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De Egoístas y Burbujas

by | Jun 10, 2024

Tras las elecciones se hizo un coro bastante sincronizado de los propagandistas descarados y de los facilitadores cada vez menos encubiertos que decía que quienes votamos por Xóchitl éramos unos conservadores a quienes no nos importaban los pobres, sus carencias y necesidades. Lo ilustraban con una viñeta en donde una señora rica arriba de una camionetota le dice a una señora pobre de a pie que “no votes por este gobierno porque te va a quitar tus mansiones”.

Y como el deseo de pertenencia es muy alto, no pocos de quienes votaron por Xóchitl dijeron “sí es cierto, fuimos egoístas, no salimos de nuestra burbuja, debimos checar nuestro privilegio”.

Vamos a repasar el tema. Podría extenderme bastante pero como nadie me va a leer, me concentraré en cuatro puntos.

EDUCACIÓN

Muchos de los votantes de Xóchitl se fueron a las cifras. Cada sexenio el número de estudiantes en escuelas públicas ha ido aumentando. Hasta este sexenio. Hay unos 850,000 niños menos. Además, en las evaluaciones internacionales México ha retrocedido. Se está imponiendo en las escuelas públicas el modelo de Marx Arriaga, que favorece “saberes” sobre saber cosas útiles como matemáticas, inglés y computación. El grupo magisterial que más fuerza ha tomado este sexenio es la CNTE, y los estados en donde la CNTE es responsable de la educación pública son al mismo tiempo los más pobres y los de peor educación pública del país.

¿Fue egoísta, mantenedora de privilegios, insensible a la realidad de los pobres, la persona que votó en contra de esa realidad? En absoluto. Al revés.

Ese “fifí aspiracionista” en su burbuja no tiene una afectación tan directa por esta situación. Sus hijos no van a escuelas públicas sino a colegios privados, de mucha más calidad. Claro, eso no garantiza que sus hijos salgan inteligentes, en una de esas crecen para decir estupideces estilo “estas elecciones voy a votar por los desaparecidos”. Pero no pasa tanto. Les pueden heredar, meterlos al negocio familiar, dejarles dinero en un fideicomiso en Panamá (si no saben cómo pueden preguntarle a la Calca) o darles inmuebles para que vivan de las rentas. No es al de clase media alta al que perjudica que la educación pública esté empeorando. Es al de menos recursos, que sin acceso a educación de calidad no va a poder salir adelante. Votar por una mejor educación pública cuando tú le das a tus hijos educación privada no parece una decisión egoísta.

SALUD

Aquí podría escribir un tratado. Hablemos por ejemplo de la vacunación infantil. Se ha desplomado en este sexenio. O del tamiz neonatal ampliado, que se dejó de hacer en las instituciones públicas de salud. O la lentitud al inicio de la vacunación COVID, donde se dio prioridad a los Servidores de la Nación sobre el personal de salud privado. Faltan tratamientos para el cáncer en el IMSS. Una niña murió prensada en un elevador del IMSS. Veinte personas murieron por heparina sódica contaminada en el hospital de PEMEX. México ha bajado cuatro años su expectativa de vida este sexenio, y no ha sido parejo. Se ha cargado más hacia las personas que menos recursos tienen.

¿Fue egoísta, mantenedora de privilegios, insensible a la realidad de los pobres, la persona que votó en contra de esa realidad? En absoluto. Al revés.

Ese “fifí aspiracionista” en su burbuja no tiene una afectación tan directa por esta situación. Los que tienen dinero siguen pagando el tamiz para sus hijos recién nacidos, mismos que reciben cuadro completo de vacunación a medida que crecen. Miles y miles de mexicanos se fueron a vacunar contra el COVID a Estados Unidos en lo que en México se ponían de acuerdo. En el hospital público no hay quimios, pero en el privado y en Houston sí que hay. Este rico en su burbuja tiene seguro privado de gastos médicos mayores y dinero para volar al extranjero cuando en México la COFEPRIS ponga trabas a la distribución de un medicamento. No es al de clase media alta al que perjudica que la salud pública esté empeorando. Es al de menos recursos, que depende de la seguridad social, al que le quieren ver la cara con una megafarmacia que ha surtido menos medicinas desde que se inauguró que la Farmacia Lupita de Teopisca, Chiapas en una mañana tranquila. Votar por una mejor salud pública cuando tú tienes acceso a salud privada no parece una decisión egoísta.

METRO EN CDMX

Nunca ha muerto tanta gente en el Metro como en el periodo de la Calca. Por supuesto que tenemos en mente como caso más emblemático el de la caída de la Línea 12. Pero tendemos a olvidar a Yaretzi, estudiante de la UNAM de 18 años, que murió prensada por un choque en la Línea 3 (tan combativos nuestros estudiantes de la UNAM pero en el caso de la muerte de una de las suyas como que no combatieron tanto. Qué raro). O a la vigilante que murió en el incendio del Centro de Control. O a la persona que murió adentro de una estación y simplemente lo fueron a tirar a la calle afuera. El servicio se deteriora a pasos agigantados. Incendios, inundaciones, retrasos, inseguridad, escaleras mecánicas inservibles en la interminable Línea 7… todo eso es el día a día de quien usa el Metro en CDMX.

