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Four More Years (1.12.2014)

by | Dic 1, 2016

FOUR MORE YEARS!

“Four More Years” es el grito entusiasta de campaña que usan en Estados Unidos los republicanos o demócratas cuando buscan que el presidente en funciones se reelija. Es un grito jubiloso, de esperanza. En México aparentemente tendremos “cuatro años más” de EPN. Me temo que la mayoría no está tan eufórica con la perspectiva. Yo ciertamente no lo estoy.

México necesita de un líder fuerte que ayude a resolver los múltiples temas nacionales, tal vez el más grave de ellos el de la falta de estado de derecho. ¿Por qué no creo que EPN pueda ser quien resuelva ese problema? Porque es parte del problema. Elemental.

Hay gente que dice que en caso de que EPN saliera, no se aprecia a algún sustituto que pueda conducir de manera eficiente el barco. A mí no me convence en absoluto ese argumento: creo que si un cerrajero roba dinero, hay que meterlo a la cárcel y ya después preocuparse por quién abrirá las puertas en la colonia. No tiene sentido dejar al cerrajero impune porque es el más hábil de la comarca. ¿Por qué tendría que ser diferente en este caso? Las leyes están para ser aplicadas y ya, y el asunto de fondo me recuerda mucho al Fraude Patriótico de Chihuahua, cuando Manuel Bartlett era Secretario de Gobernación. “Sí ganó la oposición las elecciones pero lo van a hacer peor que nosotros, entonces mejor nos quedamos”. Esa discrecionalidad, ese “la ley dice esto pero ahora no es el momento/no está el horno para bollos/ni modo que dejemos al Peje/el dólar se va a subir más/Manlio es la mano que mece la cuna” es justamente lo que nos tiene andando a gatas mientas otros países van corriendo. Si para EPN lo de la Casa Blanca es asunto cerrado y el tema de la transparencia se resume en “a partir de ahora los funcionarios públicos ______________”, estamos fritos. Nos rodean montañas de corrupción de las que ciertamente EPN no es el iniciador, pero tampoco podríamos esperar que decida pasar de beneficiario a combatiente si ni siquiera parece haber entendido el punto. Por lo menos a mí no se me olvidará nunca el tema, espero que a la mayoría de los mexicanos tampoco.El jueves EPN tuvo una oportunidad para por lo menos entonar un mea culpa. La desaprovechó. Y ni siquiera pudo su gobierno manejar bien la detención de un estudiante que muy probablemente haya participado en los disturbios de Palacio Nacional y los alrededores del aeropuerto porque se les ocurrió la puntada de levantarlo sin orden de aprehensión, como si estuviéramos en tiempos del Viejo PRI. Eso se lo atribuyo a que estamos en los tiempos del Viejo PRI. Mismas mañas, más copete.

¿Qué podemos hacer para los siguientes four more years? Yo sigo creyendo en la democracia como el menos peor de los métodos para elegir gobernantes. La única salida sensata que hoy veo, dado que EPN seguirá aferrado a la silla a la que llegó legalmente pero de la que éticamente debiera separarse, es el surgimiento de candidaturas independientes. Con los partidos políticos nuevos no nos ha ido bien. Y es muy difícil articular un movimiento nacional. Pero en cada municipio hay gente decente que más allá de su ideología u opiniones sobre grandes temas nacionales, puede administrar honesta y eficientemente las labores propias de la comunidad. No creo que se llegue a la meta pero 100 candidatos independientes que logren postularse en municipios importantes y dar por lo menos una pelea que supere lo meramente testimonial pueden ser la señal de alarma a los gobernantes de que ahora sí contamos los ciudadanos con opciones más allá de los partidos tradicionales más el gran ganador de las elecciones desde hace décadas: la abstención. ¿En dónde están esos valientes que se atrevan a entrar a la política mexicana sin estar arropados por un partido, a expensas de la animadversión de otros políticos, del crimen organizado y de las prensas locales mayoritariamente controladas por los vergonzantes Institutos de Comunicación Social de los gobiernos estatales? No lo sé. Ciertamente yo no soy de esos valientes. Pero con todos los riesgos que implica tener improvisados en asuntos públicos, no veo otro camino de aquí al 2018. Ya EPN dio muestra de que aunque lo cachen, no le da pena. El PRI sigue siendo la misma maquinaria de corrupción que los que nacimos en la primera década de los 70s conocimos de niños. Y la oposición, desgraciadamente, lleva años tratando de mimetizarse con las mañas priístas, demostrando para desgracia de México que son excelentes alumnos.

Las candidaturas independientes parecen diseñadas para hacerlas tan difíciles que terminen siendo una amenaza menor para… los partidos políticos que las aprobaron. Pero no veo otra alternativa. Desde luego que la presión en la calle (sin destrozos) y en redes sociales (sin mentiras) debe continuar, pero eso sólo servirá para moderar los excesos del gobierno, lo que no es poco. Pero ya EPN nos demostró con el tirititito del jueves que no termina de entender la magnitud del problema. Dos maneras adicionales a la movilización tiene la sociedad civil para mejorar este país: la primera y que está más a la mano es observar la ley (sí, aunque el gobierno no lo haga), prepararse más, informarse mejor y ser más productivos. La segunda es mucho más difícil pero no veo alternativas: materializar el descontento en candidaturas independientes, que sean independientes de partidos políticos (no chapulines que se queden sin nominación) y que sean independientes entre sí (para que sean más difíciles de cooptar).

En Estados Unidos el “four more years” va acompañado, cuando el presidente es reelecto, con un hálito de esperanza. Para la mayoría de los mexicanos, que según todas las encuestas desaprobamos al gobierno de EPN, estos four more years no serán tan gozosos. Intentemos ser mejores mexicanos por un lado, y repasemos los requisitos para ser candidato independiente por el otro. No es deseable que nos tengamos que seguir conformando con votar por el menos pésimo.