INFANTILISMO CRÍTICO II: EL MUSICAL
La semana pasada escribí sobre el tema del impuesto a la gasolina, en relación a las supuestas cortinas de humo. Mi conclusión fue que sustituir el IEPS actual de $4 por litro por otro IEPS de $4 por litro no tendrá un efecto negativo en el precio, dado que en términos generales podemos confiar en que $4 – $4 = $0.
En lo que escribí no había un solo comentario positivo sobre EPN (que los que me conocen saben que no suelo hacerlos), y por el contrario hay una crítica muy específica. Hice referencia a los que hablaban de ese supuesto nuevo impuesto sin entenderlo. El término que usé fue “infantilismo crítico”.
En Twitter varios poco amables lectores me ayudaron a dejar claro mi punto. Para ellos, el impuesto de $4 que sustituyó al de $4 era un robo al pueblo bueno, y me lo hicieron saber con insultos que en algunos casos fueron de una gravedad tal que llegaron a llamarme “priista”. Pero bueno, les perdono el insulto sin invocar la Ley Fayad. Aparte me divierten mucho.
Muchos de esos tuiteros siguen y se dejan influenciar por cuentas que suelen ser bastante poco equilibradas en sus análisis. Por eso de repente los llamo epigmenios. No ayudan en nada al debate cuando llevan todo a blanco o negro. Ellos son un extremo del que el resto de la sociedad está muy lejos, ¿verdad?
¿Verdad?
Pues no. Aquí viene la segunda parte del infantilismo crítico. AMLO presenta una nueva propuesta de aeropuerto para la Ciudad de México. La propuesta habla de un ahorro nada despreciable de cien mil millones de pesos, usando el aeropuerto actual para vuelos nacionales y construyendo dos pistas de operación simultánea en la actual Base de Santa Lucía.
Como viajero frecuente, eso de cambiar de aeropuertos no me hace mucha gracia. Y Santa Lucía está más lejos del aeropuerto actual que la nueva ubicación propuesta. Aunque por otro lado la distancia no es superior a la de otros aeropuertos internacionales, y en cuanto a los dos aeropuertos no debe ser un enorme problema: Nueva York, Washington o Londres tienen ese esquema de aeropuertos nacionales e internacionales sin que pase demasiado. Si hay un ahorro de cien mil millones, me parece que da para construir un tren de alta velocidad que pueda unir ambas terminales en un tiempo razonablemente breve, de modo de que se puedan realizar conexiones de vuelo con relativamente poco tiempo. Si por cambiar de planes hay alguna multa con contratistas actuales, creo que los cien mil millones de ahorro dan para pagarla y sobraría alguito.
Tenemos entonces una propuesta que apunta a bajar de manera importantísima el costo de la obra pública más cara del sexenio. ¿Qué recibimiento ha tenido esa alternativa entre una parte de la opinión pública? Intentaré un resumen rápido:
“Pinche Peje. Que se calle. Está senil. Es un pendejo. Que no opine. Es padrino de Nico. ¿De qué ha vivido? Ya chole. Nunca será presidente. Se la peló a Calderón. Bloqueó Reforma. Incendió pozos petroleros. Cerró la información de los Segundos Pisos. Viejito baboso. Necio”.
Tras leer esos comentarios sesudos, en donde no había ningún intento de criticar el proyecto por lo que seguramente tendrá de criticable (más bien parece que leyeron el encabezado y ya), reitero mi conclusión: los sectores más vociferantes de la opinión pública están más preocupados por hacer propaganda que por siquiera hacer el intento de ser equilibrados. Una parte importante no puede restar 4 – 4 para darse cuenta de que no hay nuevo impuesto a la gasolina, nada más porque esa parte huele a EPN. Otra parte no está dispuesta a que se discuta algo que potencialmente puede ahorrar cien mil millones de pesos, por la sencilla razón de que la propuso el Peje y les cae mal.
Los que estamos en medio, e independientemente de nuestras filias y fobias intentamos evaluar cada propuesta por sus propios méritos (y no por el emisor) nos ubicamos en franca minoría por lo menos en cuanto a estridencia se refiere. El infantilismo crítico no es un tema exclusivo de los chairos: del otro lado pasa exactamente lo mismo. Si Bergoglio hubiera hecho la misma propuesta de aeropuerto en vez de AMLO, varios estarían de acuerdo sin tampoco leerla. De ese tamaño es el nivel del debate.
COROLARIO: No faltará el que diga que por pedir que se evalúe la propuesta de AMLO ya fui cooptado por los compas. Por esos mismos compas que la semana pasada me acusaron de ser peñabot. A mí al final esa cerrazón de ambos lados me da risa… aunque supongo que si viviera en México la risa se convertiría en tristeza.