Select Page

¡A tirar pedradas!

by | Oct 3, 2016

En una más de sus estúpidas declaraciones, EPN lanzó una perla de sabiduría que viene a complementar y dar sentido a la previa acerca de “la corrupción es cultural”.

Me refiero, desde luego, a la muy desafortunada frase sobre la primera piedra. EPN de cuerpo completo. La corrupción somos todos. “Si alguien alguna vez se ha pasado un alto, entonces nadie puede señalar a Javier Duarte por desviar decenas de miles de millones de pesos”. “Si alguien ha usado la pluma de la oficina para anotar un recado personal, entonces no tiene nada de malo que me beneficie de mi compadre, el contratista al que he hecho multimillonario”.

Hay quien le da la razón a EPN, lo que es un excelente retrato de su manera de pensar. Existen suficientes columnistas a sueldo del gobierno, y legiones de peñabots que justifican cualquier cosa.

Yo no voy a entrar en el debate de si se necesita ser un modelo de perfección humana antes de reclamarle a los gobernantes que se comprometieron a guardar las leyes a, pues eso, guardarlas (pero no hasta el fondo del archivo muerto, como el muy cultural EPN propone). Me queda claro que no. El que tiene un cargo público tiene una mayor responsabilidad que el que nunca lo ha tenido. Pero la declaración de EPN deja de todos modos abierta la puerta a muchas otras personas.

Hagamos algunas cuentas: cada año hay alrededor de 2,300,000 nacimientos en México. En este sexenio entonces nacerán más o menos 13,800,000 lapidad… perdón, niños. Tal vez hasta los priistas más recalcitrantes estarán de acuerdo que un niño de menos de doce años difícilmente puede ser acusado de ser un Corrupto Marca HIGA. Entonces si sumamos los niños nacidos a lo largo de dos sexenios, ya estamos hablando de 27,600,000 mexicanitos.

Estamos hablando de sus hijos, sobrinos o nietos, estimados lectores. Y de los míos. Batallones completos de niños que podrían agarrar a pedradas a EPN dado que no los pueden acusar de mucho más que de comerse un chocolate extra en casa de los abuelos o de decir que ya hicieron la tarea que yace sepultada en su mochila.

¿Qué actitud tendrán esos niños sobre la corrupción? En primera instancia, la que sus padres les enseñemos. No soy sicólogo pero sí les puedo asegurar que el Estilo EPN de Concientizar sobre la Honestidad, que se basa en decir que es algo cultural y que nadie puede quejarse de la corrupción porque todos somos corruptos, no es el mejor método para formar a los mexicanos del mañana.

En mi opinión, repetirle a los niños hasta el cansancio que la corrupción está mal es mejor estrategia que decirles que así ha sido, así es y así será. Además desde luego de formar con el ejemplo cuando nos toca realizar un trámite burocrático. Al final nuestros hijos terminarán formándose su propio criterio, pero yo como papá tengo la misión de repetirles hasta que se harten y muevan sus ojitos hacia arriba que robar está mal, abusar de la confianza de los demás está mal, tomar para uso personal lo que es de todos está mal, comprometerse a algo y no cumplirlo está mal. Yo no aceptaría hoy que alguno de mis hijos me dijera “es que todos roban, robemos también”.

Los niños son entonces excelentes candidatos para agarrar a pedradas a toda nuestra clase política, encabezada por EPN. En particular los míos están a miles de kilómetros de México, en parte por las, llamémosle, “ideas” del presidente. Los que somos padres notamos que desde corta edad los niños entienden de conceptos de justicia. No, no son perfectos y quieren el juguete más grande y unos minutos adicionales de videojuegos. Pero incluso cuando se los haces notar sueles percibir su incomodidad. Saben que algo no hicieron bien.

Si ellos, con edades de un dígito y sin acceso al erario se dan cuenta, no podemos pedir menos a nuestros gobernantes, empezando por el presidente.