“Respetando nuestra realidad social”.
Empecé a leer los acuerdos entre el gobierno de Chiapas y los maestros. No pude pasar del primer punto sin enojarme.
Los maestros propusieron y el gobierno aceptó la frase que puse como título de esta diatriba. Inmediatamente me enojé.
¿En serio? ¿Hay que respetar la realidad social de Chiapas? Esa realidad tiene a Chiapas en el último lugar de desarrollo humano. El estado con más pobreza. El estado con menos industria.
Un estado que discrimina a los homosexuales, donde los feminicidios van al alza con impunidad. Un estado donde evangélicos y católicos constantemente tratan de expulsar de su comunidad a quien opine diferente. Un estado con una gran brecha entre lo que gana un hombre y lo que gana una mujer.
Un estado donde la industria turística es minúscula con respecto al potencial del estado. Donde absurdamente deforestamos al Cañón del Sumidero por arriba mientras lo llenamos de basura por abajo.
Un estado en el que la deserción escolar es altísima, el nivel de aprendizaje de los alumnos es lamentable. La realidad de una dispersión de la población que es una coladera de recursos. La realidad de maestros que en tres meses de plantón no pudieron mencionar UN artículo de la nueva ley que fuera peor que lo que se tenía, y que básicamente se dejaron engañar por una hojita fotocopiada que les entregó el líder sindical, sin leer la ley por la que protestaban.
La realidad de maestros chantajistas que cobran 15 meses para dar clases 7. La realidad de un gobierno tremendamente corrupto e ineficiente (a nivel estatal y municipal). La realidad en la que la candidata que quedó en segundo lugar pasó de ser una priísta de hueso colorado, del grupo de Elba Esther y que votó a favor de la reforma fiscal de Fox; y de repente y sin despeinarse era lopezobradorista porque no le tocó hueso. La realidad de un gobernador sin ideas ni ganas, que se ganó un juguetito y no sabe qué hacer con él.
La realidad en la que cualquiera bloquea la vialidad que se le antoja por la razón que quiera, donde el cumplir la ley es visto por los ciudadanos como algo anticuado, donde hay desnutrición, muertes por enfermedades curables, incremento de presencia de narcos…
¿De verdad, esa maldita realidad social es la que el gobierno y los maestros quieren respetar? La realidad chiapaneca no hay que respetarla. Hay que destruirla, aniquilarla, revertirla, dinamitarla, o como dice el filósofo etrusco Schopenhauer, MANDARLA A LA CHINGADA.
La realidad de Chiapas no genera progreso, empleos, bienestar, educación, salud, oportunidades.
Pero dos actores fundamentales para Chiapas, nada menos que el gobierno estatal y los maestros, dicen que no pasa nada. Hay que respetar la realidad.
Oaxaca ha hecho grandes esfuerzos para ser un estado menos desarrollado que Chiapas. Pero los chiapanecos no queremos dejar nuestro último lugar. Hasta nuestra huelga duró más que la de ellos. Por eso, como se me ocurrió poner en TWITTER, Chiapas quiere ser #Forever32.