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Razones para el “no”.

by | Oct 30, 2017

Tengo una preocupación, oigan. Tengo muchas razones para no votar por algunos posibles candidatos a la presidencia. Por poner algunos ejemplos:

AMLO

No voto por el PRI ni por un expriista. Vamos a empezar por ahí.

AMLO es desde luego diferente a otros políticos. En materia económica muchos prometen y el riesgo es que no hagan lo que dicen. En el caso de AMLO es al revés: me aterra que él y los suyos implanten su echeverrismo tal y como les gusta.

AMLO dice ser honesto. Pero está rodeado de cientos que no lo son. Y lo sabe.

AMLO dice que la Mafia del Poder es el PRIANRD. Pero de ese eje del mal él fue dirigente en dos de sus integrantes.

Podría seguir. Pero pues bueno. Es expriista. Ya con eso.

EL BRONCO

Expriista. Fuera de la lista. Aparte eso del estado laico no se le da. Tampoco a AMLO, pero vamos a no distraernos. Prometió mucho, ha entregado poco.

¿Y ya mencioné que es expriista?

MARICHUY

Me pasa como con AMLO. Me da pavor que ella enarbole la bandera del modo de vida de los pueblos originarios… y sí la cumpla.

Me molesta eso que quieren vender de ella que “sabe de plantitas y cura a los que los doctores tradicionales desahucian”. Sé que está de moda ser anticiencia, es políticamente correcto desconfiar de las farmacéuticas trasnacionales malignas, de los doctores matasanos y hasta de las vacunas. Pero pues yo no caigo en el garlito. La ciencia funciona y los resultados de la ciencia médica están a la vista del que sepa diferenciar datos duros de anécdotas.

Al menos no es expriista. Pero pues no. Tampoco.

AURELIO NUÑO

Seré breve. Es priista.

OSORIO CHONG.

Seré breve: Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí.

Perdón. Me desvié. Pero un poco de Monterroso nunca está de más.

En fin, es priista gracias bye.

JOSÉ NARRO

Aunque el priista se vista de ¡goya!, priista se queda.

Priista. Al que sigue.

MEADE

Aquí no seré tan breve. Digo, podria serlo porque sería candidato del PRI y no voy a votar por el PRI y sanseacabó. Pero tengo tiempo, estoy escribiendo esto en un avión y hay un océano que atravesar.

Meade trae un aura de serio, de honesto. Dicen que es bueno que haya trabajado en dos administraciones de dos partidos diferentes, y en principio estoy de acuerdo con eso. Tal vez se merece su aura, no lo sé. Aura es un excelente libro de Carlos Fuentes pero eso es claramente cambiar de tema. Regresemos.

¿Por qué no Meade?

Porque o es cómplice, o es sordo, ciego y tartamudo. ¿Está viendo y no ve? ¿Necesitamos a alguien que vea lo que se hace mal en dos sexenios y no diga nada? Vamos a poner un ejemplo. Estuvo en Relaciones Exteriores, ¿cierto? ¿Algo tenía que ver con embajadores y cónsules, acaso?

Y de repente EPN le dijo “ahi te va Fidel Herrera al consulado (que no embajada, aunque chille Puigdemont) de Barcelona”. Y él estuvo bien con eso. Y de repente EPN le dice “ahi te va Juan Sabines de cónsul a Orlando”. Y él estuvo bien con eso.

Él los conocía. Estuvo en SHCP antes. Ni modo que no. ¿Hubo valentía? ¿Puso a México por delante? ¿”Mira, Enrique, sé que son corruptos impresentables, si insistes renuncio”? Pues no. Claro que sí, Señor Presidente, le hacemos un huequito en Las Ramblas a Fidel. Tiene usted razón, Señor Presidente. Sabines se vería muy bien con orejas de Mickey Mouse.

Y de fondo, como debió decir Cervantes (el manco, no el del Ferrari): “Mostrádme a alguien que diga que a Meade no se le conocen cosas muy malas en su paso por el gobierno y yo os mostraré a quien tampoco pueda decir mucho muy bueno”. Que la SHCP es otra tras su paso, sin aviadores. Que a la SRE la entregó con 48% menos carga presupuestal que como la tomó. Que los trámites cuando estuvo en SEDESOL bajaron ostensiblemente y que el único diezmo era el que se daba los domingos en misa. Sí, no tiene grandes escándalos. Tampoco grandes logros.

Ah. Y sería candidato por el PRI. ¿Ya les dije que por el PRI no voto?

