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“Y pagarán su culpa los traidores”.

“Y pagarán su culpa los traidores”.

Considero un regalo personal que Augusto Pinochet se haya muerto el día de mi cumpleaños. Cuando supe la noticia, canté el verso “…y pagarán su culpa los traidores”. Cada año lo vuelvo a hacer.

Pinochet fue un traidor. Juró ante su bandera proteger a Salvador Allende. Era su trabajo. Era su obligación legal y moral. Allende era el presidente, elegido democráticamente. Y Pinochet lo traicionó cobardemente.

Para mantenerse en el poder, Pinochet recurrió a lo que fuera necesario. Torturó gente de maneras salvajemente crueles (por ejemplo, introduciendo ratones vivos en la vagina de prisioneras políticas). Se deshacía de cadáveres de disidentes políticos de maneras salvajemente perversas (por ejemplo, metiéndolos a helicópteros militares que volaban hacia altamar, en donde los tiraban para que nunca fueran encontrados). Ordenó asesinatos de personas que le eran incómodas no solo dentro de Chile sino también en el extranjero (incluso en Washington). Además de todo, fue un gobernante corrupto; tenía más de 25 millones de dólares en cuentas con nombres falsos en el Riggs Bank (qepd) de Estados Unidos.

No debe quedar ninguna duda: Augusto Pinochet fue un traidor asesino corrupto torturador ladrón. No puede haber matices.

Ahora bien, ¿las políticas económicas de Pinochet eran más sensatas que las de Allende? Sí. Ahí están los números. Allende estaba destruyendo económicamente a Chile y Pinochet le dio la vuelta a eso. Ustedes dirán: Allende llevó el déficit público a 23% del PIB y la inflación tocó 660%. Pinochet mejoró eso radicalmente.

A nivel ético, ¿puede disculparse que una persona traicione, viole, censure, destierre, mate, torture y robe porque tiene políticas económicas sensatas? ABSOLUTAMENTE NO. Punto.

Bien.

Pues lo mismo aplica con Manuel Bartlett Díaz. No alcanzan estas líneas (ni es su objetivo) para describir lo nefasto que ha sido ese personaje.

Sí, se habla mucho de la caída del sistema en 1988 (lo que sí ocurrió aunque los votos eran y son contados a mano en México). Los tres candidatos de la oposición (Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Ibarra y Manuel Clouthier, de ideologías completamente diferentes y hasta contradictorias) se unieron para denunciarlo.

Pero no es lo único ni lo peor que hizo. Ni de cerca. En materia de fraudes tiene participación estelar en otros dos (aunque de hecho todo el ciclo de elecciones federales pasó por su escritorio en dos sexenios y créanme, no eran limpias): En Chihuahua con el famoso Fraude Patriótico que desembocó entre otras cosas en la huelga de hambre de Luis H. Álvarez y la suspensión de misas católicas en Ciudad Juárez (Heberto Castillo estuvo al lado de don Luis). Y, bellezas del destino, en Puebla con la propia elección de Bartlett como gobernador. ¿Creen en MoReNa que la elección para gobernador en Puebla tuvo irregularidades? Por favor, comparen esta elección con la que ganó Bartlett y saquen sus conclusiones.

Pero eso no es todo. De primera mano tenemos testimonios de Julio Scherer, Vicente Leñero y Rafael Loret de Mola sobre su suavecita manera de tratar a la prensa. Con dinero público desviado. Con amenazas directas, a la persona y a la familia, desde luego incluyendo hijas e hijos. Con destierro.

Muchas de las voces críticas fueron calladas. Asesinadas. Enviadas fuera del país. Hubo varios accidentes carreteros… sospechosos en donde murieron personas a las que al gobierno le convenía que murieran.

De Bartlett dependía la Dirección Federal de Seguridad. Miguel de la Madrid la tuvo que deshacer cuando su director estuvo involucrado en el asesinato de un agente de la DEA, pero está más que documentada la guerra sucia que incluye lo que gusten: asesinatos, desapariciones forzadas, uso opaco de dinero, ejecuciones extrajudiciales, torturas, violaciones, financiamiento a paramilitares… ustedes digan un delito y las probabilidades de que detrás de eso haya estado Bartlett en acción u omisión son muy altas. No es ocioso recordar que durante todo el sexenio de Echeverría, Manuel Bartlett fue Director General de Gobierno en la SEGOB. El que tenga memoria o quiera leer, encontrará muchas cosas interesantes (e ilegales) que ocurrieron entre 1970 y 1976 (además desde luego del periodo 1982-1988).

Noten las voces de las que vienen los testimonios en contra de Bartlett: Luis H. Ávarez, Vicente Leñero, Manuel Clouthier, Heberto Castillo, Julio Scherer, Rosario Ibarra…una de dos: o gente de tan opuesta ideología y trayectoria ha mentido desde hace cuarenta años, o Bartlett es pues… lo que casi todos sabemos que es.

