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To Starbucks or not to Starbucks?

by | Ene 30, 2017

To Starbucks or not to Starbucks?

Para pocos es novedad que de hace una semana para acá hay un movimiento para que la gente deje de comprar productos gringos. Posiblemente uno de los casos que más se han usado es el de Starbucks, aunque Ford no se ha quedado muy atrás.

Los que están en contra han usado varios argumentos, algunos de los cuales incurren en una serie de falacias, sofismas y mentiras para disuadir a los que pretenden decir “adiós, [inserte nombre de marca gringa]”.

Desde luego que nadie me ha pedido mi opinión, pero ahí va.

EL ARGUMENTO DE LA PÉRDIDA DE EMPLEOS MEXICANOS

Starbucks México emplea casi exclusivamente a mexicanos. Digamos por simplificar que por cada 10,000 cafés vendidos adicionales, Starbucks contrata a un nuevo empleado. Si no se venden esos cafés, ese empleo no se generará. Del otro lado, por cada x porcentaje que le bajen las ventas a Starbucks, tendrá que despedir personal.

Eso es muy cierto.

Pero no se pierden empleos: los 10,000 cafés que no venderá Starbucks los venderá alguien más. Una empresa mexicana, coreana, azerbaiyana, colombiana, angoleña o lo que gusten. Da igual. Esa cafetería contratará al mexicano que Starbucks no. Igual esa cafetería invertirá, pagará renta, impuestos… lo único que habría es una pérdida de empleos mexicanos EN Starbucks que se compensará con empleos mexicanos EN otra cafetería. Nadie ha planteado que quien quiere un café de Starbucks se quede en su casa o cambie a té, simplemente que busque otra marca.

Lo mismo con Ford: la comisión que el vendedor mexicano de la agencia mexicana de Ford no va a cobrar porque alguien decidió comprar Honda, será cobrada por el vendedor mexicano de la agencia mexicana de Honda. El empleo cuando alguien opta por un sustituto no se crea ni se destruye: simplemente se transforma.

EL ARGUMENTO DEL PROTECCIONISMO

El proteccionismo es malo, nos dicen. Funciona mejor el libre mercado, repiten.

Y vaya que tienen razón. Estoy 100% a favor.

En lo que les falla el razonamiento es en pensar que la libérrima decisión de cada persona de comprar lo que decida es proteccionismo, cuando en cambio es lo opuesto. Si yo mañana decido cambiar Kellog’s por Nestlé (Hopp Schweiz!) no hay proteccionismo sino el uso de mi libertad.

Proteccionismo es impedir que Starbucks abra. Ponerle un impuesto confiscatorio. Multar a quien compre ahí. Agredir a quien vaya. Yo no he leído a nadie que lo pida. Que alguien decida comprar un producto – y no otro – no es proteccionismo. No te dejes engañar.

Gente a la que yo respeto mucho ha caído con esa idea. Pero ninguna decisión individual de consumo puede ser proteccionista. Imposible.

Y para cerrar este tema, es importante notar que uso “no gringo”, que no es lo mismo que “mexicano”. Si no estoy de acuerdo con el nacionalismo de Trump, no voy a caer en nacionalismo mexicano.

EL ARGUMENTO DEL ABSOLUTO

“Entonces qué”, dicen, “¿vas a quemar tu visa? ¿No vas a ver la NFL o Star Wars? ¿Vas a dejar de usar Whatsapp, Twitter y Facebook”.

Nuevamente, no he leído a nadie con una postura tan extrema. Yo interpreto la campaña como una reflexión sobre las decisiones de compra que tomamos, y el papel que la nacionalidad del producto tiene. Creo que la idea es que si encontramos productos no gringos que en nuestra opinión son equivalentes a los gringos que consumimos, podemos decidir comprarlos. Que la nacionalidad sea una de las variables. ¿Que la NFL es irresistible para ustedes? Véanla. ¿No pueden vivir sin Starbucks? No pasa nada. Pero si las ventas de productos gringos bajan 10%, la señal para empresas, franquiciatarios maestros y gente que busca empleo será importante: en igualdad, varios prefieren lo no gringo. Eso puede incrementar la presión de empresas estadounidenses a Trump, subiendo el costo de sus decisiones y retórica.

EL ARGUMENTO DEL FRACASO DEL BOICOT

Esta película ya la hemos visto antes. Televisa ahí sigue, Bimbo y Soriana también. No sé si Gael ya vuela en KLM pero miles de mexicanos lo hemos hecho desde que, todos lo vimos, no era penal.

¿Qué pasa si este boicot fracasa miserablemente? ¿Si nadie cambia sus hábitos de consumo? En mi opinión no pasa nada. Con que centenares de miles, tal vez millones de mexicanos, le dediquen unos minutos estas semanas a ver qué compran y por qué, creo que ganamos todos. Si al final resulta que por lo que sea (malinchismo, amor por Estados Unidos, buena calidad, fortaleza de marca) todos reafirman sus mismas decisiones de compra, creo que terminan mejor. Nunca estorba plantearnos preguntas sobre el origen, alternativas, ventajas, y cualesquiera otras características que cada uno considere relevantes.

Starbucks, por ejemplo, tiene su sede en una ciudad que votó abrumadoramente contra Trump. Además ha anunciado que contratará migrantes en Estados Unidos. ¿Pesa más eso, o pesa más el origen de la compañía? ¿O ninguno de esos factores es relevante? Que cada quien decida.

¿Yo qué voy a hacer? Sabido es por quienes me conocen que el estilo gringo, en varios aspectos, nunca me ha gustado. No haré mucho cambio: lo que compro de allá suele ser lo que considero claramente mejor que las alternativas, y así seguiré. No, no quemaré mi visa. Sí, me seguirán viendo con mis playeras del Hard Rock Cafe. Y en igualdad de circunstancias, preferiré lo no gringo.