Cuando vives en una cámara de eco, donde tus amigos, familiares y a quienes sigues en redes sociales piensan similar a ti, de repente hay sucesos que te sacan de balance y entonces buscas explicaciones estrambóticas a cosas que tienen una explicación más sencilla.
Le voy a poner números a los alegatos de fraude que de repente empezaron a brotar en redes sociales. Para eso, primero vamos a partir de algunos números básicos, algo redondeados pero cercanos a los datos públicos.
La diferencia entre Xóchitl y Claudia es de 17.5 millones de votos. Se instalaron 175,000 casillas. La lista nominal de electores es de 99 millones. Por lo tanto, cada casilla tenía en promedio 566 electores.
Bien.
¿Qué implicaría entonces un fraude? Que en cada una de las 175,000 casillas se pusieron de acuerdo el presidente de la casilla, el secretario, los escrutadores, los representantes de los partidos y los observadores electorales para, fíjense bien, agarrar 50 votos por Xóchitl y convertirlos en votos por Claudia. Restarle a Xóchitl 50 votos para dárselos a Claudia, en cada casilla, llevaría a “encontrar” esos 17.5 millones que se necesitan.
¿Ven ustedes modo de que en las 175,000 casillas, en donde los funcionarios fueron ustedes, sus vecinos, amigos, familiares, en donde en no pocos casos hubo representantes de uno o más partidos del Frente, en donde por estadística y sentido común había docenas de miles de personas que votaron por Xóchitl sirviendo como funcionarios de casilla, todos aceptaran restarle 50 votos a Claudia y sumarlos a Xóchitl?
Yo tampoco. Eso no ocurrió.
“Bueno”, podrán decir. “Claro que no se hizo en todas, pero qué tal que en la sierra de Chiapas o los manglares de Tabasco, ahí donde no hubo representantes de la oposición y había poca probabilidad de que los funcionarios de casilla fueran obradoristas, sí se echaron su fraude”.
Hagamos cuentas. Si en el 10% de las casillas se hizo fraude, entonces el número que se necesita para “cambiar” 17.5 millones de votos ya no es de a 100 por casilla. Ya es de 1000.
Eso trae un problema irresoluble: Para cambiar 500 votos de Xóchitl por 500 votos por Claudia, primero necesitas que en una casilla en la que en promedio, como vimos arriba, podían votar 566 personas en total, de repente aparezcan 500 votos por Xóchitl, es decir que el 88% de esa casilla haya votado por ella. Y pues… ¿recuerdan los supuestos? ¿Chiapas, Tabasco, lugares muy obradoristas, y de repente el 88% de la casilla votó por Xóchitl? En ese escenario pues Chiapas y Tabasco serían los estados más pro-Xóchitl (créanme, no lo fueron), y por estadística entonces en esas casillas tendría que haber algún funcionario de casilla que votó por Xóchitl, y entonces no habría accedido a cambiar 500 votos por la candidata de su elección para dárselos a la de enfrente…
Como los números no dan, repasemos ahora algunos de los argumentos “colaterales” que he leído.
- “Nos están mintiendo. Dicen que la participación fue de solo el 60% pero yo vi filas larguísimas”.
Este argumento es bastante pueril. El PREP cerró con 56 millones de votos. ¿Tú sabes cómo se ven 56 millones de personas en la calle, en 175,000 lugares diferentes, en un rango de 10 horas? Yo tampoco. ¿Eres capaz de diferenciar esos 56 millones de, digamos, 49 millones o 67 millones? Evidentemente no. Viste tu casilla, platicaste con los de tus chats de WhatsApp, leíste tuits de personas que piensan como tú, y tras haber visto fotos donde en conjunto aparecen, por decir algo, 8 mil personas formadas, decidiste que eso no se extrapola a 56 millones sino a 73,456,982 o cualquier número que se te ocurra para que las cuentas te den.
- “Es que en mi casilla y en las actas que mis amigos subieron a su Facebook está arriba Xóchitl”
Sí, porque efectivamente Xóchitl ganó en muchas casillas. Pero nuevamente, no viste 175,000 actas. Viste 15, o 20, o si de plano te la vives en Twitter tal vez 80. La cosa es que 80 de 175,000 no son relevantes, y esas 80 casillas están reflejadas en el PREP.
- “En el PREP había un algoritmo para que las cuentas den, que le sumaba a una lo que le quitaba a la otra”.
El PREP al final es una suma de las actas. La cantidad de personas que tomaron las 175,000 actas, sumaron los datos y lo contrastaron contra el PREP es de 0. ¿Saben quiénes intentaron eso en el pasado? Los chairos. Y tampoco encontraron mayores diferencias. Nuevamente es tratar de encontrar una explicación marciana a temas bastante terrenales. Para que alguien supiera qué modificar en el PREP para que Xóchitl no ganara, primero necesitaría saber de antemano lo que 99 millones de mexicanos íbamos a hacer “en realidad”, para entonces poder hacer los cálculos exactos. Pero todos conocemos a alguien que no pensaba ir a votar pero de repente sí fue, y a varios más que no fueron a votar por el motivo que fuera. Y de los que sí votaron, docenas de millones lo hicieron en secreto. No había manera de saber por quién lo harían. Entonces para hacer un fraude de esa manera necesitas a Big Brother sabiendo en tiempo real lo que está pasando en 175,000 casillas para entonces moverle al supuesto algoritmo lo necesario para que las cuentas den. Y eso no pasó.
