by @avestruzeterea | Ene 28, 2020
El promedio de goles por jugador en una temporada de la Liga Española es muy bajo. Contando a todos los jugadores del equipo, la media de goles se cuenta con los dedos de una mano, y sobran algunos.
Pero hay una terrible desigualdad. Lio Messi por ejemplo mete en una temporada diez veces más goles que el promedio.
¿Se les ocurre que sea sensato pedirle que ya no meta tantos, sino solo una cantidad razonable? A mí se me haría absurdo.
A Messi (y a los demás) hay que pedirles que respeten las reglas del juego, que sigan las indicaciones del árbitro y que reproduzcan los valores del Fair Play. Si haciendo lo anterior mete muchos goles, pues qué bueno. El señor es futbolista, y los juegos se ganan metiendo al menos un gol más que el otro equipo. Si entiendes de futbol, no puedes pedirle a un jugador que no meta tantos goles (bueno, solo si juega contra tu equipo).
Lo mismo pasa en el beisbol. ¿Le deberías pedir a un pitcher que no saque tantos outs en fila? ¿O al cuarto bat que no conecte muchos extrabases? Me parece que no. Nuevamente hay que pedirles que no hagan trampas (los estoy viendo, Astros de Houston).
En los maratones pasa lo mismo. “Oye, 42 kilómetros son muchos, señor corredor profesional keniano. Debería correr solo unos 10 o 12”. Suena ilógico pedir eso, ¿no? El maratonista se prepara para terminar la competencia, y mientras no le haga como Roberto Madrazo está muy bien.
Si alguien se dedica a un deporte, un oficio, una profesión, una actividad remunerada, se le debe pedir que se sujete a las reglas. No que deje de destacar. Parece algo muy fácil de entender.
Pero no para Don Ganso Necio.
El señor acaba de decir que los empresarios deben tener solo una “utilidad razonable” (whatever that means).
Pocas cosas demuestran más claramente lo arcaico del (vamos a llamarle) entendimiento de la economía que tiene AMLO. Él ve a los empresarios como, en el mejor de los casos, un mal necesario. Y como al final son un mal, pues que no ganen mucho.
No les pidió a los empresarios que cumplieran las leyes laborales, lo que sería muy sensato, dado que es obligación de los empresarios el hacerlo y de AMLO verificar que se haga. No.
No les pidió a los empresarios que cumplieran las leyes fiscales. No.
Tampoco las ambientales. O las de competencia. No les pidió que se sujetaran al marco legal.
Les pidió que ganen menos. Porque no entiende que así como Messi quiere meter más goles y eso es válido mientras sea sin trampas, los empresarios también pueden querer más utilidades y eso es válido mientras sea sin trampas. Esos empresarios (extranjeros, nacionales; enormes, grandes, medianos, pequeños y micro) son los que generan la mayor parte de los empleos, de los impuestos, de las inversiones. Si en México hubiera 100,000 empresarios exitosos extra, y esos empresarios cumplieran la ley, México estaría mucho mejor.
¿Quieres que haya más empleos? La mejor solución es que haya más empresarios.
¿Quieres mejores salarios? Más empresarios.
¿Quieres que México salga de la recesión a la que entró a raíz de la cancelación del NAICM? Sí, acertaste. Empresarios.
Y uno de los incentivos de los empresarios es ganar mucho dinero. Para unos es el principal, para otros es uno entre varios. Mientras sigan las leyes, es decisión de cada uno.
Es más probable que una empresa con muchas utilidades se expanda y genere nuevos empleos.
Es más probable que una empresa con muchas utilidades lleve sus productos y servicios a más gente.
Una empresa con muchas utilidades puede invertir más que una que salga tablas. Generará más PTU para sus empleados. Pagará más impuestos, más cuotas al IMSS, más dinero al INFONAVIT.
No se debe permitir que Messi meta goles valiéndose de trampas. Claro que no. Pero si sigue las reglas, es más que válido que quiera meter muchos goles y cooperar con sus compañeros para meter muchos más. Aunque acaben la temporada con 60 goles más que el Betis de Sevilla.
No se debe permitir que un empresario haga dinero violando normas laborales, fiscales, ambientales, sanitarias, de protección industrial, de competencia. Al gobierno sí le toca aplicar esas normas, y la gran mayoría se lo agradeceríamos.
