En una de las expresiones más desafortunadas de su muy desafortunada presidencia, ayer dijo Don Ganso Necio algo que lo refleja completamente en negación. Ayer se atrevió a dar su “balance final” de la pandemia. Sí, esa que todas las semanas está matando a miles y miles de mexicanos.
Dar el balance final de una pandemia que en el mejor de los casos va a la mitad es un insulto a los enfermos, a sus familiares y al personal médico. No es momento de hacer balance final de lo que no ha terminado.
El gobierno de la 4T lo ha hecho espectacularmente mal en esta pandemia. Tuvo varias semanas de ventaja sobre países asiáticos y europeos, y no las aprovechó. Cerró tarde y mal. No dio los apoyos económicos para un buen “quédate en casa”, y prefirió seguir tirando dinero en PEMEX, Dos Bocas, ProBeis, Tren Maya y Santa Lucía del Cerro. Hace menos pruebas que Bangladesh. Ya no hay ni el más pálido intento de trazado de contactos. La apuesta única del gobierno es que si alguien está muy muy enfermo, y tiene una prueba en la que dio positivo, esa persona tenga acceso a una cama. Abiertamente han señalado que ese es su único objetivo.
En México los ganseguidores podrán realizar todas las maromas que quieran, pero el pésimo desempeño de la 4T ya es noticia mundial. Hay un término llamado BRIMUS (Brasil, Rusia, India, México, Estados Unidos) para referirse a los países grandes que peor lo están haciendo. Los cinco países tienen en común contar con mandatarios populistas, que quieren que la realidad se adapte a su discurso. La cosa es que el coronavirus tiene otros datos.
Hace un mes, el sábado 23 de mayo, AMLO grabó un video desde el austero Salón Morisco del austerísimo Palacio Nacional. En él se mostró triunfalista. Habló, claro que sí, de pandemia domada, de curva aplanada, de luz al final del túnel. Quiero contrastar, a un mes de diferencia, en sus términos y con sus números, los datos que él mencionó como prueba de su éxito.
AMLO eligió un dato, muertes por millón. Hay muchos otros datos que valía la pena considerar, como número absoluto de muertes, tasa de letalidad o número de pruebas por millón de habitantes. Pero él eligió muertes por millón. Sigamos con eso.
AMLO eligió unos países desarrollados para compararse. Nuevamente, pudo usar otros países desarrollados en donde la comparación no era en su momento tan halagüeña. Es un poco marrullero usar solo los datos que te convienen, lo que le llaman “cherry picking”. Pero bueno, él eligió esos países y esos países usaremos.
AMLO usó sus propias cifras oficiales, que evidentemente están subestimadas. Ya llegaremos con el tiempo a saber la dimensión real de la pandemia, pero usemos los datos oficiales. Vamos a jugar en sus términos.
¿Cuál era la medida de triunfo de AMLO hace un mes, y cómo vamos ahora?
Primero empezaremos con la comparación con Bélgica. ¿Cuáles son los números que dio AMLO sobre los mexicanos y sobre los be… los bel… los bal… los bul… los habitantes de esos países? AMLO presumió, ahí está el video en YouTube, que en Bélgica morían casi 15 veces más. Eso según AMLO era su medida de éxito. Pues un mes después ya no hay 15 veces más bel… belg… habitantes de esos países muertos en proporción. Ya son 4 y medio más. Si que ellos tuvieran 15 veces más era motivo de elogio para la 4T, pues tal vez 4.5 ya no lo sea tanto.
Pero revisemos otros. Tal vez Bélgica fue una golondrina que hizo verano.
AMLO después mencionó a España. “Once veces más”, dijo. Pues ya solo son algo más de 3. “Reino Unido es otro caso, con 10 veces más muertos”, dijo orgulloso. Ya son menos de 3 y media veces. Luego señaló a Francia. El dato que dio fue 9.7 veces. El dato más reciente es 2 y medio.
Después se siguió con los vecinos y socios de tratado comercial. Estados Unidos tenía, cuando AMLO dio su plática triunfalista, cinco veces más muertos que México. Ahora ya es solo el doble. ¿Canadá? “Tiene el triple de muertos”, dijo AMLO. Pero ahora ya no hay que multiplicar por 3. Solo por 1.23.
Dejo al final a Alemania, porque AMLO hizo lo mismo. Muchos hablaban de la buena gestión de Angela Merkel ante la pandemia y eso a Tirano Ganseras no le gustó. Entonces dijo con mucho énfasis que Alemania tenía casi dos veces el número de muertos por millón que México. Recuerdo que dentro de la ronda subsecuente de adulación, el Dr. Dr. Houses Ackerman pontificaba en Twitter sobre lo superior que era el manejo de la pandemia de AMLO con respecto a Merkel. Y sí, en datos oficiales Alemania estaba cerca de tener el doble de muertos por millón que México.
