Los medios, los narcocorridos y las pláticas de café van normalmente en el mismo sentido: Los grandes capos de la droga son muy chingones, los mejores de ellos como El Chapo llegan a la lista de FORBES porque son billonarios en dólares, son crimen organizado ante gobierno desorganizado, tienen muchas mujeres y pistolas con cachas de oro.
Claro, muchos papás le dicen a sus hijos que no hay que hacer lo que el Chapo hacía. Otros simplemente no lo mencionan. Me queda claro que es minoría quien le diga a su hijo “vuélvete narco”. Pero la narrativa en el imaginario de la gente le da al capo del narcotráfico un carácter de semihéroe.
¿Y por qué no cambiamos la narrativa?
El Chapo estuvo en la cárcel 7 años. Lo más probable es que pase el resto de su vida en otra, y que sea en Estados Unidos. Al Chapo le mataron dos hijos y dos hermanos. Muchos de sus familiares directos (hijos, esposa, hermanos) cayeron en la cárcel. Sí, tenía muchísimo dinero. Pero no lo podía disfrutar como casi cualquier persona de clase media alta. No podía dormir en el mismo lugar mucho tiempo. La mayoría de su dinero fue congelado, usado para corromper o se quedó con prestanombres, pero no aprovechó ni el 1% de lo que ganó. Para escapar de una de sus casas a otra lo tenía que hacer por túneles que conectaban al desagüe, lo que no es precisamente un día de campo.
Dinero que no aprovechan, hijos y hermanos asesinados, esposas en la cárcel, escapes por el drenaje, la mitad de su vida en la cárcel… ¿No sería ésa una mejor narrativa?