Lo que es absurdo es que AMLO ni siquiera mencione el tema. Para él un empresario con muchas utilidades es un empresario abusivo.
Porque de economía entiende muy poco.
by @avestruzeterea | Dic 18, 2019
Una senadora de MORENA hizo una iniciativa de ley que, básicamente, pone en riesgo al estado laico. Sí, ese estado laico que aguantó muy bien con presidentes priistas mochos, como Manuel Ávila Camacho, y que la libró sin problemas con los dos presidentes panistas, que por origen parecían sus peores enemigos.
¿En qué consisten los cambios? Pues vale la pena empezar por el principio: proponen borrar de la ley el término “separación del Estado y las iglesias”. Digo, aquí no se necesita una lupa para leer las letras chiquitas (no se la pidan a Seade, él no tiene). Más claridad es difícil.
Ahora se pretende que las iglesias ayuden al desarrollo cultural y social, en mancuerna con el estado. Que regresen a las escuelas públicas las manifestaciones religiosas. Que tengan canales de televisión abierta, o puedan comprar espacio en las actuales, o que los funcionarios públicos puedan usar la “objeción de conciencia” para evitar cumplir una ley que consideren que va contra sus creencias.
Para mi sorpresa, ha habido gente que se ha manifestado a favor de ese bodrio. A ese grupo me quiero dirigir.
“¿Qué tiene de malo que los niños recen en la escuela, guiados por un sacerdote? Diosito solo quiere cosas buenas para todos. ¿Qué mal puede hacer’”, dicen algunas católicas.
Solo con esa frase se empieza a ver que nos enfrentamos a un problema serio: la señora católica ve muy bien que a sus hijos les den algo de religión en la escuela. Sí. Pero asumen que será la católica. ¿Qué día de la semana le tocará a la Iglesia de la Santa Muerte ir a la escuela de sus hijos a impartir las clases de religión? ¿Le van a reservar a la Iglesia Satánica los viernes 13 para hacer más impactante la ceremonia, o se van a alternar con los mormones, los judíos y los taoístas?
“Uy, no. Qué horror. Yo no hablo de esas sectas y cosas feas. Yo hablo de un sacerdote”. Bien, pues con eso se está discriminando a los no católicos, que cada vez son más en México. Esa señora tiene todo el derecho a hablarle a su hijo de religión en su casa, y llevarlo los domingos a misa. Pero no tiene derecho a que su religión se imponga sobre los hijos de los demás, con recursos públicos.
“Bueno, pero ¿qué tiene de malo que las iglesias ayuden con el desarrollo cultural y social?”. Pues… vamos a ver cómo resulta eso cuando, en mancuerna con algún gobierno municipal, la actividad la lleven a cabo los musulmanes, basados en las enseñanzas del Corán. Si además esos musulmanes son wahabitas, pues se me hace que ya la reunión en el kiosko de la Plaza Central no va a ser tan agradable para los que ahora festejan la iniciativa. Porque ni modo que el gobierno diga “estas religiones sí, estas religiones no, y si quieres ser católico tienes que creer más en San Judas que en San Pascual Baylón”. Para eso existe el estado laico, para que cada quién crea o deje de creer lo que quiera, sin que el estado intervenga.
Lo de la objeción de conciencia llevaría a una primacía de la ley del dios en el que cada uno crea, sobre la ley civil. Y ya tenemos la experiencia de lo que pasa en otros países y que seguramente veríamos reflejado en México: que se empezarían a formalizar nuevas religiones. Los pastafarianos, que adoran al Monstruo del Espagueti Volador, o la Religión Jedi, o mejor aún, la Religión sobre la Diosa Verdadera, la Unicornio Rosa Invisible (SPNSH).
¿Les suena a algo fantasioso? Vamos a tomar algunos ejemplos reales: Desde 2015, el Templo de la Orden Jedi es una religión registrada en Texas, por lo tanto es exenta de impuestos. En Reino Unido los ministros Jedi pueden casar (how cool is that?). En Turquía, después de que hubo una petición para poner una gran mezquita en una universidad, le siguió otra que demandaba un templo Jedi dentro del campus.
Ahora imaginen esto: toman ustedes un trabajo del gobierno. De lo que sea. Y cuando su jefe o su contrato de labores les pida algo, lo que sea, incluso ir a una junta, pues “no puedo ir. Mi religión me impide ir a reuniones excepto si son a partir del día 40 de cada mes”. Y háganle como quieran. La ley divina, interpretada al gusto de cada quien, financiada con los impuestos de todos.