La cosa es que ya le dimos la vuelta. Ahora México tiene más muertos que Alemania, y ya son los teutones los que pueden decir que México tiene casi el doble de muertos por millón que Alemania.
Aquí les pongo la tabla por si quieren comparar. Los datos del 23 de mayo los dijo AMLO en su video. Los datos al 24 de junio salen de worldometers.
PAÍS (GENTILICIO)
DATOS AL 23 DE MAYO
DATOS AL 24 DE JUNIO
BÉLGICA (HABITANTES DE ESOS PAISES)
CASI 15
4.5
ESPAÑA (ESPAÑOLES)
11
ALGO MÁS DE TRES
UK (UKELELES)
10
MENOS DE TRES Y MEDIO
FRANCIA (FRANCESES)
9.7
2.5
EU (GRINGOS)
5
2
CANADÁ (CANADIENSES)
3
23% MÁS
ALEMANIA (ALEMANES)
CASI DOS, FAVOR MÉXICO
CASI DOS… FAVOR ELLOS
Le puse a este artículo “balance semifinal” por ironizar sobre la tontería de AMLO de darle cerrojazo a algo que está matando a docenas de mexicanos cada hora, y lo seguirá haciendo todavía durante al menos varias semanas más. Pero desgraciadamente en términos futboleros, todavía estamos en temporada regular y no ha empezado la liguilla. Los picos siguen llegando, las cordilleras se extienden, las mesetas se vuelven altiplanos, o la explicación orográfica que se le ocurra a López-Gatell, pero esto va para largo.
México es hoy, en datos de worldometers, el país número 18 en muertes por millón.
México registra a hoy, con datos oficiales, 181 muertes por millón. El promedio mundial es de 61. Es decir que en México muere en promedio el triple de gente.
No es momento de balance final.
Las propias métricas que AMLO eligió como prueba de su éxito son hoy manifestación de su fracaso.
Me propuse escribir esto hoy para dejar pasar un mes de aquel discurso triunfal. Pero desgraciadamente si lo hiciera dentro de dos semanas la comparación se vería todavía peor.
Ya empezó La Madre de Todas las Batallas, la de la Reforma Energética. La única empresa petrolera en el mundo que pierde dinero busca ser reformada y antes de que se presente alguna iniciativa ya hay protestas.
Hay un tema que me preocupa: Estados Unidos está avanzando, a buen paso, hacia la independencia energética. Las múltiples empresas privadas que hay allá, bastante más eficientes que PEMEX, constantemente desarrollan nuevas tecnologías para trabajar con cosas llamadas Gas Shale y Fracking, mientras nosotros seguimos en el campo de Chicontepec como aquel anuncio de Serfín de “Miguel, mete esa barrena. Debajo de esta tierra tiene que haber agua”.
Las principales armadoras de autos tienen dentro de sus catálogos comerciales autos híbridos y eléctricos, y empresas como Tesla amenazan con cambiar el panorama de la dependencia del petróleo.
Hoy todavía el petróleo es muy importante. Pero lo será cada vez menos si las petroleras de otros países avanzan en Investigación y Desarrollo. Y lo será cada vez menos si se sigue avanzando en alternativas eólicas, solares, eléctricas, etc.
Debemos hacer una reforma seria y a fondo de PEMEX, y debemos hacerla YA. Si no en 15 años no vamos a poder colocarla ni en tómbola.
¿Es necesario privatizarla? La evidencia muestra que es mejor la competencia entre privados, luego un monopolio privado y al final un monopolio público. Mientras más nos movamos hacia la competencia será mejor. Si los atavismos culturales de los que aparte de envolverse en la bandera se bañan con chapopote impiden llegar más allá (el propio Peña Nieto no presentará una reforma todo lo ambiciosa que se necesita), sí por lo menos que tengamos algo que permita que no seamos “dueños” de un petróleo que no tenemos la capacidad para extraer de manera eficiente.
Es difícil pensar en el hubiera. Hace más de una década Brasil (con un gobierno de izquierda) inició un proceso que concluyó en la venta del 49% de las acciones de PETROBRAS, con buenos resultados para casi todos. Y hasta donde me pude dar cuenta no hubo una merma en soberanía, la bandera brasileña sigue ondeando en Brasilia y a Dilma la eligieron sus compatriotas (aunque parece que ya la quieren correr, pero ésa es otra historia).
Ya vamos más de una década tarde. Que no pase de este año. Después será demasiado tarde.
Ya es oficial que MORENA buscará ir a las elecciones del año siguiente aliado con el partido Verde. Eso no debería ser novedad para nadie que estuviera poniendo atención, pero parece que muchos siguen atarantados.
