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El perdón de los conquistadores

by | Sep 30, 2021

–       Buenas tardes, señorita. ¿En qué le puedo servir?

–       Dice GOOGLE que usted es el mejor investigador privado, especialista en árboles genealógicos. ¿Es cierto eso?

–       Claro que sí. Tengo una licenciatura por la UACM, y acceso a las mejores tecnologías de punta: una TARDIS, un DeLorean modificado, el Exprimidor de Libros de Odisea Burbujas…

–       Entonces necesito su servicio.

–       Dígame en qué le puedo ayudar.

–       Estoy agraviada. Me despojaron. Me vinieron a robar. Me quitaron mi tierra, mi casa, mis costumbres. Y exijo una disculpa. ¡ES UN HONOR ESTAR CON OBRADOR!

–       Qué barbaridad. Que pase el desgraciado. ¿Quién fue?

–       Los españoles.

–       ¿Cuáles? ¿Mocedades, Locomía, Parchis, Hombres G?

–       Los que vinieron a México hace 500 años. Ellos me deben una disculpa.

–       Pero usted no estaba viva hace 500 años. Parece muy joven.

–       Tengo 20 años. Pero me siento despojada. Estoy segura de que a algún antepasado mío le robaron su tierra y sus gallinas y su maicito. LA 4T VA.

–       Puedo hacer un rastreo de sus ancestros. Pero eso tiene un costo.

–       No se preocupe. Llevo dos años desempleada pero tengo mi Beca del Bienestar.

–       Tal vez no le alcance con eso.

–       Tengo otro dinerito extra. Puedo darle otros $40.

–       Con eso es suficiente. ¿De dónde tiene ese otro ingreso?

–       Es lo que me ahorro por recargar mi cilindro en Gas del Bienestar. TOMEN ESO, NEOLIBERALES RATEROS.

–       El cilindro pesa mucho, ¿no?

–       Pues sí pero mi hermano me ayuda. Nos despertamos a las 4am, nos llevamos cargando el cilindro bajando el cerro donde vivo allá en Iztapalapa, nos formamos unas 7 u 8 horas, nos rellenan el cilindro y nos regresamos a casa tras haber vencido al capitalismo rapaz.

–       ¿Su hermano tampoco trabaja?

–       Sí, pero pide el día cuando toca ir por gas.

–       ¿Cuánto le pagan al día en su trabajo?

–       $250.

–       Entonces deja de ganar $250 pero se ahorra $40 tras perder 10 horas de su vida cargando un cilindro potencialmente explosivo por las calles llenas de baches.

–       ¡¡¡¡SÍ!!!! NOS AHORRAMOS $40. Sigan ladrando, perros prianistas.

–       En fin. Necesito su acta de nacimiento y la de sus papás.

–       Aquí las traigo.

–       Veo que usted nació en 2001 y sus papás en 1981.

–       Así es. Necesito que vaya reconstruyendo mi historia hacia atrás, hasta llegar al punto en el que los malditos gachupines me vinieron a robar.

–       Deje el tema en mis manos. Regrese por favor en dos semanas.

*DOS SEMANAS DESPUÉS*

–       Buenos días, señorita.

–       Hola, señor. ¿Ya me tiene los resultados?

–       Sí. Ya pude hacer su árbol genealógico.

–       Qué interesante. Platíqueme.

–       Pues con el acta de su papá conseguí datos de su abuela, luego de su bisabuela y luego de su tatarabuelo. Él nació en 1921.

–       Dígame más.

–       Luego conseguí datos del papá de su tatarabuelo, luego de la mamá de la mamá del papá, y llegué a una tatarabuela de su tatarabuelo, nacida en 1841.

–       Ya nos vamos acercando.

–       Para hacerle el cuento más corto, ubiqué a la tatarabuela de la tatarabuela de su tatarabuelo. Ella nació en 1761. Con esos datos conseguí ubicar al tatarabuelo de la tatarabuela de la tatarabuela de su tatarabuelo, que nació en 1681 en Valladolid, hoy Morelia.

