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Cheleros, no Posers (23.3.2015)

by | Mar 23, 2017

Cheleros, no Posers

La enorme mayoría de las personas a las que les gusta la cerveza que conozco (y conozco varios, pues fuentes regularmente bien informadas dicen que a mí también me gusta) tienen en común que no les interesa demasiado que beber algunas chelas sea más que motivo de placer y un pretexto inmejorable para compartir con los amigos, porque no hay muchas historias interesantes que empiecen con “el otro día estábamos tomando jugo de apio y betabel cuando.. “.

A mis 41 años siempre he visto con curiosidad a gente de mi generación que desde que son niños sabían de la existencia del vino tinto, del tequila, de los martinis o del mezcal, pero que no los tomaron (e incluso se referían despectivamente de esas bebidas) hasta que se pusieron de moda, y a partir de ahí resulta que nacieron para beberlas.

Mención especial en pretensión se llevan los enólogos, pero ahora me llama la atención el tema del mezcal. Pasó en poco tiempo de ser bebida de albañiles o “tequila para el que no tiene lana para el tequila” a ser la bebida favorita de muchos. ¿El secreto? Que las personas correctas la pusieron de moda, y que hicieron que fuera bien visto consumirlo. No me digan que fue por su sabor, que hasta donde entiendo no ha cambiado en los 20 o 25 años que el promedio de mi generación lleva bebiendo y sin embargo de un tiempo a la fecha resulta que es maná líquido (lo mismo pasó antes con el tequila).

La bebida del futuro, cuando el mezcal (como el Pisco Sour o las Perlas Negras) pase de moda, será la que empiecen a beber los referentes a los que la gente sigue. Si Apple Watch quiere ser un éxito, la clave estará en que a la gente correcta se le convenza de usarlo. Si resulta IN portarlo, los mirreyes y los hipsters lo querrán y todos en la Colonia Roma lo presumirán cuando vayan al mercado caro, y lo volverán aspiracional y será exitoso. Lo mismo pasará con la bebida que sustituya al mezcal, por lo que recomiendo no hacer muchas reservas que acabarán languideciendo en las alacenas detrás de los adornos de navidad.

Los cerveceros no entramos a esos jueguitos. Nos acusan de estar fuera de moda, y eso no nos importa. Nos acusan de contreras y nos da gusto. Nos señalan porque la cerveza es relativamente barata, y en vez de insultados pensamos “pues un motivo más…”. Acusan a los cheleros por sufrir de obesidad y eso es falso: muchos estamos gordos, pero no sufrimos.

Por eso espero que pase pronto el movimiento de las cervezas artesanales como prueba de ser chic. No estoy en contra de las pequeñas cervecerías, y cuando viajo me gusta pedir la cerveza local. Me molesta el aire de superioridad del que te ve tomando una Corona o una Tecate y se siente lo máximo porque está bebiendo una cerveza con nombre prehispánico hecha con lúpulo orgánico y cebada sin gluten, hecha con agua destilada de las lágrimas del pueblo bueno. Es fácil reconocer a esa gente porque no importa que dicha cerveza artesanal sepa horrible: hablarán maravillas de ella por su origen anticomercial, cuando la cerveza se debiera tomar por su sabor. Un chelero auténtico puede tomar cervezas artesanales y distinguir la que le gusta y la que no, al igual que lo hace con las “mainstream”. No nos da miedo decir “será muy artesanal pero no sabe bien”.

Por eso deseo que a la nueva Indio Pilsner Plata no le vaya bien. Los que me conocen saben que la cerveza Indio me ha dado muchísimas alegrías. Aunque suelo preferir cervezas claras, la Indio y yo hemos compartido grandes anécdotas. Sus caguamas durante mi época universitaria mejoraron mi calidad de vida. Por eso lamento que ahora saquen una cerveza para posers. ¿Necesitábamos una cerveza con maiz, cilantro y agave? La cerveza marida muy bien con maíz y cilantro cuando estás comiendo tacos al pastor con todo. El maíz y el cilantro deben ir en el taco, no en la propia cerveza. La combinación de cerveza y agave hace sentido para la gente que pide un caballito de tequila con su cerveza, costumbre que yo no sigo pero entiendo. La propia manera de anunciarla, muy experimental, muy de wannabee, no me gustó y espero que a la mayoría de los cheleros tampoco. Si quieren innovar en cervezas, saquen botellas y latas más grandes y con eso quedamos agradecidos.

Los cheleros estamos bien con lo que tenemos. Queremos seguir viendo a los posers cambiar cada tres años de bebida favorita, mientras fingen que lo hicieron por el sabor cuando nos damos cuenta de que es por moda. Los cheleros auténticos seguiremos bebiendo las mismas marcas que nos han gustado siempre. No pensaremos que una cerveza artesanal es automáticamente mejor que una de Modelo o Cuahtémoc Moctezuma (o bueno, de AB InBev o de Heineken). No pensaremos que una cerveza importada es automáticamente mejor. Beberemos cerveza (tradicional, artesanal, importada) como lo hemos hecho siempre: por el gusto.

Los cheleros somos de los últimos bastiones de defensa en una sociedad que quiere homogeneizar todo, sea desde el bando de los Mirreyes (aunque yo prefiero seguir diciéndoles “Mamones”) o desde el bando de los Hipsters (que jugando a ser némesis de los Mamones terminaron siendo igual de ridículos).

Los cheleros debemos cumplir nuestra misión de consumir lo que nos gusta sin preocuparnos de si está de moda o si está bien visto o si nos da alcurnia. No debemos fallar.

Somos legión.