Las reacciones de los que apoyan a AMLO se han dividido en dos: el grupo de los bolivarianos y el de los que añoran al PRI setentero están a favor. Para ellos no hay literalmente nada que los haga cambiar de opinión porque apoyan al caudillo por encima de cualquier causa. Los bolivarianos buscan la mayor concentración de poder en manos de AMLO, y este es un paso para lograrlo. Por otro lado, los que añoran a aquel PRI están más que acostumbrados a los partidos satélite, y así como antes fueron el PARM o el PPS pues ahora será el Verde.
Lo que llama la atención es la reacción negativa de los otros grupos que apoyan a AMLO. Los que comprensiblemente buscaban que México se pareciera a esos países europeos socialdemócratas, pero que por una muy extraña razón creyeron que AMLO buscaba eso, cuando no hay nada más lejano a los ideales que claramente ha manifestado desde hace 30 años. A esos grupos, donde está Democracia Deliberada, los Abre Más los Ojos, los de El Sueño de Andrés, los progres buenaondita, ya no les está gustando eso de aliarse con el Verde. Los facilitadores del desastre que tenemos este sexenio, los que disfrazaron las ocurrencias rupestres del Amado Líder con un ropaje intelectual, se ven traicionados y sacan eso de que “la 4T será {inserte aquí su causa} o no será”, sin darse cuenta de que no fue, no es y nunca será lo que ellos se imaginaron.
Pero lo que me llama mucho la atención es leerlos hablar de una alianza con el Verde como algo futuro, como algo que pasará en las elecciones del año siguiente. Eso es absurdo, y por eso escribo estas líneas.
Vamos a recordar un poco. En las elecciones intermedias anteriores, las de 2015, el Verde fue aliado con el PRI. Tuvo en general un resultado modesto, excepto en su principal bastión que era Chiapas. Ahí la combinación de bajo nivel educativo, pocos empleos formales, alto peso en la endeble economía del sector público, y el mayor porcentaje nacional de población recibiendo apoyos, logró que el Verde arrasara absolutamente con todo. Le dio un buen caudal de diputados de mayoría y plurinominales a EPN. Y ese botín tan grande, en un padrón electoral de más de 3 millones de votantes, era muy apetecible.
Entonces desde 2017 hubo un acuerdo MUY obvio entre AMLO y Manuel Velasco, que era tan obvio que solo un ciego no vio: AMLO ponía el membrete, Manuel Velasco ponía los candidatos, y todos tan felices.
Para las elecciones de 2018 Manuel Velasco era gobernador del partido Verde y estaba en la lista para senador pluri también por el partido Verde. Pero para los dos senadores de mayoría, Manuel Velasco puso a Eduardo Ramírez (su brazo derecho y LÍDER del partido Verde) como candidato de MORENA y sus aliados. Así, con ese descaro. De líder del Verde a senador de MORENA. Y para cubrir cuota de género, una candidata sin más méritos que haber hecho su carrera política de la mano de Manuel Velasco. Así se jugó con la democracia. AMLO puso la marca, Manuel Velasco puso los candidatos, la operación política hizo el resto y PUM, terminamos con una receta peor que las enfrijoladas de la señora esposa de Manuel Velasco.
Ya desde el senado, el Verde ha apoyado cada iniciativa que MORENA ha puesto. Los senadores manuelvelasquistas siguen siendo leales a su jefe político, AMLO sigue contando con sus votos, y aunque para cada chiapaneco pensante sea obvio que Manuel Velasco desvió millones y millones de pesos durante su sexenio, el manto de la impunidad lo cubre. En toda oportunidad se dan su abrazo, AMLO recuerda que el abuelo de Manuel Velasco lo apoyó en sus años mozos, y todos tan contentos.
Con esa alianza tan cuestionable se presentó MORENA a las elecciones de 2018. Esa opción apoyaron los facilitadores del régimen. A ese engendro quisieron pulir con sus panfletos, sus libros de adoctrinamiento infantil, sus deliberaciones covadongas.
Su socialdemocracia europea está cada vez más lejos.
Los pobres que querían apoyar la están pasando peor.
La corrupción que querían erradicar campea a sus anchas en las casas de Bartlett y Virgilia Eréndira, en los contratos de Zoé, con los compadres de Nahle, con Ana Gabriela Guevara.
El medio ambiente se está ensuciando.
A la selva le va a pasar un tren de diésel por encima.
Hay más asesinatos que antes. Más feminicidios que antes. La autonomía de las instituciones está amenazada.
Eso lo hizo AMLO, que se asoció con el único gobernador del partido Verde para repartirse el botín. Eso apoyaron. Eso tienen.
Se ven muy hipócritas ahora poniendo la única cara que les toca poner.
La cara de “no podía saberse. No es culpa de nadie”.
A ver si esta píldora verde les ayuda con la memoria.