Hay quien dice que este tipo de leyes son consecuencia de la alianza que hizo AMLO con el PES, el partido de los evangélicos (que están más que deseosos de que esta ley se apruebe, y que llevan mano en el ánimo de la 4T). Pero en realidad estas ideas de AMLO son anteriores. Él siempre ha sido una persona profundamente conservadora, y esta iniciativa de una senadora de MORENA que él seleccionó personalmente para el cargo, es solo una prueba más.
Es el estado laico nos conviene a todos. Incluso si formas parte de la religión que hoy es mayoritaria, porque no sabes si eso va a cambiar en unos años y estarás a merced de las veleidades del gobernante en turno. Que se respete el derecho de cada quien a no creer o a creer, y en ese caso, en qué dios, y en ese caso, si es o no bajo una religión, y en ese caso bajo qué religión, y en ese caso, bajo qué reglas (hay católicos que opinan que el divorcio no existe, y hay católicos que van por la tercera bendición de anillos, que se parecen tanto a las bodas que hay que poner atención para percibir la diferencia).
Y sigamos todos así, viviendo bajo leyes civiles, que nos permiten que dentro de ellas, cada quien se ocupe de sus propias inquietudes espirituales. Quiera la Unicornio Rosa Invisible (BSSSC) que así sea.
by @avestruzeterea | Nov 27, 2019
Los que hemos usado el aeropuerto de Ciudad de México tenemos una opinión casi unánime: es una porquería en prácticamente todos los aspectos. Hasta hace un año quedaba la esperanza de que se estaba construyendo su reemplazo definitivo, pero dijo AMLO que siempre no.
Mención especial dentro del desastre del AICM es la temida Sala 75. Ahí se concentran tantos vuelos que la tuvieron que partir en cuatro, y es caótica tanto arriba en el mostrador como abajo a la hora de abordar el autobús. Ahora pide Aeromexico estar 50 minutos antes ahí, en vez de los 20 normales.
Como ese aeropuerto deberá sobrevivir varias décadas más, según designios de la 4T, hace varios meses el gobierno decidió licitar una obra: el llamado Dedo L, que unirá a la T2 con los aviones que se ven más cercanos, a los que el bus tarda pocos segundos en llegar. La idea es que caminando vamos a llegar a esas nuevas salas de contacto, numeradas de la 75 a la 81, para evitar parte del caos actual. Más posiciones de contacto, menos viajes en bus y menos “su vuelo se aborda en la 75 C Autocar 9”.
Total que este gobierno licitó esa obra hace meses. Si han usado últimamente la T2 tal vez hayan notado que está en obras esa zona, y que su avión a veces queda estacionado cada vez más lejos, en rincones inhóspitos del aeropuerto. O que pasa una hora entre que el avión aterriza y se puede bajar.
El consorcio que ganó la licitación incluye a la empresa que hizo el Socavón Express en Cuernavaca. Ya no sé si es buena carta de presentación. Tal vez era una empresa maligna con EPN pero ya está purificada. Vayan ustedes a saber.
Pero el motivo de estás líneas es hablar de tiempos. La licitación daba al ganador la responsabilidad de entregarlo a finales de diciembre de este año.
Y pues… eso no va a pasar.
No, no soy arquitecto ni ingeniero ni experto en estructuras.
Pero es visible el avance. O más bien la falta de.
Este podría ser el escándalo que viene. En un aeropuerto al que ya no había necesidad de meterle dinero porque iba a ser reemplazado, el gobierno decide hacer una obra. Se la da a una constructora con pasado cuestionable. Y le da una fecha de entrega que no se va a cumplir. ¿Se acuerdan que la 4T señalaba que la Estela de Luz se entregó mucho tiempo después del previsto? Pues bienvenidos. No es lo mismo borracho que cantinero.
Al final (siendo optimistas) tendremos un edificio “Dedo L” en la T2 hecho por un constructor cuestionado, que no estará listo en un mes como quería el gobierno. Habrá que revisar el tema de los sobrecostos que seguramente habrá.
Una pifia más.
