Para Mover a México… ¿Mover a Chiapas?
Los aviadores de la CNTE en Chiapas (porque el que cobra de los impuestos sin trabajar es un aviador, sea un junior con una chamba de asesor o un maestro rural) están escalando sus manifestaciones, basados en una serie de abiertas mentiras y medias verdades. Cierto, el (vamos a llamarle) gobierno de Manuel Velasco es un desastre. El alcaldecito pequeñitito de Tuxtla Gutiérrez anda haciendo todo menos tratar de poner algo de orden en la ciudad que tanto y tan mañosamente se esmeró en gobernar. Hay mucho descontento social, y eso lo tratan de capitalizar los aviadores del CNTE, al grito de “los enemigos de tu enemigo son tus amigos”.
Pero ha habido un escalamiento en lo ridículo de su planteamiento. Ya suficientemente ridículo era verlos exigir que se deje de aplicar una reforma educativa sin que sea fecha que mencionen artículos específicos con los que estén en contra. Puras vaguedades (“es laboral blablablá, EPN roba blebleblé, se roban el petróleo blebleblé, eliminan la educación laica y gratuita blublublú” y así, mientras roban mercancía, extorsionan automovilistas, asaltan gasolineras, destruyen mobiliario urbano y tienen a muchísimos niños sin clases).
Hasta el momento, el planteamiento más ridículo que les había escuchado era que ellos estaban enseñando a los niños a luchar. ¿Qué opinarían ustedes si van a la peluquería, pagan por su servicio y en vez de un corte de pelo el estilista les quiere enseñar a jugar ajedrez? “Es que creo que es más importante y cuando crezcas me lo agradecerás”… Pues sí, pero si yo pago por un corte de pelo, quiero un corte de pelo. Si los mexicanos pagamos impuestos para que un empleado del gobierno (que eso son los maestros, aunque se quieran erigir en héroes de leyenda) dé clases en la escuela X, en el salón Y, sus opciones son a) dar las clases para las que se le pagan o b) si cree que hay cosas más importantes, renunciar para dedicarse a luchar. Qué cómodo vivir de los impuestos sin desquitar para lo que se les paga, y denunciar a los políticos por básicamente hacer lo mismo, nada más que a otra escala. “O estás con la CNTE o estás con el gobierno”, dicen ahora mañosamente. Pues no. Estoy en contra de la CNTE por ladrona, ineficiente y abusiva, y en contra del gobierno por ladrón, ineficiente y abusivo.
Ahora ya se volaron la barda. Entre algunos “padres de familia que apoyan a la CNTE”, varios maestros buscadores de privilegios, y algunos usuarios de redes sociales fácilmente distinguibles por el apelativo de “Compa”, la foto de Emiliano Zapata, y una simpática hoz atravesada por un martillo, han ideado la panacea para los males del estado: ¡la secesión de Chiapas!
Armados con algunas ideas preconcebidas que no resisten el menor análisis (“Chiapas le aporta a México mucho más de lo que recibe de él”) y un dato que los que crecimos en Chiapas tenemos tatuado en el cerebro pero que es absolutamente falso (“el 60% de la energía eléctrica del país se produce en Chiapas” [este artículo no tiene risas grabadas]), los buscadores de las ideas fáciles, al más puro estilo de AMLO, Trump y Maduro, han descubierto la raíz de los problemas chiapanecos: formamos parte de México.
El problema con esta idea no es lo increíblemente absurda que resulta. El problema es que si la siguen promoviendo la federación les puede tomar la palabra.
Si Chiapas se separa de México, una serie de indicadores nacionales cambiaría: se reduciría la pobreza, se reduciría el analfabetismo, aumentaría el salario promedio, el PIB per cápita, el porcentaje de viviendas con piso firme, la escolaridad promedio, se reduciría el índice de muertes por enfermedades curables… en prácticamente todas las estadísticas Chiapas jala hacia abajo el promedio nacional. Aquí no se trata, como en el caso de Escocia o Cataluña, de regiones proporcionalmente más ricas que el resto de su país. Al contrario, estamos hablando de un estado que aporta un porcentaje del PIB bastante menor al de su población, y que por otro lado recibe presupuestos bastante generosos.
¿Cuál es el problema? Que ese presupuesto se derrocha a todos niveles. Empezando por el gobernador, desde luego. Con su gabinete, alcaldes, regidores, asesores. Pero el derroche no termina ahí: cada día que se le pague a un aviador por estar asaltando gasolineras (mención especial merecen los ciudadanos sin dignidad que no solo aceptan ponerle gasolina robada a sus autos sino que lo celebran en redes sociales) mientras los niños están sin poder recibir clases, se está derrochando dinero. Roba más un gobernador que un maestro, desde luego. Pero ya si sumamos quince mil aviadores, el desperdicio abajo del organigrama no es tan diferente al que hay arriba.
La, digamos, “idea”, no pasa de ser una mala broma. Pasará al libro de la ridiculez. Esperemos que así sea, no vaya a ser que desde la federación hagan cuentas… y vean que mover a Chiapas fuera de México no es tan mala idea después de todo.
P. D. Si Chiapas sale de México, el puesto de Estado Más Pobre de México pasaría a Oaxaca, otro estado con mucha presencia de la CNTE. ¿Casualidad?