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Los (prescindibles) Usos y Costumbres (19.3.2014)

by | Mar 19, 2017

Los (prescindibles) Usos y Costumbres

No conozco una cultura en el mundo que desde sus orígenes haya tenido los valores que hoy consideramos universales. Repasando la historia del pueblo hebreo, romano, griego, maya, español, mexica, mesopotámico, inca y el que ustedes me digan, vemos que sus “usos y costumbres” en el pasado incluían discriminación por color de piel, religión o falta de ella, nacionalidad, género, preferencia sexual, aspecto físico. Incluso la avanzada (para su tiempo) democracia griega implicaba cosas que hoy nos parecen insostenibles. Incluso los avanzados (para su tiempo) Sentimientos de la Nación de Morelos incluyen cosas que hoy nos parecen inaceptables.

Poco a poco, sin embargo, los usos y costumbres nocivos para la humanidad han ido desapareciendo. Hoy la enorme mayoría de las mujeres del mundo puede votar, es raro que un país discrimine por color de piel, los genocidios son condenados casi por unanimidad y las regresiones con leyes como las de Uganda en cuanto a preferencia sexual son repudiadas. A casi nadie, en la mayoría de los países civilizados, se le ocurriría que tiene derecho a poseer esclavos o violar mujeres “porque así se ha hecho durante siglos y forma parte de los usos y costumbres”. Falta mucho, pero vamos por el camino correcto en general.

Lo que está detrás de esta idea, en mi parecer, es simple: si un uso y costumbre, cualquiera, practicado por quien sea, va contra la ley, debe ser castigado y como sociedad debemos luchar hasta que desaparezca.

A contracorriente de lo anterior, y dentro de un “como México no hay dos”, en este país seguimos invocando Usos y Costumbres para muchísimas cosas malas. Para quemar policías vivos, para comprar muchachas de 14 años, para invadir propiedad privada, para no actualizar planes de estudio, para no permitir el voto libre y secreto, para impedir que una mujer sea presidenta municipal de su pueblo, para impedir la llegada del progreso a muchas comunidades, para que algunos particulares se armen hasta los dientes y se erijan en ley en varios municipios, para golpear a la esposa, para violar a la sobrina, para expulsar a gente de sus comunidades porque tiene una religión diferente a la de quienes dominan en el pueblo.

Me gustaría estar exagerando. Hay ejemplos concretos de cada uno de los puntos que mencioné. Pero el escudo “Usos y Costumbres” parece que sirve para todo. Si los indígenas acostumbran darle dinero a un señor para comprarle a su hija, ¿quiénes somos para negarles sus Usos y Costumbres?

No importa que la Constitución Mexicana defienda, en mi opinión innecesariamente, los usos y costumbres siempre que no violen las leyes. No. Si los campesinos provocan una enorme contaminación y erosionan la tierra porque la queman “como lo hacían los tatarabuelos de sus tatarabuelos”, aquí no pasa nada. Usos y Costumbres.

Yo digo que ya es hora de que nos deshagamos de la mayoría. Antes que nada, y en lo que no debería haber duda, de los que van en contra del estado de derecho. Pero además de los que han demostrado no servir. Ni modo: la manera que tiene la mayoría de los campesinos mexicanos de aprovechar su tierra, por la razón que ustedes me digan pero sumada a los usos y costumbres, NO SIRVE. Ahí está la productividad media como medida de comparación con otros países. Vámonos sacudiendo telarañas y avancemos hacia otros nuevos usos y otras nuevas costumbres que funcionen mejor.

¿Y la parte de Usos y Costumbres que tiene que ver con los idiomas prehispánicos, los hermosos vestidos típicos, la comida regional, las artesanías, y algunos valores bien entendidos como el respeto a los mayores? Ninguno de esos viola las leyes. Ninguno de ellos está reñido con nociones modernas. Al final cada quién habla el idioma que quiere, prepara la comida del modo que le apetezca y puede participar en las actividades tradicionales que le interesen. Del mismo modo que las leyes modernas condenan los usos y costumbres perniciosos, también prohíben discriminar a alguien por usar vestido de Chiapaneca o hablar náhuatl.

Desde luego que falta mucho por hacer para materializar el respeto por los usos y costumbres legítimos de los indígenas, y de la gente que decide adoptar esas tradiciones. Pero creo que hace falta un esfuerzo mayor para irnos haciendo a la idea, como sociedad, que nunca debemos permitir que “Usos y Costumbres” sea patente de corso al servicio de quien defienda ilegalidades, aunque corramos el riesgo de ser políticamente incorrectos.