Select Page

La Canción de la Trova (25.03.2014)

by | Mar 25, 2017

La Canción de la Trova

El sábado fui a Monterrey al concierto de Silvio Rodríguez. Fui sin mi esposa, por cuestiones logísticas (nuestro viaje de aniversario se acerca y ahí usaremos toda la ayuda de abuelitas y muchachas).

Algo que me llamó mucho la atención fue el rango de edad y de aparente posición económica que había en el foro. No es tan común ver en el mismo concierto, cantando emocionados, a señores de 65 años, sus hijas de 40 y sus nietos de 20.

Siendo un compositor tan prolífico, se dio el lujo de incluir canciones inéditas, las que sus admiradores nada más podemos pescar en youtube de conciertos anteriores, o en su página oficial de Internet.

Así, la noche del sábado 22 de marzo empezó con (1) Una canción de Amor Esta Noche, seguida por (2) Tu Soledad Me Espanta, (3) Los Días del Agua y (4) Con Melodía de Adolescente (también llamada Creo).

Pero no podía estar demasiado tiempo con canciones inéditas. A pesar de la gran ovación que siguió a cada una de esas canciones, la enorme mayoría esperaba algo que se supiera.

Y fue entonces que llegó (5) Mujeres. Desde los primeros acordes, muchísimos la reconocimos y entonamos. En un detalle que supongo que fue percibido por algunos, siguió inmediatamente con (6) Carta a Violeta Parra. Excelente combinación entre la canción dedicada a su hija, y la canción varias décadas posterior hecha para la madre de esa hija.

Luego continuó con algo de lo más reciente, la (7) Tonada del Albedrío. La mayor parte del público se quedó con las canciones clásicas, pero me agradó ver que un porcentaje no tan pequeño también conoce su trabajo más reciente.

Cuando el sonido de la guitarra inequívocamente indicó que iba a empezar (8) Mariposas, además de los aplausos fue muy significativo el escuchar a la gente comentar sobre los recuerdos con ésta o alguna otra canción. Aquellos tiempos de las peñas, del amigo que sabía tocar guitarra, de las noches bohemias. Qué maneras más curiosas de recordar tiene uno…

Tras regresar a su trabajo inédito con (9) Cuál de esos Planetas siguió, sin pausa, con (10) Unicornio. No sé si a esas alturas se escuchaba más el sonido que salía de las bocinas o el de los asistentes.

Luego siguió con su tetralogía Exposición de Mujer con Sombrero. Parcialmente inédita, pero con una canción particularmente conocida. Así empezó, tras anunciar a esa parte como la medular del concierto, con (11) Dibujo de Mujer con Sombrero. Pero la mayoría, al pensar en Silvio y mujeres ensombreradas, piensa en (12) Óleo de Mujer con Sombrero. Tras unir lo anterior con (13) Detalle de Mujer con Sombrero y con (14) Mujer sin Sombrero, muchos entendieron mejor la tetralogía como parte de una misma historia, del que el Óleo es solo una pieza.

Después vino el momento más emotivo en lo personal. Cuando empezó (15) La Gota de Rocío mi pensamiento voló a Veracruz, con mi esposa. El día de nuestra boda ésa fue la primera canción que bailamos. Cuando éramos novios, vivíamos en San Luis Potosí e íbamos a lugares de trova, era la que yo más pedía. Es imposible para mí escuchar esa canción y no pensar en ella. Me siento muy afortunado de haberle podido poner rostro a esa mujer que en la canción necesitaba mi abrazo, y que esa mujer sea Cris.

Los menores de 40 años (y bastantes mayores) prácticamente enloquecieron con (16) Quién Fuera. Ese corazón en fuga, herido de dudas de amor parece que le llegó a muchos.

Siguió alternando entre lo inédito con (17) Qué Poco es Conocerte y las canciones más conocidas sobre todo para los de más edad, propinando juntas (18) La Canción del Elegido y (19) La era está Pariendo un Corazón.

Silvio comentó desde el principio del concierto que el tema de la mayor parte de las canciones iba a ser el amor, pero también el desamor estuvo presente con su (20) Ángel para un Final.

Su intento por terminar ahí el concierto fue un rotundo fracaso. Cada uno de los asistentes sentía que aún nos debía 5, 10 o 15 canciones. Entonces correspondió al “otra, otra” con (21) Rabo de Nube, seguida por el himno – ya es algo más que una canción, que no es lo mismo pero es igual – (22) Pequeña Serenata Diurna. Su segundo intento de escape fue nuevamente atajado porque entre los asistentes había mucho Necio (de hecho, ésa era de las que mas le pidieron).

Y regresó nuevamente, para contarnos la historia de (23) El Mayor. Y en lo que no fue una sorpresa, se despidió, ahora sí definitivamente, con (24) Ojalá.

Aún con una gran sonrisa, las manos rojas de aplaudir y afónico, me puse a pensar qué otro cantautor puede poner a entonar a centenares de miles de personas obras de cinco décadas diferentes en un país al que ha visitado relativamente poco, sin el apoyo de las televisoras ni en general de los radiodifusores (con sus honrosísimas excepciones).

A la salida del concierto eran frecuentes las conversaciones de “lástima que no cantó Te Doy Una Canción / La Maza / El Necio / Monólogo / Dónde pongo lo Hallado / Playa Girón / Sueño con Serpientes / Como Esperando Abril / Oh, Melancolía / Por Quién Merece Amor” y mejor ahí le paro, creo que ya entendieron la idea.

Este concierto fue 16 años (y un día) después de la primera vez que lo vi, en el Auditorio Nacional y permitiendo que Fernando Delgadillo cantara un par de canciones a la mitad del concierto (fueron Ten Miedo de Mí y Bienvenida, por cierto).

No sé si vaya a durar 16 años más Silvio. La voz se le escucha igual y sigue haciendo las pisadas de la guitarra como hace 40 años. Pero ya no tiene la energía, obviamente. Lo que sí sé es que si él ha compuesto canciones por más de 50 años, yo estoy más que dispuesto a seguirlo escuchando 50 años más.

Habría que pedirle que siga componiendo, así como hace muchas décadas él le pedía a la gota de rocío que no dejara de caer (para que el amor mío siempre me quiera tener).