- “Ah, entonces cómo explicas que la casilla 17546 contigua en el distrito 13 de la Tercera Circunscripción hay un acta que dice que Xóchitl tiene 39 votos, pero en el PREP aparecen solo 19”.
Eso se explica muy fácil. ¿Qué opinas del nivel de matemáticas del conjunto de los mexicanos? ¿Somos puros Einstein? No. Algunos de tus compañeros mensos en la primaria y secundaria estuvieron contando votos, y había muchas combinaciones diferentes (podías votar por Xóchitl de SIETE maneras distintas, y por Claudia de otras SIETE).
¿Alguna vez has cometdio un error de dedo? Bueno, ahora imagínate ser capturista en el INE y meter literalmente miles de datos durante la madrugada. Errores hubo. Claro. Pero nuevamente, no se equivocaron EN CADA UNA DE LAS 175,000, no se equivocaron SIEMPRE EN LA MISMA DIRECCIÓN, y no se equivocaron EN 100 VOTOS POR CASILLA.
- “¿Qué no viste que le chiflaron y le gritaron al candidato de MORENA cuando fue a su casilla?”.
Nuevamente, imaginemos que hubo 100 ejemplos de ese comportamiento, y que los que chiflaron fueron 200 personas cada vez. Eso da 20,000, y como mucho prueba que en esas 100 casillas hubo 20,000 personas que no votaron por Claudia, lo que no es una sorpresa para nadie. También hay otra explicación: los políticos de MORENA adoran hablar mal de los fifí y en favor del pueblo bueno, pero viviendo lo más lejos del pueblo bueno en una buena zona fifí. Entonces es natural que no traten lindo a un morenista en la Alcaldía Benito Juárez de CDMX.
Al final el tema es muy similar al de 2006.
En aquel momento no hubo fraude electoral, y una manera de saberlo es que el PREP, los conteos distritales, las encuestas internas de los partidos, el conteo rápido del INE y el conteo rápido interno que le hizo la encuestadora de cabecera a AMLO, todas coincidían en el mismo número. Aparte había una relación muy directa entre votos para presidente, diputados y senadores.
Ahora aplica lo mismo. Las encuestas, el PREP, las encuestas de salida y el conteo rápido del INE coinciden. Y los votos para presidente, diputados y senadores tienen una relación muy directa. Faltan dos elementos entonces. El primero es el conteo distrital que empieza mañana miércoles y si me permiten mi pronóstico, terminará 99% similar al conteo rápido y al PREP. El segundo son las encuestas internas del PAN, PRI y PRD. Mi pronóstico es que no las van a hacer públicas pero que dicen básicamente lo mismo que encuestas, PREP, conteo rápido, encuestas de salida y conteos distritales. Pueden ustedes si gustan creer que Xóchitl, Marko y Alito tienen conteos rápidos en donde se demuestra que ganaron pero decidieron callarse como parte de una conspiración illuminati. Adelante. Solo que yo no seré parte de esa teoría de la conspiración. Los alienígenas somos muy racionales como para caer en el garlito.
Ya para terminar. Hay voces que han llegado a decir que lo del domingo podría llegar a considerarse una elección de estado, con participación ilegal del gobierno (desde el presidente hasta el último servidor de la nación), con carretadas de recursos públicos, uso grosero de programas sociales con fines electorales, gobernadores acarreando gente, con medios públicos y privados completamente parciales, sindicatos públicos pasando lista en mítines de Claudia, con un árbitro que se le olvidó lo rosa y se volvió guinda. ¿Saben qué respuesta tengo a esos alegatos? Que tienen TODA la razón. Fue una muy grosera elección de estado. Sin ningún matiz.
Pero esa es otra historia, no cambiará el resultado final, y en lo personal se me hace pérdida de tiempo darle vueltas. Si alguien quiere mi consejo (lo que es poco probable porque a estas alturas no me está leyendo ya nadie), yo primero estaría pensando en cómo adaptarse a la falta de normalidad democrática que vamos a experimentar desde ya (no desde la toma de posesión presidencial de octubre ni de la entrada del nuevo congreso en septiembre, sino YA), y no gastaría demasiada energía pensando en impugnaciones en casillas muy específicas para poder mover 14 votos de esta columna y ponerla en aquella otra. Si usted quiere desgastarse en eso es (todavía) su derecho, hasta que Andrés o Claudia quieran que deje de serlo.
Adelantándome a algún amable comentario: No, no me vendí a MORENA, no me pagan por escribir, no estaré en el siguiente gobierno, no busco hueso, y estoy en contra de Andrés Manuel desde el milenio pasado, antes que estuviera de moda. Creo que él era, es y será un peligro para México, y creo que Claudia es un peligro aún mayor.
Pero también me gusta seguir la lógica, los números y las evidencias. Y aunque gracias a Alá la enorme mayoría de mis familiares, amigos y contactos de redes sociales no votaron por Claudia, también sé que mi pequeño mundo no es representativo de 99 millones de electores.
Entonces no. Yo no caeré en el fraude del fraude.