P. D. Si quieren aderezar estas líneas con evidencia visual, pueden subir sus fotos de la obra. Es visible desde el aerotrén, desde la sala 75, desde los autocares de la T2 y de las salas 74 a 70. Si por curiosidad se asoman, díganme por favor si esa obra va a estar terminada en 30 días.
by @avestruzeterea | Nov 5, 2019
Imaginen que un grupo de nueve amigos se reúne para planear unas vacaciones. Se propondrán diferentes alternativas, se votará, y los nueve irán a donde vote la mayoría.
Los amigos empiezan a comentar opciones: Cancún, Las Vegas, París, San Miguel de Allende, la esfera solar de la Feria Mundial de Knoxville, y demás lugares.
De repente uno de los amigos propone Siria. Varios de los otros se alarman ante esta proposición. ¿Siria? ¿Con su guerra civil, el gobierno que usa armas químicas contra sus opositores, donde ISIS controlaba buena parte de su territorio, donde están metidos los rusos y los gringos, donde los turcos se meten a tratar de matar kurdos? ¿A ese Siria quiere ir alguien?
Total, que siguen platicando opciones. A los que les gusta la playa no quieren ir a San Miguel de Allende, y a los que no les gustan los casinos dudan sobre la opción de Las Vegas. Pero al final a la mayoría le une la misma idea: mejor ir a cualquier lado que a Siria.
Llega el día de las elecciones y pues… ¡gana Siria! Entonces seis de los nueve dicen “no puede ser, esto es una pesadilla”. Del otro lado de la mesa, tres personas sonríen y celebran. ¿Pues qué pasó?
Pasó que el resultado final de la elección fue de este modo: tres personas no votaron. Dejaron su destino vacacional a los demás. Otros tres sí votaron: uno por Cancún, otro por San Miguel de Allende y otro por el sur de Dakota del Norte. Pero tres personas tal vez por curiosidad, tal vez por convencimiento, tal vez porque no les gustaba Cancún ni San Miguel de Allende porque habían tenido pésimas experiencias ahí, tal vez por ir a lugares nuevos, tal vez porque les dijeron que todo lo que pasaba en Siria en realidad eran “fake news”, en fin, por lo que ustedes quieran, esas tres personas votaron por Siria. Y Siria ganó.
Empiezan el camino a Siria y lo que se encuentran pues es un desastre. No pueden dormir por las bombas, no hay en muchos lugares servicios básicos, está prohibido consumir alcohol, las mujeres no pueden salir solas a la calle… total, que los seis que no votaron por Siria están muy molestos y preocupados.
“Estas vacaciones son un desastre”, dice uno de los seis. “¡En lo que nos metieron los tres que votaron por Siria!”. Pero esos tres votantes no entendían la idea de “culpa” o “remordimiento”. Ellos votaron por Siria porque Siria querían.
De repente uno de los seis se voltea con los otros cinco y reflexiona (tenían mucho tiempo libre para reflexionar parapetados en las habitaciones del hotel mientras en la calle había tanques y ataques con metralletas): “oigan, ¿y si esto en realidad es culpa de nosotros seis?”.
“¿Y qué culpa tengo yo?”, responde uno*. “Yo voté por Cancún, que tendrá problemas de sargazo y está infestado de narcos pero definitivamente se está menos peor que aquí”. “Sí”, dice otro. “Yo no quería Siria, de hecho no voté por nada. ¿Cómo puede ser mi culpa?”.
Entonces el reflexionador les dice “pero nosotros somos seis, y estábamos de acuerdo en que Siria era la peor opción. Bastaba con que cuatro de los seis nos pusiéramos de acuerdo en cualquier otro lugar, aunque fuera el municipio vecino, para evitar Siria. Pero cada quien jaló para su lado, tres ni siquiera se animaron a votar como si abstenerse de hacerlo te eximiera de las consecuencias de la votación, y los otros tres se empecinaron en votar por su opción favorita sin entender las consecuencias. ¿Cómo culpar a tres del grupo de lo que los otros seis por mensos y desorganizados no conseguimos?”.
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Pues bien, eso es lo que pasó el 1 de julio de 2018. Cerrando números, 30 millones votaron por AMLO, y 60 millones no nos pusimos de acuerdo para votar por una alternativa. Ahí está la consecuencia de que 30 millones de personas no hayan tenido una hora de su domingo para ir a votar a una casilla cercana a su casa. Ahí está la consecuencia de que los otros 30 millones que sí votaron no lo hayan hecho masivamente por la opción que iba en segundo lugar.