Pues bien. Esa persona ha sido designada para dirigir la CFE. Y hay personas que defienden su nombramiento porque el señor “se ha manifestado a favor de la soberanía energética”.

No se puede tener la brújula tan desviada.

No importa si alguien considera que hay que mantener el gasto público bajo control: eso no justifica lo que hizo Augusto Pinochet.

No importa si alguien considera que hay que echar atrás la reforma energética: eso no justifica lo que hizo Manuel Bartlett.

Lo demás, como dijo Schopenhauer, son chingaderas.

Trámites a la Mexicana y la Corrupción Cultural (1.9.2014)

Trámites a la Mexicana y la Corrupción Cultural

Hace dos semanas tuve el infortunio de ir a hacer trámites burocráticos a la Ciudad de México. No se necesita tener un Doctorado en Investigación de Operaciones para darse cuenta de toda la ineficiencia que ahí se manifiesta. Casi parece una invitación a la corrupción, de la que EPN es un férreo defensor porque, dice, “es un asunto cultural”.

No quiero aburrirlos, además es muy probable que hayan pasado por eso: llegas al primer (y según tú, cándidamente, único) punto del recorrido, y te recibe un(a) policía. Te hace un par de preguntas, no te responde ninguna, y te deja pasar. ¿De qué sirvió que estuviera ahí? De nada. Luego pasas a una recepción, y te piden que te anotes. ¿De qué sirve eso? De nada. Luego tienes que ir a Información, tercera escala de un viaje que todavía no ha iniciado.

Ya queda para mi anecdotario personal cuando dos veces me mandaron a pagar a otro lado (por otro lado me refiero a otro edificio en otra dirección), con especial predilección a la parte en la que me mandaron a la Tesorería del GDF (“es que aquí no tenemos caja”, me explicaron) sólo para averiguar que en la Tesorería… tampoco tienen caja. Vas únicamente a que te den una hoja y luego al banco. Pero antes, adivinaron, tienes que pasar por donde hay un(a) uniformado(a) preguntón, y anotarte en una página en Recepción que no sirve de nada.

¿Por qué, si todos tenemos que pagar por esos trámites, no ponen caja en esas instalaciones? ¿Por qué se necesita una lista de registro donde si pongo que me llamo “Mickey Mouse” me dejan pasar, porque en realidad no sirve de nada? Misterio.

Estoy convencido de que sobra muchísimo personal. Ese personal que mantiene los índices de desempleo abierto relativamente bajo* pero que hace decrecer la productividad promedio, y por lo tanto el salario medio (pero no se me preocupen: como si fuera Autoayuda, ya nuestros políticos están decretando el aumento del salario mínimo).

Sobran muchísimos empleados de bajo rango. El poli de la entrada, la ñora de recepción. Las que están platicando, comiendo torta de chorizo con huevo. Los tres que van a comprar las guajolotas o los tacos de suadero. ¿Por qué no los corren? El PAN estaría de acuerdo. Pues porque PRD-MC-PT-MoReNa y demás representantes del nacionalpopulismo mexicano no lo permitirían. Están sindicalizados, sus derechos son inalienables (aunque los paguemos bastante caro los que deberíamos de recibir un servicio de calidad de su parte). Y algo más: son votos, gente para sus movilizaciones, etiqueta de “luchadores a favor del pueblo”. Mejor que corran a los ricos, piensan.

Sobran muchísimos empleados de alto rango. Me consta que un subsecretario federal con TRES asesores tiene a alguien para coordinarlos. Yo creo que si alguien no puede coordinar a TRES personas, no merece ser subsecretario. Ni subgerente de OXXO. Mucha gente con oficinas, con celulares, con secretaria. Títulos de universidades privadas, diplomados y corbatas caras, haciendo como que trabajan en puestos que se escuchan apantalladores pero que no aportan valor. ¿Por qué no los corren? El PRD-MC-PT-MoReNa estarían de acuerdo. Pero al PAN eso no le gusta. Ahí tiene acomodados a varios de sus cuadros, que le aportan dinero para las campañas. Además, son güeritos y estudiados, y eso para los panistas es importante. Mejor que corran a los naquitos, piensan.

Yo insisto: hay que correr de todos lados, con un criterio de eficiencia del dinero público.

¿Y el PRI? El PRI está de acuerdo en que el dinero público se derroche. Bueno, no es que esté de acuerdo: así diseñó el sistema, mismo que el PAN a nivel federal y el resto de los partidos a nivel local no han estado interesados en romper cuando han tomado el poder. Al PRI le gusta que haya burocracia de más, sea de puestos altos o de puestos bajos. Total, tal vez para la próxima entrevista pueda decir EPN que la ineficiencia del burócrata mexicano promedio es uso y costumbre, o patrimonio intangible, o genética.