–       Con razón me gustan tanto las morelianas.

–       Y pues luego encontré a una tatarabuela del tatarabuelo de la tatarabuela de la tatarabuela de su tatarabuelo, que nació en 1601. Y como en esa época había poquita gente, pues ya fue más fácil encontrar a una tatarabuela de la tatarabuela del tatarabuelo de la tatarabuela de la tatarabuela de su tatarabuelo, nacida en 1521.

–       Era una bebé…

–       Sí, y le tengo excelentes noticias.

–       ¿¿¿Se va a reelegir AMLO LÍDER MUNDIAL???

–       Foco, señorita. Estamos hablando de su heráldica.

–       Ah, sí cierto. Dígame la excelente noticia.

–       Pues que encontré al abuelo paterno de una tatarabuela de la tatarabuela del tatarabuelo de la tatarabuela de la tatarabuela de su tatarabuelo, nacido en 1481. Pude armar su biografía.

–       Platíqueme.

–       Le gustaba comer pozole de plantas, palmas y corazón de lechuga.

–       Qué bueno. Era vegano con el corazón a la izquierda. Como Genaro Lozano.

–       No, creo que no me entendió. Comía pozole con plantas de los pies de los cholultecas y palmas de la mano de huejotzingas.

–       Bueno. Pero al menos le ponía corazón de lechuga.

–       Tampoco me entendió esa parte. Le ponía el corazón de Lechuguitzin, una virgen tlaxcalteca.

–       Bueno, dejemos ese tema por la paz. Me dijo que me tenía buenas noticias.

–       Así es. Resulta que el abuelo paterno de una tatarabuela de la tatarabuela del tatarabuelo de la tatarabuela de la tatarabuela de su tatarabuelo vivía en una casita en un terreno con una chinampa en un lago escondido… ¡y llegó un español conquistador blanco y barbado a arrebatarle sus tierras!

–       LO SABÍA. Mi viejecito santo no se podía equivocar. ¡Me despojaron! Exijo que me pidan perdón. Exijo que me paguen daños reparatorios. Y decían los aspiracionistas fifí que yo estaba resentida, cuando solo quería lo que en justicia me corresponde: que se humillen públicamente y me den dinero los que trataron tan mal al abuelo paterno de una tatarabuela de la tatarabuela del tatarabuelo de la tatarabuela de la tatarabuela de mi tatarabuelo. ¡Estoy feliz!

–       Solo que hay un pequeño detalle.

–       Dígame.

–       ¿Se acuerda del español malvado que le quitó sus tierras al abuelo paterno de una tatarabuela de la tatarabuela del tatarabuelo de la tatarabuela de la tatarabuela de su tatarabuelo?

–       Claro que lo recuerdo. Es malo y me debe dinero y una disculpa.

–       Pues resulta que ese español es el abuelo materno de una tatarabuela del tatarabuelo del tatarabuelo de la tatarabuela del tatarabuelo de SU tatarabuelo…

–       ¿Me está diciendo que yo vengo al mismo tiempo de un glorioso azteca y de un malvado español?

–       Pues… sí. De varios, de hecho.

–       Soy una especie de mezcla. Eso me hace sentir especial y diferente.

–       Señorita, le llamamos mestizaje y más de 9 de cada 10 mexicanos lo somos.

–       ¿Entonces cómo le hago con la disculpa y mi dinero de reparación del daño?

–       Pues muy sencillo, señorita. Pídase perdón a usted misma, y la siguiente vez que le paguen su Beca del Bienestar, tome un billete de $100 y entrégueselo a usted misma como desagravio.

–       ¡ESO! Excelente idea. Por esto estaba segura de que Ya Sabes Quién tenía razón. ¡Muchas gracias por todo!

–       Con mucho gusto, señorita. Vuelva pronto.