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Una AVALancha de corrupción (12.2.2015)

by | Feb 12, 2017

Que José Murat esté involucrado en escándalos de corrupción es una gran sorpresa… si vives en Mozambique, eres sordomudo y tienes 4 años. Para los mexicanos era un secreto a voces, que desgraciadamente ha sido documentado por un medio internacional (ojalá en México el nivel general de la prensa, particularmente de la televisión abierta, fuera más combativo).

Dentro de las explicaciones dadas por Alejandro Murat (“la casa no era mía, la compraron entre mi esposa y mi tío”) hay una que me parece muy trascendente pero que no he leído que haya sido suficientemente analizada: Murat Jr. dice que la casa se compró con un crédito hipotecario del que él fue aval.

No se necesita ser un banquero privado con 19 años de experiencia para ver que detrás de esa explicación yace otra fuente de preguntas: un banco mexicano no otorga créditos hipotecarios para propiedades en Estados Unidos. Es decir que el crédito viene de un banco gringo. ¿Y en qué condiciones da un banco gringo un crédito a un mexicano el 99% de las veces? Vía un back-to-back, es decir, prestando contra dinero invertido en dicha institución. En caso de un empresario formal eso está muy bien, pero ¿de dónde salió la inversión que sirvió de garantía para el aval? Para todo efecto práctico, es lo mismo que la familia Murat tenga un millón de dólares en un departamento a que lo tenga en una inversión que sirva de garantía para comprarlo.

Así como la Gaviota nos explicó golpeadito que tenía un contrato para su Casa Blanca (con condiciones completamente fuera de mercado, como todos los mexicanos menos Virgilio Andrade podemos deducir al leerlo), y Videgaray nos explicó que su Crédito Higa fue con una tasa mucho más barata que la que un banco ofrece a sus empleados sindicalizados (lo que todos excepto Virgilio Andrade pueden constatar en cinco minutos preguntando a alguien que trabaje en un banco), del mismo modo tenemos ahora el Caso Murat, donde la palabra “aval”, tan tranquilamente dicha por Alejandrito, más que exculpación parece autocondena.

¿Para cuándo la explicación de la razón por la que los bancos gringos los avalan, familia Murat?