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Una Boda Jedi

by | Dic 18, 2019

Una senadora de MORENA hizo una iniciativa de ley que, básicamente, pone en riesgo al estado laico. Sí, ese estado laico que aguantó muy bien con presidentes priistas mochos, como Manuel Ávila Camacho, y que la libró sin problemas con los dos presidentes panistas, que por origen parecían sus peores enemigos.

¿En qué consisten los cambios? Pues vale la pena empezar por el principio: proponen borrar de la ley el término “separación del Estado y las iglesias”. Digo, aquí no se necesita una lupa para leer las letras chiquitas (no se la pidan a Seade, él no tiene). Más claridad es difícil.  

Ahora se pretende que las iglesias ayuden al desarrollo cultural y social, en mancuerna con el estado. Que regresen a las escuelas públicas las manifestaciones religiosas. Que tengan canales de televisión abierta, o puedan comprar espacio en las actuales, o que los funcionarios públicos puedan usar la “objeción de conciencia” para evitar cumplir una ley que consideren que va contra sus creencias.

Para mi sorpresa, ha habido gente que se ha manifestado a favor de ese bodrio. A ese grupo me quiero dirigir.

“¿Qué tiene de malo que los niños recen en la escuela, guiados por un sacerdote? Diosito solo quiere cosas buenas para todos. ¿Qué mal puede hacer’”, dicen algunas católicas.

Solo con esa frase se empieza a ver que nos enfrentamos a un problema serio: la señora católica ve muy bien que a sus hijos les den algo de religión en la escuela. Sí. Pero asumen que será la católica. ¿Qué día de la semana le tocará a la Iglesia de la Santa Muerte ir a la escuela de sus hijos a impartir las clases de religión? ¿Le van a reservar a la Iglesia Satánica los viernes 13 para hacer más impactante la ceremonia, o se van a alternar con los mormones, los judíos y los taoístas?


“Uy, no. Qué horror. Yo no hablo de esas sectas y cosas feas. Yo hablo de un sacerdote”. Bien, pues con eso se está discriminando a los no católicos, que cada vez son más en México. Esa señora tiene todo el derecho a hablarle a su hijo de religión en su casa, y llevarlo los domingos a misa. Pero no tiene derecho a que su religión se imponga sobre los hijos de los demás, con recursos públicos.


“Bueno, pero ¿qué tiene de malo que las iglesias ayuden con el desarrollo cultural y social?”. Pues… vamos a ver cómo resulta eso cuando, en mancuerna con algún gobierno municipal, la actividad la lleven a cabo los musulmanes, basados en las enseñanzas del Corán. Si además esos musulmanes son wahabitas, pues se me hace que ya la reunión en el kiosko de la Plaza Central no va a ser tan agradable para los que ahora festejan la iniciativa. Porque ni modo que el gobierno diga “estas religiones sí, estas religiones no, y si quieres ser católico tienes que creer más en San Judas que en San Pascual Baylón”. Para eso existe el estado laico, para que cada quién crea o deje de creer lo que quiera, sin que el estado intervenga.

Lo de la objeción de conciencia llevaría a una primacía de la ley del dios en el que cada uno crea, sobre la ley civil. Y ya tenemos la experiencia de lo que pasa en otros países y que seguramente veríamos reflejado en México: que se empezarían a formalizar nuevas religiones. Los pastafarianos, que adoran al Monstruo del Espagueti Volador, o la Religión Jedi, o mejor aún, la Religión sobre la Diosa Verdadera, la Unicornio Rosa Invisible (SPNSH).

¿Les suena a algo fantasioso? Vamos a tomar algunos ejemplos reales: Desde 2015, el Templo de la Orden Jedi es una religión registrada en Texas, por lo tanto es exenta de impuestos. En Reino Unido los ministros Jedi pueden casar (how cool is that?). En Turquía, después de que hubo una petición para poner una gran mezquita en una universidad, le siguió otra que demandaba un templo Jedi dentro del campus.

Ahora imaginen esto: toman ustedes un trabajo del gobierno. De lo que sea. Y cuando su jefe o su contrato de labores les pida algo, lo que sea, incluso ir a una junta, pues “no puedo ir. Mi religión me impide ir a reuniones excepto si son a partir del día 40 de cada mes”. Y háganle como quieran. La ley divina, interpretada al gusto de cada quien, financiada con los impuestos de todos.

Hay quien dice que este tipo de leyes son consecuencia de la alianza que hizo AMLO con el PES, el partido de los evangélicos (que están más que deseosos de que esta ley se apruebe, y que llevan mano en el ánimo de la 4T). Pero en realidad estas ideas de AMLO son anteriores. Él siempre ha sido una persona profundamente conservadora, y esta iniciativa de una senadora de MORENA que él seleccionó personalmente para el cargo, es solo una prueba más.

Es el estado laico nos conviene a todos. Incluso si formas parte de la religión que hoy es mayoritaria, porque no sabes si eso va a cambiar en unos años y estarás a merced de las veleidades del gobernante en turno. Que se respete el derecho de cada quien a no creer o a creer, y en ese caso, en qué dios, y en ese caso, si es o no bajo una religión, y en ese caso bajo qué religión, y en ese caso, bajo qué reglas (hay católicos que opinan que el divorcio no existe, y hay católicos que van por la tercera bendición de anillos, que se parecen tanto a las bodas que hay que poner atención para percibir la diferencia).

Y sigamos todos así, viviendo bajo leyes civiles, que nos permiten que dentro de ellas, cada quien se ocupe de sus propias inquietudes espirituales. Quiera la Unicornio Rosa Invisible (BSSSC) que así sea.