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La Erosión del Estado de Derecho (29.5.2014)

by | May 29, 2017

Esta mañana, con razón o sin ella, unas personas en la Colonia Río Jamapa de Boca del Río fueron desalojados de donde vivían. Aparentemente invadieron el predio y llevaban 11 años sin pagar renta. Pero vamos a pensar que no, que la mafia del poder los expulsó “a la mala”.

Como medida de presión, esas personas sacaron sus muebles a la calle y cerraron los cuatro carriles del puente de Arroyo Moreno, único paso de decenas de miles de personas de Medellín a Boca del Río/Veracruz. La alternativa es un rodeo de 45 minutos.

El gobernador del estado, contra quien protestan, no vive en la colonia. De hecho, no vive en la ciudad de Veracruz. El señor está en Xalapa, y viaja en helicóptero. Así como que muy damnificado no es.

La afectación entonces es para los que transitan por ahí. Pero es diferenciada: el que tiene automóvil con aire acondicionado y es dueño de un negocio o directivo en su empresa, usa su bluetooth para avisarle a su secretaria que va a llegar tarde. Las señoras de las colonias de clase media alta no van a llegar al gimnasio o a yoga. Tal vez se pierdan el café con las amigas, que quedará reagendado para la siguiente semana. Y si ya habían pasado para dejar a sus hijos a la escuela antes del bloqueo, pues se irán a tomar un café o a desayunar al restaurante de un hotel en lo que pasa el tiempo. Alguna se pasará al asiento de atrás de su camioneta y verá un DVD, o se entretendrá con el iPad.

Pero lo que me dio mucha tristeza es que el más afectado es el que menos recursos tiene. El que va en camión, y se tuvo que bajar, arrastrar a sus hijos uniformados a través del bloqueo, mientras iba haciendo cuentas de si llevaba el dinero suficiente para tomar otro camión. El obrero que voltea a ver su reloj porque sabe que le van a descontar el día. La señora de los tamales que perdió la mejor hora para su negocio. El señor de clase media baja que ya tuvo para llevar a sus hijos a la escuela en taxi… pero no contaba con que iba a tener que bajarse, librar caminando el bloqueo e intentar tomar otro taxi.

Miles de horas de trabajo perdidas. Miles de horas de escuela perdidas. Afectación al gobernador, 0%.

No fue la CNTE la primera agrupación que recurrió a los bloqueos, desde luego. Pero el “Efecto CNTE” cunde por las calles no nada más de Veracruz sino de muchos otros lugares. En Coatzacoalcos cerraron una presa que daba agua a la ciudad. En Michoacán roban camiones, los cruzan en las carreteras y los incendian. En la Ciudad de México cierran Reforma o Periférico. En Tuxtla Gutiérrez los de la Normal cierran la principal carretera por lo menos algunas horas desde hace por lo menos 30 años. Y así se erosiona el Estado de Derecho, ante la mirada pasiva de un gobierno federal que en teoría “sí sabe operar”.

¿Quiero que maten a los que bloquean? ¿Que los golpeen, los encarcelen? No. Quiero que la fuerza pública quite, en este caso particular, los muebles de la calle y permita el libre tránsito. Si los bloqueadores se oponen, hay protocolos de uso de la fuerza que se deben respetar. No a la represión. Pero no a que 10 particulares perjudiquen a 10,000 personas.