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El Apocalíptico que se Integró (22.1.2013)

by | Ene 22, 2017

EL APOCALÍPTICO QUE SE INTEGRÓ

Pocas personas han escuchado hablar de Mark Lynas. Pero sí de las campañas que encabezó: él lideró el movimiento en contra de los alimentos transgénicos. Sin ninguna base científica exigió que se prohibieran, participó en la destrucción de algunos cultivos y se la pasó sembrando dudas. Que si causaban cáncer. Que si era una conjura de las grandes empresas para acabar con los campesinos. Que iban a provocar alergias. Que usaban pesticidas dañinos. Que se alteraba el suelo.

Hoy, varios años después, no hay un solo caso documentado de una persona que haya consumido alimentos transgénicos y como consecuencia de ello le haya dado cáncer o alguna otra enfermedad seria.

Tras años de revisar evidencias científicas para buscarle los “peros”, Lynas cambió de postura. Ahora está a favor de los transgénicos.

En lo personal creo que los alimentos modificados genéticamente son una gran parte de la solución al problema del hambre. Se puede hacer comida más resistente a plagas, temperaturas extremas o descomposición. Se puede hacer comida con más proteínas, vitaminas y minerales. Verduras más grandes, reses con menos grasa. Incluso se puede introducir genéticamente vacunas a los alimentos.

Claro, habrá quien prefiera cultivos orgánicos “tradicionales”, y esa actividad seguirá mientras haya quien esté dispuesto a consumir. Pero lo que no se vale es prohibir a los transgénicos sin ninguna base.

Ayer se anunció el hallazgo de un manto acuífero que es suficiente para cubrir la demanda de la Ciudad de México por los siguientes 100 años. Cada vez hay más turbinas eólicas. Cada vez es más barato hacer potable el agua de mar. Cada vez se usa más la energía solar. Los que tenemos hijos pequeños sabemos que en sus escuelas les están enseñando a cuidar la ecología de una manera muy activa (yo a su edad no tenía idea de lo que era “reciclar” ni separábamos la basura). La última contingencia ambiental en el DF se dio a fines del año pasado con 110 puntos IMECA, cuando en 1992 (por ahí de abril, si mi memoria no falla) tuvimos 398 puntos.

Claro que la actividad industrial y de consumo del hombre afecta al planeta. Pero ya dejemos de pensar que el mundo está cerca de terminar como nos quieren vender los apólogos del apocalipsis.

P. D. Me gustó la frase “apólogos del apocalipsis”.

P. D. 2. Sí, el título de este texto está inspirado en el libro de Umberto Eco.