Endeudarse está en griego
Grecia ha sido el país de la Zona del Euro más afectado desde la crisis financiera de 2008. En realidad ningún país salió indemne, pero por diferentes razones hubo algunos más castigados.
El caso de Grecia es extremo: durante muchos años su gobierno despilfarró recursos públicos. Mantenía programas sociales loables en el papel pero insostenibles en la práctica. El nivel de corrupción era elevado, tener al euro como moneda les daba una sensación de invulnerabilidad y se pusieron a gastar en obras públicas que terminaron sin servir.
Para cumplir con los requisitos de pertenencia al euro debían cumplir ciertos requisitos de techos de endeudamiento. Lo que tal vez no imaginaban los alemanes, franceses y holandeses que pusieron las reglas es que los griegos iban a presentar buenas cuentas con la poco digna herramienta de maquillar vilmente cifras.
Cuando fue obvio que los griegos tenían un serio problema de deuda sonaron las alarmas: había que ayudar al socio gastador, pero a cambio se le pedía que dejara de endeudarse paulatinamente.
Llevamos cinco años ya con esa situación: Grecia ha empezado a reducir el ritmo con el que se endeuda cada año. Pero no sólo no paga su deuda anterior: necesita que le presten para seguir gastando de más.
¿Les ha pasado que un amigo o pariente le pida prestado alegando una gran necesidad solo para ver sus fotos con el pomo en el antro el siguiente fin de semana, y el otro, y el otro? (A mí sí. No es agradable).
Imaginen que le dicen al amigo “ya no puedo prestarte más. Tienes deudas conmigo desde hace años y en vez de saldarlas cada vez me pides otro dinerito. Y no pareces hacer cambios en tu estilo de vida para generar ahorros y pagarme”.
Ahora imaginen que el amigo se indigna, dice “no te metas en mi vida, soy adulto autónomo independiente libre y soberano y no tienes por qué decirme en qué gastar mi lana”, y acto seguido… te pide más dinero prestado.
Esa analogía resume muy bien la tragedia griega. Muy dignos para gastar de más, muy ágiles para pedir prestado, unos campeones en justificar su despilfarro y prácticamente invisibles a la hora de pagar.
Traigo el tema a colación porque este domingo hubo elecciones en Grecia. Una coalición de partidos llamada SYRIZA convenció a los electores de un país muy endeudado y que cada vez se endeuda más de que está en crisis por culpa ¿de quién creen?, de quien les presta dinero y les dice “pero ya no te endeudes tanto”. Con la populista propuesta “di no a la austeridad” conquistaron al electorado. Desde luego los griegos pueden votar por quien les venga en gana. Lo chistoso es que crean que los problemas de deuda se resuelven endeudándose, y que quieran no pagar la deuda de años anteriores pero pidan más dinero prestado para seguir gastando de más.
Los griegos pagarán muy cara esa insensatez. Es curioso cómo en Grecia votan contra sus propios intereses en un acto irracional.
En otras noticias de insensatez, votar contra los intereses nacionales y actos irracionales, el PRI encabeza las encuestas para las elecciones federales de junio.
¡Griegos, no están solos! El masoquismo mexicano los acompaña en su lucha.