MIGUEL MANCERA

Oh, decepción. La tenia. Era suya. No, no hablo de cuando era novio de la Barrales. No sean groseros. Digo que si hubiera gobernado razonablemente bien a la CDMX iría en caballo de hacienda.

Y pues no. Cierto, MoReNa le puso todas las piedras posibles. Pero aquí no es de pretextos y justificaciones. No lo hizo bien. Hay muchas razones, muchas, para no votar por él.

Y sin embargo, si se da una serie de circunstancias, votaría por él. A pesar de.

RICARDO ANAYA.

Hay quien piensa que él agandalló al PAN para que nadie le pudiera quitar la candidatura. Y hay otros que también lo piensan. Pues es que es obvio. No le importó fracturar al partido que debió mantener unido. La ambición le gana. Tiene fama de que no cumple tratos. Sí, la familia de su esposa es de lana. Pero eso no significa que no les haya dado su ayudadita cuando estuvo en sus manos. Hay muchas, muchas razones para no votar por él.

Y sin embargo, si se da una serie de circunstancias, votaría por él. A pesar de.

MARGARITA ZAVALA

A diferencia de Meade, ella puede alegar que no levantó la voz en cosas negativas que pasaron en el sexenio de su esposo porque no le correspondía hablar públicamente de eso. Tiene razón.

Puede decir que claro que ella vio que Elba Esther tenía secuestrado el presupuesto educativo y que desde luego que consideró incorrecto que el yerno fuera subsecretario en la SEP. Que desde el Día Uno ella le advertía a su marido que la corrupción en PEMEX estaba a niveles de escándalo. Puede decir que tiene la radiografía completa de errores de Calderón pero no era el momento de comentarla públicamente. Y puede tener razón en eso.

Pero el momento de que nos dé su análisis es ya. Muchas cosas se hicieron mal en el sexenio pasado, y si no las reconoce ahora no tenemos esperanzas de que las vaya a corregir. Su silencio el sexenio pasado pudo ser justificado. Ya no.

Y donde menos puede hablar es en cuanto a la vida interna del PAN. Sí, Anaya rima con gandalla y no parece coincidencia. Pero hubo un presidente panista que humilló al PAN poniendo a su jovencísimo secretario particular como su dirigente nacional. Ese jovencísimo dirigente fracasó, por lo que fue sustituido por otro jovencísimo secretario particular suyo. Ese presidente se llamaba Felipe, ella era panista en activo, y no dijo ni pío. Eso de quejarse de que Anaya avasalla (ando con vena poética) al PAN olvidando que su esposo también lo hizo como que no suena parejo. Hay muchas, muchas razones para no votar por ella.

Y sin embargo, si se da una serie de circunstancias, votaría por ella. A pesar de.

El resumen es muy triste. De la baraja actual hay tres por los que votaría a regañadientes, a pesar de cien razones en contra, solo porque creo que las alternativas son aún peores. Qué triste.

¿Hay luz al final del túnel? Sí, pero parece que es un tren. Un tren a toda velocidad cargado de dinamita. Hay muchas muchas muchas razones para sentir que hay muy malos y muy peores. Ningún candidato liberal. Y no, el capitalismo de cuates no es liberal. No lo disfracen.

Queda un resquicio. Pequeño. Poco probable. El Frente, o alguno de los partidos políticos diferentes al PRI y a MoReNa, pueden en teoría poner a un candidato diferente a estos.

Hay quien menciona a Juan Pardinas. Hay quien menciona a Claudio X. González. Prefiero a cualquiera de los dos o a alguien de fuera del sistema político actual, sin más requisitos que ser razonablemente honesto y con ideas más o menos liberales en lo económico, en lo político y en lo social. Ah, y que no haya estado en el PRI.

Claro, seguirá habiendo razones para el “no”. Gente sin experiencia, con la partidocracia dueña del congreso. Se ve cuesta arriba.

Pero es lo único que me genera cierta esperanza de no votar por el malo (o la mala) que haga menos probable que llegue el peor.

Somos mayoria los que no queremos que el PRI repita. Somos mayoría los que no queremos que AMLO llegue. Pero este bloque puede ser derrotado por fragmentación del voto, por abstencionismo, por votos nulos, por votos por candidatos no registrados. Entiendo que lo más probable es que la boleta esté para llorar.

Y es que por más que le pienso, sigo encontrando miles de razones para el “no”.

Tengo una preocupación, oigan.