* En el sector privado changarrero se da algo muy similar: a la taquería de la esquina se incorpora el sobrino que ya no siguió estudiando. De repente ayudará a cortar limones o a llenar servilleteros, pero su presencia no contribuye a aumentar las ventas ni a mejorar la calidad del producto ni a satisfacer la necesidad del cliente. Tal vez hasta acabe estorbando, con lo que no solo no aporta sino que resta. Ya sé que no estoy descubriendo el hilo negro y que la fase de rendimientos decrecientes está bastante estudiada.

Recuerdo esa Mirada (13.7.2015)

Recuerdo esa mirada.

Recuerdo la fecha de la anécdota: fue el 10 de enero de 1994. Yo había ido a Chiapas a pasar el fin de año y regresaba al DF a hacer mi sexto semestre de la carrera.

Diez días antes vio la luz el EZLN. Mi papá me avisó como a las 10 de la mañana del 1 de enero, que yo regresaba de la tradicional Fiesta de Fin de Año del Bonampak. Pocas horas después empezó el gran despliegue militar en plena Avenida Central de Tuxtla, con dirección a los Altos y la Lacandona.

En fin, que para el 10 de enero seguía el conflicto armado. Recuerdo haber sentido temor cuando vi que Samuel Ruiz (qepd) iba en el mismo avión de MEXICANA (qepd) que me tocaba abordar.

Por ese entonces la narrativa era que el Subcomandante Marcos era un hombre alto, de aspecto extranjero, piel blanca y ojos claros. Al bajar del avión en el AICM, los pasajeros nos encontramos prácticamente con un retén de Policías Federales haciendo “profiling”. Querían verificar que ninguno de los varones de cierta edad, estatura y color de piel fuéramos Marcos. Yo salí “sospechoso” en la barrida que me pusieron, y me tocó estar retenido alrededor de una hora contestando quién era, quién había comprado mi boleto, dónde vivía y a qué dedicaba el tiempo libre (a andar de fiesta, leer y a jugar dominó, basicamente). Al final me dejaron libre.

El primer día de clases, a la semana siguiente, fue el primer día que recibí la mirada. “¿Tú eres de Chiapas, verdad? Oye, ¿qué onda con la guerrilla y los rifles de palo y la pobreza de Ocotzingo (sic, así le decían) y el Chichonal y ser el estado más atrasado y no tienen McDonalds?”. Y eso que no se sabían las Siete Maravillas de aquel Chiapas: el aeropuerto sin aviones, el puerto sin barcos, la biblioteca sin libros, la carretera que no va a ninguna parte…

Incluso gente que me conocía y apreciaba hacía comentarios prejuiciosos sin darse cuenta: “tú eres bueno en matemáticas, ¡y eso que eres chiapaneco!”, “vi un reportaje de cómo viven en Oxchuc, pero seguro tú no vivías así”.

En clases, en la cafetería, en las fiestas. Era inevitable. Cuando sabían que yo era de Chiapas en esos primeros meses de 1994, la mirada de mis interlocutores cambiaba y el tema zapatista aparecía. Curiosamente fue el asesinato de Colosio lo que me libró de seguir recibiendo esas miradas de conmiseración.

El tema no pasó a mayores. No me afectó ni en la carrera ni para encontrar trabajo (aunque los comentarios “jocosos” siguieron). Pero recuerdo muy bien esa época de miradas cuando los demás sabían que yo era de Chiapas.

Hoy regresé a la oficina tras dos semanas de vacaciones. Hoy volví a sentir la mirada. Compañeros de varios países, al verme, hicieron la relación “mexicano – un delincuente se fugó – país bananero” y me preguntaban, sin salir de su asombro. Me daban ganas de decir que estaba afónico, que en realidad soy de Haití o que mi religión me impide hacer comentarios sobre fugas penitenciarias. Pero las noticias que salen en la prensa internacional sobre México pintan una realidad que no por incompleta es falsa. Y a ese México de los estudiantes que desaparecen y del presidente que hace tratos con contratistas que en cualquier país serían causal de renuncia… pues a ese México además se le escapa don Joaquín Archivaldo de la cárcel.

“¿Cómo te fue por México, Mauricio? Eh, por cierto [inserte aquí la mirada], ¿cómo ha estado eso del reo que se ha fugado?”. Miradas de conmiseración, de curiosidad. Gente tratando de entender cómo funciona México, por qué pasan esas cosas, y por qué cuando pasan… no pasa nada.

Esta vez también lo superaré. Con algo de suerte Maduro hará una tarugada pronto y ya le tocará a los venezolanos de la oficina ser el centro de las miradas.

Pero mientras tanto, me siento nuevamente como en 1994. Originario de la Comarca de las Malas Noticias y receptor de la mirada.

P. D. No entro en detalles de la fuga del Chapo porque honestamente no creo tener mucho que agregar a lo que ya se ha dicho, y sería imperdonable (citando al clásico) ser repetitivo.