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Pesadilla de Colores (12.8.2014)

by | Ago 12, 2017

EL CULTO A LA PERSONALIDAD
(O “La Pesadilla de Colores”)

Hace diez años nos llegó una plaga a Veracruz. Se llamó Fidelidad, un nombre que sospechosísimamente se asemejaba al de Fidel Herrera, gobernador del estado.

Programas sociales, puentes, escuelas, colonias, avenidas. Todo giraba en torno a la fidelidad. Cada político aprovechaba la menor oportunidad para mencionar la palabreja.

Esa plaga tenía un síntoma muy evidente: el estado se pintó de rojo. Muchos millones de pesos se gastaron para que escuelas, hospitales, puentes, banquetas (sí, adivinaron, todas esas cosas que se llamaban Fidelidad más otras muchas) se pintaran de rojo. Los Tiburones Rojos se volvieron más rojos, y los Rojos del Águila se volvieron rojísimos. Nunca faltan los lambiscones, y la alcaldesa de Veracruz se echó la puntada de pintar de rojo letreros de calles, lo que iba en contra de los reglamentos de tránsito (y del sentido común).

¿Cómo terminó todo ese enrojecimiento de la fidelidad, ese culto a la personalidad de Fidel Herrera? Muy mal para los veracruzanos. Seguimos pagando la cuenta.

Tuve la oportunidad de estar unos días en Chiapas, el estado en donde crecí y en el que más he vivido. Me encontré con una terrible sorpresa.

El equipo de futbol, que era naranja, ya se volvió de color verde. Alguien se aventó la puntada de regalar playeras verdes a los que van al estadio. Varias de ellas, de buena calidad, tienen en los dorsales el número 1 y como nombre del “jugador” a EL GÜERO, como se le conoce a Manuel Velasco Coello, gobernador de Chiapas. En Tuxtla las guarniciones de las banquetas empezaron a ser pintadas de verde. Una secretaría inventó un trámite que se llama G.U.E.R.O, mientras que el reponsable del ICATECH (que da capacitación para el trabajo, por lo que debería de ser un puesto técnico) inventó un movimiento que se llama MoVer a Chiapas que, ¡oh, sorpresa!, lleva las siglas MVC que se parecen harto a las del gobernador. Antes ese mismo grupo estaba en una fundación llamada Manuel Velasco Suárez, en honor de un exgobernador de Chiapas que sí, adivinaron, es abuelito del actual gobernador.

Hasta el titular del Poder Judicial del Estado sale en reportajes donde posa orgulloso en su oficina con un retrato del gobernador. ¿Qué hace ahí si son poderes distintos y que desde su origen deben ser contrapeso? Regresamos al mismo caso del Veracruz de la Fidelidad: estamos hablando del culto a la personalidad.

Uno de mis primeros recuerdos de niñez fue que cuando José López Portillo, entonces presidente del país, fue a Tuxtla Gutiérrez a una de esas giras que visten mucho y logran poco, se encontró con que un político local (desconozco quién fue) mandó pintar en grande las letras JLP en un cerro en el lado norte de la ciudad. Esa muestra de zalamería, que con sorna mencionábamos que nos equiparaba con Hollywood por aquello de las letras blancas en el cerro, duró bastantes años.

El culto a la personalidad de Jolopo no terminó bien para México. El culto a la personalidad de Fidel Herrera no terminó bien para Veracruz. Ahora en Chiapas vemos a funcionarios de todos los niveles tratando de ver cómo tirarse al piso más rápido para que los zapatos verdes de MaVeCo no pisen el fango (por cierto muy presente en Tuxtla debido a las pésimas obras pésimamente planeadas y pésimamente ejecutadas). Todo lo anterior me hace llegar a la misma conclusión: el culto a la personalidad de MaVeCo no terminará bien para Chiapas.