Desde luego que influyó la duda que gente cercana al PRI hizo hacia la parte final de la campaña con esas encuestas extremadamente patito de firmas de las que nadie había escuchado nada ni ha vuelto a escuchar después. Desde luego que influyó que muchas personas que dijeron que iban a votar por el segundo lugar, el que fuera, terminaron cambiando el mismo día de opinión porque les caía mejor Meade que Anaya (ustedes saben quiénes son, y le regalaron a AMLO más diputados y senadores de los que le pudieron haber tocado).
Pero ahora que muchos de los que no votaron por AMLO opinan que el país va por mal camino, sigue esa idea en mente, que veo en redes sociales muy frecuentemente: “la culpa de que esté pasando esto en el país es de los 30 millones”.
No, señores. Si esos 30 millones derrotaron a 60 millones, la culpa es de los 60 millones. Lo más rápido que lo entendamos, lo más fácil que vamos a salir de esto. Mucha gente se consuela con que en varias mediciones la popularidad de AMLO vaya bajando (aunque sigue muy alta). Pero vamos a pensar que baje al 40%. Si ese 40% sale a votar por él, y el otro 60% se divide entre tres candidatos, abstención y voto nulo, pues con el 40% tienen suficiente para seguir ganando.
Si no votaste por AMLO, y crees que por lo tanto no tienes culpa de nada, por favor recuerda la historia de los 9 amigos atrapados en el hotel bombardeado de Siria que platiqué al inicio. No, no es fácil que 60 millones se pongan de acuerdo en algo. Pero si por las razones que gusten vas a tener en tu grupo de amigos a 3 que sigan votando por ir de vacaciones a Siria, más le vale a los 6 restantes empezar a ponerse de acuerdo si no en la opción ideal, sí al menos en una menos peor.
*El que respondió eso se llama Chayanne, me dijeron. No entendí.
by @avestruzeterea | Oct 15, 2019
Muchos pasamos por esta etapa cuando éramos estudiantes. Algunos lo hacíamos a propósito, desde el primer día de clases.
Apenas entraba un nuevo maestro por la puerta, había que observarlo (u observarla u observarlx. No empiecen con detall@s). Si podíamos tener datos sobre él, de alumnos que ya habían estado en sus clases, nos empezábamos a hacer un perfil.
Y a partir de ahí, pues a empezar a calarlo. Pequeños murmullos de los que nos sentábamos hasta atrás. Y a ver si hay reacción. Luego ir subiendo la voz, poco a poco. Risas. A ver si hay reacción. Papelitos rolando por toda el área. El chismógrafo de mano en mano para ver a quién le gustaba quién. Y a ver si hay reacción.
Desde luego que había matices, pero en general los maestros se clasificaban en dos grupos. El primero era el de los que no decían nada, o solo esbozaban una pequeña queja. “Por favor guarden silencio”. Si a esa sugerencia no le agregaba nada, había perdido a buena parte del grupo: íbamos a hacer básicamente lo que quisiéramos. Pero había otro tipo de maestros: los que al primer sonido difuso que se escuchara, decían algo estilo “pues escuché un sonido al fondo del salón, por lo que todos que están por allá se salen de inmediato de mi clase”. Todavía esperando que fuera un exabrupto, los alumnos nos defendíamos. “Yo no fui, fue Teté”. “Pues se sale todo ese grupito y además Teté. Si no se salen de inmediato, me salgo yo y voy a la dirección”.
Y pues se nos quitaba la risa, nos salíamos del salón, y aprendíamos una lección. “Con el Profesor Estricto no puedes payasear. Para eso mejor espera a la clase de Pasguato. Ese no hace nada”.
Eso se repetía con cada maestro nuevo. Él tenía la autoridad formal en el salón, y había que evaluar si estaba dispuesto a usarla. En caso negativo, pues la clase iba a ser muy divertida. Pero los mismos que nos poníamos literalmente a cantar, a balancearnos en la silla, a hacer música con los pies, a jugar Maratón, a salir y a entrar del salón como si fuera un motel gallego (la frase es de un excelente maestro Estricto que tuve) y demás monerías en la clase de Pasguato de 9am a 10am, nos portábamos muy bien con Estricto de 10am a 11am. Porque con él no podías hablar. Porque con él no podías entrar si ya había empezado la clase. Porque para entrar a clases con él tenías que llevar el libro (y sabe Alá que yo no era precisamente de llevar útiles a la escuela). Al final esas clases eran mucho más estructuradas, con más disciplina, con alumnos más enfocados.