¿Fue egoísta, mantenedora de privilegios, insensible a la realidad de los pobres, la persona que votó en contra de esa realidad? En absoluto. Al revés.

Ese “fifí aspiracionista” en su burbuja no tiene una afectación tan directa por esta situación. Ninguno de ellos habría muerto en el Metro rumbo a Tláhuac porque tienen autos y no suelen ir hacia Tláhuac al menos que pierdan una apuesta. Lo que pase en el transporte público podría importarles muy poco. Es una realidad ajena a ellos. No es al de clase media alta al que perjudica que el transporte público sea tan deficiente que tengan que desalojar frecuentemente estaciones con conatos de incendio y transportar a la gente en camiones que son todavía más sardina que los vagones del Metro. Es al de menos recursos, que no tiene otra alternativa que utilizar lo que hay. Votar por un mejor transporte público cuando tú tienes acceso a transporte privado no parece una decisión egoísta.

FINANZAS PERSONALES

En el sexenio de AMLO hubo un endeudamiento que se fue acelerando. La inversión extranjera directa nueva va en picada. La inflación subió, el déficit público se ha vuelto estructural, el pago de intereses por la deuda es mayor que el gasto en salud pública, PEMEX es una bomba de tiempo y en la última semana además el tipo de cambio subió alrededor de 10%. La gente que menos recursos tiene no cuenta con herramientas en donde pueda invertir sus pocos ahorros con la garantía de tener una tasa real positiva, no puede abrir cuentas en bancos en el extranjero ni cuentan con el apoyo de esos tipos raros que se llaman asesores financieros para que les puedan ayudar a manejarse dentro de este escenario. Su único ahorro para el retiro está dentro de una AFORE a la que el gobierno está cada vez más interesado en hincarle el diente y utilizarla para financiar los proyectos insignia, de los cuales el AIFA ha perdido carretadas de dinero, MEXICANA ha perdido carretadas de dinero, Dos Bocas ha perdido carretadas de dinero y el Tren Maya ha perdido carretadas de dinero.

¿Fue egoísta, mantenedora de privilegios, insensible a la realidad de los pobres, la persona que votó en contra de esa realidad? En absoluto.

Ese “fifí aspiracionista” en su burbuja no tiene una afectación tan directa por esta situación. Ninguno de ellos depende de su AFORE para poder retirarse. A diferencia de quienes todo lo que tienen a su nombre es una AFORE sobre la que no tienen ningún poder de decisión, estos ricos pueden simplemente darle instrucciones a sus bancos para que no inviertan sus recursos en esos elefantes blancos. Tienen además acceso a inversiones en México que garanticen tasas reales positivas (como los UDIBONOS), y docenas de bancos en San Diego, Houston o Miami están a pocas horas por tierra o avión listos para recibir fondos de mexicanos que quieran invertir en países desarrollados. No es el de clase media alta quien no tiene opciones para sortear una crisis macroeconómica. Es el de menos recursos, que no tiene otra alternativa que acatar lo que el gobierno decida. Votar por un mejor manejo de las finanzas públicas cuando tú tienes acceso a alternativas privadas para mitigar ese riesgo no parece una decisión egoísta.

En resumen, resulta que un buen número de quienes votaron en contra del deterioro de la educación pública, la salud pública, el transporte público y las finanzas públicas es a quienes menos le afecta, quienes no las usan, quienes tienen alternativas. Y ahora resulta que además se tienen que fletar a esos opinadores profesionales que andan pontificando en redes en contra de quien quiso lo mejor para todos, aunque no le beneficiara tanto directamente.

El deterioro en los cuatro puntos que menciono, y muchos otros como la transparencia, división de poderes, pérdida de federalismo, ataque a organismos autónomos, atención de desastres naturales, seguridad pública o militarización es real. Los números ahí están. Quienes lo detectamos tenemos razón, aunque no seamos mayoría. Quienes concluimos que dado los candidatos que había el mejor antídoto era Xóchitl tuvimos razón, aunque no seamos mayoría.

En los años siguientes, cuando el deterioro continúe, los que más lo van a sufrir no van a ser a los que hoy acusan de vivir en la burbuja. Van a ser los que menos tienen.

No habrá ya normalidad democrática para revertirlo. Ese barco ya zarpó y se hundió el 2 de junio.

Pero quedará la satisfacción de haber votado por la mejor alternativa existente, a pesar de que muchos de esos beneficios no eran directamente para nosotros.