hubo fraude electoral, y una manera de saberlo es que el PREP, los conteos distritales, las encuestas internas de los partidos, el conteo rápido del INE y el conteo rápido interno que le hizo la encuestadora de cabecera a AMLO, todas coincidían en el mismo número. Aparte había una relación muy directa entre votos para presidente, diputados y senadores.

Ahora aplica lo mismo. Las encuestas, el PREP, las encuestas de salida y el conteo rápido del INE coinciden. Y los votos para presidente, diputados y senadores tienen una relación muy directa. Faltan dos elementos entonces. El primero es el conteo distrital que empieza mañana miércoles y si me permiten mi pronóstico, terminará 99% similar al conteo rápido y al PREP. El segundo son las encuestas internas del PAN, PRI y PRD. Mi pronóstico es que no las van a hacer públicas pero que dicen básicamente lo mismo que encuestas, PREP, conteo rápido, encuestas de salida y conteos distritales. Pueden ustedes si gustan creer que Xóchitl, Marko y Alito tienen conteos rápidos en donde se demuestra que ganaron pero decidieron callarse como parte de una conspiración illuminati. Adelante. Solo que yo no seré parte de esa teoría de la conspiración. Los alienígenas somos muy racionales como para caer en el garlito.

Ya para terminar. Hay voces que han llegado a decir que lo del domingo podría llegar a considerarse una elección de estado, con participación ilegal del gobierno (desde el presidente hasta el último servidor de la nación), con carretadas de recursos públicos, uso grosero de programas sociales con fines electorales, gobernadores acarreando gente, con medios públicos y privados completamente parciales, sindicatos públicos pasando lista en mítines de Claudia, con un árbitro que se le olvidó lo rosa y se volvió guinda. ¿Saben qué respuesta tengo a esos alegatos? Que tienen TODA la razón. Fue una muy grosera elección de estado. Sin ningún matiz.

Pero esa es otra historia, no cambiará el resultado final, y en lo personal se me hace pérdida de tiempo darle vueltas. Si alguien quiere mi consejo (lo que es poco probable porque a estas alturas no me está leyendo ya nadie), yo primero estaría pensando en cómo adaptarse a la falta de normalidad democrática que vamos a experimentar desde ya (no desde la toma de posesión presidencial de octubre ni de la entrada del nuevo congreso en septiembre, sino YA), y no gastaría demasiada energía pensando en impugnaciones en casillas muy específicas para poder mover 14 votos de esta columna y ponerla en aquella otra. Si usted quiere desgastarse en eso es (todavía) su derecho, hasta que Andrés o Claudia quieran que deje de serlo.

Adelantándome a algún amable comentario: No, no me vendí a MORENA, no me pagan por escribir, no estaré en el siguiente gobierno, no busco hueso, y estoy en contra de Andrés Manuel desde el milenio pasado, antes que estuviera de moda. Creo que él era, es y será un peligro para México, y creo que Claudia es un peligro aún mayor.

Pero también me gusta seguir la lógica, los números y las evidencias. Y aunque gracias a Alá la enorme mayoría de mis familiares, amigos y contactos de redes sociales no votaron por Claudia, también sé que mi pequeño mundo no es representativo de 99 millones de electores.

Entonces no. Yo no caeré en el fraude del fraude.

Morir de nada

En deportes se usa la frase “morir de nada” para referirse al equipo que està cerca de quedar eliminado pero a pesar de eso no se le ve luchando, arriesgando, cambiando planes, intentando.

Hoy empiezan las campañas, y solo le pido a la sociedad civil que “no muera de nada”.


Xóchitl hará lo que pueda, que creo que es mucho.

La gente de su campaña hará lo que pueda, que será más o menos.

Los partidos de la alianza harán lo que puedan, que es más bien poco.

Eso no está en nuestro control. Pero muchas otras cosas sí, y es lo mínimo que debemos hacer.

Tenemos que seguir ganando las redes sociales. Nuestra credencial de elector debe estar resguardada. El 2 de junio debemos estar cerca de nuestra casilla. Necesitamos hablar con las personas que no están interesadas en política. Apoyar a los medios de comunicación críticos.


No difundir videos de AMLO o Claudia (ni para criticarlos). Difundir profusamente lo que saque Xóchitl. Atreverse a opinar de política en el chat donde está tu tío chairo. Usar más tus redes sociales para manifestar tu opinión. Si te toca ser funcionario de casilla, capacítate. Si puedes, regístrate como observador electoral.

Antes del 2 de junio habla, convence, difunde, alega, razona, contesta, escribe.

Ese día vota.

Haz todo lo que esté en tus manos. Porque la amenaza es real. La deriva autoritaria es obvia. El ataque a las instituciones también.
México no aguanta otro sexenio de deterioro. Si la transformación fue empezar a demoler los endebles cimientos del estado de derecho, el segundo piso sepultará lo que teníamos.

Este gobierno está haciendo pasp a paso lo mismo que Hugo Chávez en Venezuela. Ha cumplido el manual.
Y no es Claudia quien vaya a cambiar la senda.

De ti depende tratar de ponerle freno a ese intento.

¿Nos va a alcanzar?

No lo sé. Hay muchas cosas en contra.

Lo que sí sé es que como sociedad civil no debemos sentirnos derrotados, y optar por resignarnos y… “morir de nada”.