Al final, en retrospectiva de alguien que terminó sus estudios universitarios el milenio pasado, aprendí mucho más de los Estrictos que de los Pasguatos. Pero eso es otra historia. Mi punto aquí es que por naturaleza tratamos de ver cuáles son los límites reales con los que contamos. Desde bebés, aunque mejor de eso que platiquen los sicólogos.
Toda esta pequeña disertación es primero que nada porque tengo excelentes recuerdos de mis etapas estudiantiles. Pero segundo porque encuentro mucho paralelismo entre esa actitud y lo que estamos viendo en el país ahora.
Desde luego que no es nada nuevo. Estamos acostumbrados a plantones, bloqueos, destrozos en manifestaciones, ataques a la propiedad pública y privada, restricciones al libre tránsito. Muchos grupos de todos los colores lo han venido haciendo y en general la respuesta de los gobiernos federales, estatales y municipales ha sido muy mala.
Pero ahora es peor.
Don Ganso Necio ha repetido, y ha demostrado, que es como el maestro Pasguato. Se roban el dinero de las casetas mucho más que antes, y ya dijo él que si es con una causa justa no hay problema. Si secuestran autobuses con todo y conductores, se le regala plaza a los delincuentes. Que sí, delincuentes son aunque digan que mencionarlo es de “privilegiados”. Los taxistas bloquearon hace semanas y lo volverán a hacer hoy. Ellos dicen cuándo, por dónde, y cuánto tiempo. Ya les tocó una lana, y van por más. ¿Qué se acabó la guerra, que abrazos y no balazos, que hay que presumir que la policía ya no mata a sicarios? Pues servidos, entonces los sicarios matan a 14 policías.
Corruptos tan obvios como Manuel Bartlett pueden campear a sus anchas porque se asumen bajo el manto de impunidad de la 4T. Para ellos toca voltear a otro lado, mientras que para los enemigos del régimen toca congelamiento de cuentas y renuncias repentinas.
Lo que necesita México es un gobierno estricto con la aplicación de las leyes. Sí, a todos. Sí, también a los que hicieron delitos los sexenios pasados desde el sector público o privado. No me salgan con su dóndeestabascuando. No, aplicación de las leyes no significa asesinar activistas ni violar derechos humanos de presuntos delincuentes ni brincarse el debido proceso. No. De hecho por definición las leyes prohíben eso, por lo que su aplicación correcta no podría causar eso.
¿Qué vamos a obtener si en el país se puede bloquear cualquier vía de comunicación impunemente, si se puede incendiar edificios públicos impunemente, si se puede robar el dinero de las casetas de cuota impunemente, si se puede robar camiones impunemente, si se puede secuestrar choferes impunemente, si se puede vandalizar, pintar, romper, destruir impunemente? Por más que compartamos memes bonitos sobre que la responsabilidad empieza por cada uno, pues lo que vamos a obtener es que más personas lo hagan. Porque es más fácil como taxista pedirle al gobierno que te proteja de Uber que hacer cambios concretos para poder competirle mejor. Porque es más cómodo obtener plaza mediante el secuestro de personas que teniendo exámenes de evaluación. Por supuesto que siempre habrá gente que se ciña a las reglas a pesar de que sepa que la impunidad está casi garantizada. Pero desde la primaria sabemos que nos comportamos diferente según evaluemos a quien tenga la autoridad formal.
Y la autoridad formal ahora está demostrando que no está interesada en aplicar las leyes en un número muy grande de los casos.
Y muchos grupos están tomando nota. Y van a actuar en consecuencia. Si fue la CNTE quien se reunió con diputados, si fue la CNTE quien se reunió con senadores, si fue la CNTE la que se reunió con AMLO, y si lograron lo anterior vía métodos ilegales, ¿qué sentido tiene para un maestro quedarse en el SNTE? Si la no aplicación de la ley continúa, la CNTE seguirá creciendo y lo que hoy es un cáncer que afecta sobre todo a Chiapas, Oaxaca y Guerrero se irá extendiendo al resto del país. Y no hay ningún camino al progreso de un país si la CNTE controla la educación pública.
Los alumnos observábamos a los maestros. Y actuábamos en consecuencia. Hoy los mexicanos observan al presidente. Y están actuando en consecuencia.
Los resultados están a la vista.